¡¡EN PEDAClTOS!! Así dejaron a “El Koki” de la gente de Iván, en Culiacán, Sinaloa

El hallazgo del cuerpo desmembrado de un presunto integrante del crimen organizado ha causado terror e incertidumbre entre los habitantes de Culiacán, Sinaloa.

“El Koki”, supuestamente ligado al círculo cercano de Iván Archivaldo Guzmán, fue encontrado brutalmente asesinado, en lo que parece ser un mensaje directo en la violenta guerra interna que azota a los cárteles sinaloenses.

Los primeros informes indican que los restos humanos fueron localizados en la madrugada del viernes, abandonados en bolsas negras y con visibles señales de tortura.

El cuerpo, completamente descuartizado, fue dejado en una zona transitada de la colonia Loma de Rodriguera, al norte de Culiacán, lo que provocó una fuerte movilización de fuerzas policiacas y militares.

Vecinos de la zona informaron que escucharon varios vehículos llegar alrededor de las 3 de la mañana.

Minutos después, las bolsas fueron arrojadas sobre la banqueta frente a una tienda cerrada.

Lo que más llamó la atención fue un cartel dejado junto a los restos, en el que se leía claramente: “Esto le pasa a los traidores y chapulines.

Atentamente, la gente de Iván”.

La escena fue asegurada por elementos de la Policía Estatal Preventiva y de la Guardia Nacional, quienes acordonaron el área para permitir que los peritos de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa llevaran a cabo las labores correspondientes.

Las autoridades aún no confirman oficialmente la identidad del sujeto, pero fuentes cercanas al caso afirman que se trata de Jesús Adrián N, alias “El Koki”, un joven de aproximadamente 28 años de edad, conocido por ser parte del círculo de operadores delictivos de alto nivel.

La brutalidad del asesinato ha reavivado los rumores sobre una purga interna dentro del grupo de “Los Chapitos”, encabezado por los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Se especula que “El Koki” pudo haber sido acusado de filtrar información o de actuar por cuenta propia en operaciones que no contaban con el visto bueno de Iván Archivaldo, el hijo mayor de “El Chapo” y considerado uno de los principales líderes del cártel de Sinaloa.

Expertos en seguridad han señalado que este tipo de ejecuciones, sumamente violentas y públicas, forman parte de una estrategia de terror para consolidar el control territorial y eliminar cualquier indicio de deslealtad.

“Lo que estamos viendo es una muestra clara de que hay una lucha de poder dentro del mismo cártel, y los mensajes son contundentes.

No se trata solamente de eliminar al enemigo, sino de enviar un aviso que siembren miedo en cualquiera que piense en desafiar a los jefes”, explicó un analista que prefirió mantenerse en el anonimato por seguridad.

No es la primera vez que aparecen cuerpos desmembrados en Culiacán en el contexto de una guerra entre facciones.

Tan solo en el último año se han documentado al menos una decena de casos similares, la mayoría de ellos vinculados a disputas internas por rutas de tráfico, dinero, traiciones o vínculos con autoridades.

Mientras tanto, la población de Culiacán vive atrapada en una realidad marcada por el miedo y la incertidumbre.

Las autoridades locales han evitado dar declaraciones públicas sobre el caso, y los vecinos temen hablar por temor a represalias.

En redes sociales, las imágenes del cuerpo desmembrado comenzaron a circular pocas horas después del hallazgo, lo que incrementó aún más la conmoción.

Familiares de “El Koki” han sido contactados por la Fiscalía para realizar pruebas de ADN y confirmar plenamente su identidad.

Trascendió que el joven ya había sido detenido en una ocasión anterior por delitos relacionados con el tráfico de drogas, pero había salido libre meses después, presuntamente gracias a sus conexiones dentro del grupo de “Los Chapitos”.

El asesinato de “El Koki” ha provocado un aumento de la tensión entre los distintos grupos armados que operan en Sinaloa.

Algunos temen que este hecho desate una nueva ola de enfrentamientos, ajusticiamientos y desapariciones forzadas, como ha ocurrido en episodios pasados de violencia interna en la región.

Por su parte, el Gobierno del Estado de Sinaloa ha asegurado que se reforzará la presencia de elementos de seguridad en las zonas con mayor incidencia delictiva, aunque los ciudadanos no confían plenamente en estas promesas.

“Cada que matan a alguien así, vienen, se pasean unos días y se van.

Pero la violencia sigue, y nosotros somos los que vivimos con el miedo de que cualquier día nos toque a nosotros o a alguien de nuestra familia”, declaró un comerciante de la zona que pidió no ser identificado.

El silencio oficial contrasta con la crudeza de los hechos.

“El Koki” no era una figura pública, pero dentro del bajo mundo del crimen organizado era ampliamente conocido por su carácter impulsivo y su cercanía con Iván Archivaldo.

Su muerte, en esas condiciones, ha sido interpretada como un mensaje claro: nadie está por encima del mando, y las traiciones no se perdonan.

Hasta el momento, no se ha reportado la detención de ninguna persona relacionada con el crimen.

Las investigaciones continúan, aunque muchos en Sinaloa saben que, en estos casos, la impunidad suele ser la norma.

Así, entre calles silenciadas por el miedo y cuerpos mutilados que hablan por sí mismos, Culiacán sigue siendo testigo de una violencia sin tregua, donde los códigos del narco dictan quién vive y quién muere.