La República Dominicana aún se recupera del impacto de la trágica muerte de Rubby Pérez, el icónico merenguero que falleció hace apenas ocho días en un accidente devastador en la discoteca Jetset.
La noche del colapso del techo del establecimiento, Misael, el pianista de Rubby, vivió una experiencia que lo marcó para siempre.
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Su relato no solo es un testimonio de supervivencia, sino también una advertencia sobre las señales que a menudo ignoramos.
Misael describe su experiencia como un “milagro de Dios”.
Antes de la tragedia, recibió tres advertencias que lo prepararon para lo que estaba por venir.
La primera señal ocurrió durante un evento cristiano donde, al final de su actuación, una mujer profetiza se levantó y pidió oración por él, advirtiendo sobre un posible accidente.
Aunque nadie conocía su vida como músico nocturno, la mujer captó una verdad que lo heló.
La segunda advertencia llegó durante una prédica en la iglesia.
El pastor, sin saber que Misael había estado en una fiesta la noche anterior, proclamó que “vienen días oscuros” y que habría muchas muertes.
Esta declaración lo dejó inquieto y consciente de que algo grave se aproximaba.
La tercera y última advertencia fue el día de la tragedia.
Misael sintió un impulso inexplicable que lo llevó a asistir a un evento espiritual, donde el pastor lo abrazó y oró por su protección.
Este momento se convirtió en su última alerta.
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Al llegar a casa, cubrió a su familia con oración, sintiendo que algo ominoso se acercaba.
El lunes, Misael se preparó para tocar con Rubby Pérez en la discoteca Jetset.
Desde que se levantó, sintió una extraña pesadez que lo acompañaba.
A pesar de sus sentimientos inquietantes, se dirigió al club.
Al llegar, notó que el ambiente era diferente; había una presión en el aire que no podía ignorar.
Mientras tocaban, Misael comenzó a notar pequeñas señales de peligro: polvo cayendo del techo y una lona azul que se inflaba de manera sospechosa.
Su instinto le decía que algo no estaba bien.
En un momento crucial, se movió para ajustar su iPad, lo que lo salvó de estar justo debajo de la viga que colapsó.
El sonido del techo cayendo fue ensordecedor.
Misael recuerda que todo se volvió polvo y oscuridad.
Los gritos de las personas atrapadas resonaban en sus oídos mientras él luchaba por entender lo que estaba sucediendo.

En medio del caos, pensó en su hijo enfermo que había dejado en casa.
La necesidad de sobrevivir se apoderó de él.
A pesar de sus esfuerzos por ayudar a otros, la puerta de emergencia estaba cerrada con candado.
Misael y otros sobrevivientes comenzaron a golpearla desesperadamente, buscando una salida.
Finalmente, lograron abrirla y salir al exterior, pero lo que encontraron fue un nuevo infierno.
Una vez fuera, Misael se dio cuenta de la magnitud de la tragedia.
Gente corría, sirenas sonaban, y el caos reinaba.
Mientras trataba de procesar lo que había sucedido, se encontró con la hija de Rubby, Sulinka, quien estaba llena de polvo y desesperación.
Su mirada reflejaba el horror de haber perdido a su padre.
Misael se sintió abrumado por la culpa y la impotencia.
Se preguntaba por qué había sobrevivido y no Rubby.
“¿Por qué él y no yo?”, se cuestionaba mientras el dolor de la pérdida lo consumía.

La conexión emocional entre Misael y Rubby era profunda; no solo era su pianista, sino también su amigo y colega.
A medida que los días pasaron, Misael se encontró lidiando con una mezcla de emociones: gratitud por haber sobrevivido, pero también un profundo dolor por la pérdida de su amigo.
Reflexionaba sobre las advertencias que había recibido y cómo, a pesar de estar preparado, no pudo salvar a Rubby ni a otros.
Su historia va más allá de una simple tragedia; es un llamado a la atención sobre la importancia de escuchar las señales que la vida nos presenta.
“Nada de esto fue casualidad”, afirma Misael.
Las advertencias estaban ahí, y aunque él no pudo evitar la tragedia, su experiencia puede servir como un recordatorio para otros.
Misael concluye su testimonio con un mensaje de esperanza y resiliencia.
Aunque la pérdida de Rubby Pérez es devastadora, su legado vivirá a través de su música y en los corazones de quienes lo amaron.
La comunidad musical de la República Dominicana se unió en duelo, recordando a un ícono que dejó una huella imborrable.
El testimonio de Misael es un recordatorio de que la vida es frágil y que debemos valorar cada momento.
“Si esta historia te tocó el alma, suscríbete al canal y activa la campanita”, invita, instando a otros a reflexionar sobre lo que significa realmente vivir.
La tragedia en la discoteca Jetset no solo se llevó vidas, sino que también dejó una lección profunda sobre la importancia de escuchar nuestras intuiciones y de estar atentos a las señales.
Misael, a través de su experiencia, nos recuerda que el amor y la amistad perduran, incluso en los momentos más oscuros.
La historia de Rubby Pérez y su legado seguirán vivos en la memoria de quienes lo conocieron y amaron.
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