El día que CHINA masacró a su PUEBLO en la MATANZA de Tiananmen

El 4 de junio de 1989 quedó grabado en la historia como uno de los episodios más oscuros del siglo XX.

En la vasta Plaza de Tiananmen, en el corazón de Pekín, miles de estudiantes y ciudadanos chinos que pedían libertad de expresión, reformas democráticas y el fin de la corrupción fueron brutalmente reprimidos por el propio ejército de su país.

Aquella jornada, conocida desde entonces como la masacre de Tiananmen, reveló ante el mundo la cara más dura del régimen comunista y dejó imágenes imborrables, como la del hombre que se plantó solo frente a una columna de tanques, símbolo eterno de la resistencia y del valor individual ante el poder absoluto.

La masacre de Tiananmen, una matanza silenciada en China 30 años después

Para comprender cómo se llegó a ese punto, es necesario retroceder algunas décadas.

Tras la caída del imperio chino y años de inestabilidad, el Partido Comunista llegó al poder el 1 de octubre de 1949 bajo el liderazgo de Mao Zedong.

Durante sus primeros años, China experimentó profundas transformaciones sociales: se aplicaron reformas agrarias, se nacionalizaron industrias y se instauró un sistema que prometía igualdad, pero que pronto se tornó opresivo.

A finales de los años cincuenta, el país sufrió una devastadora hambruna como consecuencia del llamado “Gran Salto Adelante”, una campaña económica fallida que costó millones de vidas.

La Revolución Cultural, iniciada en 1966, agravó la situación: intelectuales fueron perseguidos, templos destruidos y la libertad de pensamiento prácticamente eliminada.

 

Tras la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping asumió el poder e impulsó una apertura económica.

China comenzó a modernizarse, atrayendo inversiones y conectándose con el exterior.

Sin embargo, este progreso material no vino acompañado de libertades políticas.

La censura seguía siendo estricta, el partido único mantenía el control total y la corrupción entre los altos funcionarios crecía.

Los jóvenes universitarios, muchos de ellos influenciados por las ideas democráticas occidentales, comenzaron a cuestionar el sistema.

Querían una China más abierta, justa y participativa.

Informe semanal - La matanza de Tiananmen

El detonante de las protestas fue la muerte de Hu Yaobang, ex secretario general del Partido Comunista, el 15 de abril de 1989.

Hu había sido destituido dos años antes por apoyar reformas liberales y mostrarse comprensivo con las demandas estudiantiles.

Su fallecimiento despertó una ola de indignación y tristeza.

Miles de estudiantes salieron a las calles de Pekín para rendirle homenaje, pero pronto aquellas concentraciones se transformaron en un movimiento político de gran magnitud.

Los manifestantes se congregaron en la Plaza de Tiananmen, símbolo del poder chino, exigiendo diálogo con el gobierno, elecciones libres, transparencia y fin de la corrupción.

 

Inspirados por los vientos de cambio que soplaban en Europa del Este —donde el Muro de Berlín estaba a punto de caer y la Unión Soviética impulsaba la perestroika—, los jóvenes creían que un futuro diferente era posible.

Durante semanas, miles de estudiantes, trabajadores e intelectuales acamparon en la plaza.

Organizaron huelgas de hambre, cantaron himnos y levantaron la “Diosa de la Democracia”, una estatua de yeso que miraba desafiante hacia el retrato de Mao Zedong.

Las manifestaciones se extendieron por todo el país, despertando la simpatía de millones de ciudadanos.

 

El gobierno, liderado entonces por Deng Xiaoping y el primer ministro Li Peng, observaba con creciente preocupación.

Las fotografías de la matanza en la plaza de Tiananmen China | Noticias  Univision | Univision
Aunque en un principio algunos dirigentes intentaron dialogar con los manifestantes, pronto quedó claro que no estaban dispuestos a ceder.

Las conversaciones se rompieron y el 20 de mayo se declaró la ley marcial en Pekín.

Miles de soldados del Ejército de Liberación Popular fueron enviados a la capital con la orden de despejar la plaza “a cualquier costo”.

 

Durante los días siguientes, la tensión aumentó.

Los ciudadanos construyeron barricadas para impedir el avance de los tanques.

La noche del 3 de junio, el ejército inició su ofensiva.

Primero usaron gases lacrimógenos, pero cuando los manifestantes respondieron con piedras y fuego, los soldados abrieron fuego real.

La matanza fue brutal. Los tanques avanzaron aplastando tiendas de campaña, bicicletas y cuerpos humanos.

Los disparos resonaban por toda la ciudad mientras la población intentaba rescatar a los heridos.

Madres desesperadas buscaban a sus hijos entre el humo y la sangre.

 

En la madrugada del 4 de junio, la represión alcanzó su punto más alto.

Cientos, quizás miles, murieron bajo las balas.

Aunque el gobierno chino habló oficialmente de 241 muertos, testigos y organizaciones internacionales sostienen que las víctimas podrían haber sido entre 2.000 y 10.000.

La Cruz Roja china reportó inicialmente más de 2.600 fallecidos antes de que se le prohibiera divulgar más información.

La cifra exacta sigue siendo un secreto de Estado.

30 años de la icónica foto de la matanza de Tiananmen China

Al día siguiente, el mundo entero observó atónito una imagen que se convertiría en símbolo universal: un hombre con dos bolsas de compras bloqueando el paso de una columna de tanques.

“El hombre del tanque”, cuya identidad nunca fue revelada, permaneció inmóvil ante el poder militar, recordando que la valentía individual puede desafiar incluso al régimen más implacable.

Algunos testigos aseguran que fue arrestado y ejecutado poco después; otros creen que logró escapar.

Su destino sigue siendo un misterio, pero su gesto se transformó en un ícono de resistencia civil.

 

Tras la masacre, el gobierno lanzó una feroz campaña de persecución.

Más de 1.600 personas fueron arrestadas; muchos líderes estudiantiles fueron encarcelados o tuvieron que exiliarse.

Intelectuales como Liu Xiaobo —quien luego recibiría el Premio Nobel de la Paz en 2010— fueron censurados y condenados por “subversión”.

Los medios de comunicación recibieron la orden de difundir solo la versión oficial: que el ejército había “restaurado el orden”.

Toda mención del 4 de junio fue eliminada de libros, películas y periódicos.

Hasta hoy, en China, hablar de Tiananmen sigue siendo un tabú castigado con prisión.

Masacre de la Plaza de Tiananmén - Zenda

A pesar de los intentos del gobierno por borrar la memoria de aquel día, el mundo no olvidó.

En Hong Kong, cada 4 de junio, miles de personas encendían velas en memoria de las víctimas, aunque en los últimos años también estas conmemoraciones han sido prohibidas.

La imagen del “hombre del tanque” sigue recordando que el deseo de libertad no puede ser aplastado del todo, por más tanques o censura que se impongan.

 

Más de tres décadas después, la masacre de Tiananmen continúa siendo una herida abierta.

Fue la demostración más brutal de cómo un gobierno puede volverse contra su propio pueblo para mantener el poder.

Sin embargo, también dejó una lección imborrable: que la dignidad humana puede resistir incluso ante la represión más despiadada.

Aquel joven desconocido que enfrentó a los tanques, y los miles de estudiantes que dieron su vida por la libertad, siguen siendo el símbolo de una lucha que no terminó, una lucha que recuerda al mundo que callar ante la injusticia es permitir que se repita.

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