Roberto Antonio Pérez Herreras, conocido mundialmente como Ruby Pérez, es una de las voces más emblemáticas del merengue dominicano.
Su carrera musical, marcada por éxitos inolvidables, también estuvo llena de desafíos personales y profesionales que pocos conocen.
Desde sus humildes inicios en República Dominicana, pasando por momentos difíciles en Venezuela y Estados Unidos, hasta su consolidación como un ícono del género, la vida de Ruby Pérez es un testimonio de perseverancia, talento y humanidad.
Ruby Pérez nació el 8 de marzo de 1956 en Jaina, República Dominicana.
Desde niño soñó con ser pelotero, pero un grave accidente a los 15 años le fracturó la pierna y truncó esa ilusión.
Durante su recuperación en el hospital Darío Contreras, comenzó a cantar para animar a otros pacientes, mostrando desde temprano su pasión por la música.
Su carrera profesional inició a los 21 años con la orquesta Los Pitágoras del Ritmo, donde grabó su primer tema, “Adelita”.
Posteriormente, formó parte de los Juveniles de Baní y luego de Los Hijos del Rey, agrupación donde sustituyó a Raúl Rosendo.
Fue en esta etapa donde comenzó a ganar reconocimiento nacional e internacional, participando en festivales y programas de televisión, y mostrando un estilo vocal único que lo distinguiría para siempre.
Uno de los momentos clave en la carrera de Ruby fue su ingreso a la orquesta de Wilfrido Vargas, donde sustituyó a Jorge Villamán.
Con esta agrupación, Ruby grabó éxitos como “El Africano” y su tema más famoso, “Volveré”, que catapultó su carrera a nivel internacional.
Sin embargo, su relación con Wilfrido tuvo altibajos.
En una anécdota reveladora, Ruby cuenta que un día pidió permiso para ir a cenar durante una larga sesión de grabación, y Wilfrido le dio la libertad de irse, lo que Ruby interpretó como un despido.
Esta situación marcó un antes y un después, ya que poco después formó su propia agrupación con el apoyo del empresario Bienvenido Rodríguez.
En 1986, Ruby Pérez lanzó su propia orquesta, cosechando éxitos con temas como “Cobarde, cobarde”, “Contigo de color de rosa” y el superéxito “Buscando tus pesos”.
Su música conquistó especialmente a Venezuela, donde en 1988 ganó disco de oro gracias a la gran aceptación de su primer álbum.
Durante su estadía en Venezuela, Ruby vivió una etapa tanto profesional como personalmente intensa.
Se enamoró profundamente de una Miss Universo venezolana, pero la relación terminó de manera dolorosa.
La madre de la Miss cayó enferma de cáncer, y Ruby asumió los costos del tratamiento, demostrando su nobleza y generosidad.
Sin embargo, cuando la pareja vio que Ruby enfrentaba dificultades económicas, ella decidió abandonarlo, dejándolo devastado.
Tras esa etapa en Venezuela, Ruby Pérez enfrentó un duro golpe profesional.
Su popularidad disminuyó y los contratos locales no le ofrecían los mismos ingresos que antes.
En los años 90, decidió radicarse temporalmente en Estados Unidos, donde vivió momentos de gran dificultad económica.
Ruby recuerda que en Nueva York se movía en un Honda Accord que a menudo se quedaba sin combustible, y tuvo que pedir prestado dinero a amigos para poder movilizarse.
Esta etapa fue una prueba dura para un artista acostumbrado a la fama y el éxito.
Sin embargo, gracias al apoyo de amigos y al empresario Juan Pablo Díaz de Toros Records, Ruby pudo grabar nuevos discos que lo ayudaron a recuperar su lugar en la escena musical.
Gracias a su perseverancia y talento, Ruby Pérez volvió a posicionarse con éxitos como “Tú vas a volar”, “Sobreviviré”, “Locamente enamorado”, “Tonto corazón” y “Hipocresía”.
Su estilo y carisma conquistaron a nuevas generaciones, manteniéndolo vigente durante décadas.
Además de su carrera musical, Ruby siempre fue reconocido por su humildad y valores personales.
A lo largo de su vida, procreó siete hijos y mantuvo una fuerte relación con su familia y amigos, quienes lo apoyaron en los momentos difíciles.
Existen varias versiones sobre el origen del nombre artístico “Ruby Pérez”.
Algunas fuentes indican que fue Fernando Villalona quien se lo puso, mientras que otras sostienen que fue su abuela cuando era niño.
La hipótesis más aceptada, según quienes estuvieron cerca en sus inicios, es que Aramis Camilo, conocido como “El de la Varita”, fue quien le dio ese nombre durante su etapa con Los Pitágoras del Ritmo y los Juveniles de Baní.
Otra curiosidad es que Ruby Pérez y Miguelito, cantante también de Wilfrido Vargas, compartían no solo la tesitura vocal sino que ambos tenían una cojera en la misma pierna, un detalle que llamó la atención de muchos seguidores.
El 8 de abril de 2025, Ruby Pérez falleció repentinamente tras un colapso mientras amenizaba una fiesta en la discoteca Elé en Santo Domingo.
Su partida conmocionó al mundo del merengue y a sus seguidores, que recuerdan con cariño su voz inconfundible y su entrega en el escenario.
Ruby Pérez dejó un legado musical invaluable, lleno de éxitos que aún suenan en las radios y en los corazones de quienes aman el merengue.
Su historia de lucha, amor, éxito y adversidad es un ejemplo inspirador para artistas y amantes de la música en todo el mundo.
La vida de Ruby Pérez nos muestra que detrás de la fama y el brillo del éxito hay historias humanas llenas de sacrificios y desafíos.
Su paso por Venezuela y Estados Unidos evidenció que incluso los grandes artistas enfrentan momentos difíciles, pero con talento, perseverancia y apoyo, pueden superar las adversidades.
Ruby Pérez no solo fue un gran cantante, sino también un ser humano noble que dejó una huella imborrable en la música latina.
Su historia merece ser contada y recordada, no solo por sus canciones, sino por la persona que fue y el ejemplo que dejó para futuras generaciones.