Este caso se ha convertido en el centro de atención de la prensa rosa peruana, no solo por la finalización de un romance mediático, sino por las crudas revelaciones que exponen las grietas emocionales de una familia ensamblada que nunca logró encontrar el equilibrio.
La historia de Samahara y Bryan, que alguna vez fue presentada como una unión sólida a pesar de las controversias familiares con Melissa Klug, ha terminado de la peor manera posible: entre audios filtrados, acusaciones cruzadas de infidelidad y el rechazo hacia los hijos de relaciones pasadas.

Samahara Lobatón, quien acaba de cumplir 23 años, se encuentra nuevamente en una posición de vulnerabilidad mediática al asumir la crianza de sus tres hijos en solitario, tras anunciar que el motivo de la separación fue una supuesta deslealtad por parte del salsero.
Sin embargo, la versión de Bryan Torres es diametralmente opuesta y apunta a un problema mucho más profundo y delicado: la aparente incapacidad de Samahara para convivir o aceptar a la hija mayor del cantante, Galeana.
Según las recientes declaraciones del músico, la convivencia se volvió insostenible debido a que la hija de Abel Lobatón mostraba una constante incomodidad cada vez que él decidía priorizar tiempo de calidad con su primogénita.
La filtración de una acalorada discusión ha servido como prueba irrefutable de este conflicto, donde se escucha a Bryan evidenciar que Samahara se molestó porque él no la acompañó a una cita médica del pequeño Asael para un cambio de leche.
En dicho audio, Bryan Torres defiende su postura con firmeza, explicando que ya tenía un compromiso previo con su hija mayor y que no estaba dispuesto a mentirle a la niña para satisfacer las demandas de Samahara.
“Mi hija ya está grande, se da cuenta… yo no le voy a decir a mi hija la mayor: sabes que no puedo ir a verte. No tengo que ir a verla, ya le dije a ella”, se escucha decir al salsero en un tono que denota agotamiento ante lo que él percibe como una falta de empatía.

Bryan también subrayó que Samahara no se encontraba desamparada para realizar el trámite médico, ya que cuenta con el apoyo constante de dos nanas en su hogar, por lo que su exigencia de compañía era interpretada como un deseo de control.
Por su parte, la reacción de Samahara Lobatón ante las acusaciones de no “pasar” a la hija de su ahora ex pareja no se hizo esperar, aunque su defensa fue interpretada por muchos como fría y distante.
Durante una transmisión en vivo, la influencer explotó ante los cuestionamientos de los usuarios, asegurando que el hecho de no hablar de la menor no significa que no la quiera, sino que prefiere marcar una línea divisoria clara.
“Simplemente no voy a hablar de ella porque no es mi hija y yo hablo de mis hijos y de mi familia. No quiero tener un problema más adelante”, sentenció Samahara con un tono que muchos calificaron de defensivo y poco afectuoso.
Para los analistas de espectáculos, esta declaración solo confirma que entre Samahara y la hija de Bryan existía una brecha insalvable que terminó por desgastar el vínculo amoroso hasta su ruptura definitiva.
La situación se torna aún más compleja con el uso que Samahara está haciendo de sus redes sociales, especialmente en TikTok, donde ha compartido audios cargados de melancolía y reflexiones sobre el desamor.
Acompañada de una fotografía de sus tres hijos, la joven madre expresó su anhelo de que nadie más vuelva a romperle el corazón y de encontrar un amor que no la haga dudar ni sentir soledad en medio de una relación.
Este comportamiento es visto por la crítica como un intento de victimización frente a la versión de Bryan, quien insiste en que el problema central fue el rechazo hacia su propia sangre.
Es importante recordar que Samahara Lobatón ha vivido una serie de relaciones públicas marcadas por el conflicto y la inestabilidad, lo que ha generado una ola de críticas sobre su madurez emocional a tan corta edad.

La relación con Bryan Torres parecía ser su oportunidad de estabilidad, especialmente tras el nacimiento de su último hijo, pero las diferencias sobre la crianza de los hijos de ambos lados resultaron ser un obstáculo insuperable.
Bryan ha sido enfático al decir que su amor por sus hijas no es negociable y que cualquier pareja que esté a su lado debe entender que su primogénita siempre tendrá un lugar prioritario en su agenda y en su corazón.
“Oye, la gente sabe cómo amo a mis hijas y yo no voy a dejar pasar esas cosas”, afirmó el cantante, dejando en claro que prefiere la soltería antes que estar con alguien que no acepte su rol como padre presente.
Este enfrentamiento mediático deja en evidencia una de las realidades más difíciles de las familias ensambladas: la competencia por el tiempo y el afecto entre los hijos biológicos y los hijos de la pareja actual.
Samahara parece haber olvidado que conoció a Bryan cuando él ya era padre de una niña grande, y su aparente molestia ante la dedicación de él hacia su hija mayor ha sido calificada como un acto de inmadurez por gran parte del público.
La ruptura deja a tres niños en medio de una batalla de declaraciones que difícilmente terminará pronto, dado el historial de ambas personalidades de llevar sus conflictos al plano de la televisión y las redes sociales.
Bryan Torres concluyó sus descargos pidiendo a los seguidores que le pregunten directamente a Samahara por qué le molestaba tanto que él cumpliera con sus citas programadas con su hija Galeana.
Mientras tanto, Samahara continúa refugiándose en su círculo íntimo y en su rol de madre, aunque la sombra de la infidelidad que ella misma denunció sigue planeando sobre la figura de Bryan sin pruebas contundentes hasta el momento.
Este reporte periodístico subraya que, en el mundo de la farándula peruana, las relaciones no solo se rompen por falta de amor, sino por la incapacidad de integrar el pasado de cada uno en un proyecto de vida compartido.
La lección que deja este caso es la importancia de la salud mental y la madurez antes de embarcarse en relaciones con hijos de por medio, donde las prioridades parentales deben ser respetadas sin generar celos o conflictos internos.
Samahara Lobatón y Bryan Torres cierran así un capítulo lleno de altibajos, dejando una estela de resentimiento que seguramente alimentará los programas de espectáculos durante las próximas semanas.