😱 Luke Dimyan Confiesa: Interpretar a Judas Casi Me Rompe por Dentro

😱 Luke Dimyan Confiesa: Interpretar a Judas Casi Me Rompe por Dentro

¿Alguna vez te has preguntado qué pasa cuando un actor acepta ser el rostro de la traición más famosa de la historia? No estamos hablando de cualquier villano.

Hablamos de Judas Iscariote, el hombre que vendió a Jesús, y del actor que se atrevió a encarnarlo frente a millones.

Lo que nadie te contó es que ese papel casi lo destruye por dentro.

En este video, vas a descubrir cómo interpretar a Judas dejó marcas profundas, provocó crisis espirituales, desató un trauma que no terminó cuando se apagaron las cámaras y lo llevó a su confesión más brutal.

Si crees que conoces The Chosen, espera a escuchar esto.

Dale al like, suscríbete y prepárate.

Lo que vas a ver no es una historia de ficción, es el precio real de tocar lo sagrado con el alma expuesta.

Me enfoqué en hacer a Judas lo más humano posible”: actor Luke Dimyan sobre  'The Chosen'

 

Luke Dimyan no era un actor más.

Se formó en un hogar cristiano, con la Biblia abierta en la mesa, culto dominical, disciplina y un sentido de misión.

Por eso, cuando su nombre apareció para encarnar a Judas en The Chosen, sintió una mezcla inmediata: el honor de integrarse a una de las series más influyentes de la fe y el peso de asumir el rostro universal de la traición.

Al principio, sonaba a regalo.

En las entrevistas, Luke irradiaba energía.

Decía que quería revelar la humanidad de Judas, no solo al traidor, sino al hombre desgarrado por dudas y dolor.

Nadie, sin embargo, le advirtió lo que ese rol iba a remover por dentro.

Rodaje tras rodaje, ya en la segunda temporada, empezaron las señales.

Llegaron los sueños, mejor dicho, pesadillas que repetían la entrega una y otra vez.

Lo más inquietante en ellos no era solo Judas, era él, Luke, entregando a Jesús.

Despertaba en pánico, empapado en sudor, con el corazón disparado y una culpa que se adhería como óxido, una carga que ni la oración parecía soltar.

El trabajo empezó a resentirse.

En la escena de Getsemaní, Luke se quebró.

No fue un recurso actoral, fue un derrumbe.

Lloró sin freno.

El equipo se paralizó.

El set quedó mudo y soltó una frase imposible de olvidar: “Esta culpa es mía”.

Allí no había personaje.

No era Judas en escena, era Luke aplastado por algo que no sabía nombrar.

How accurate is the portrayal of Judas in 'The Chosen'?

 

A partir de ese día, todo se torció.

Tomó distancia del elenco, en especial de Jonathan, el actor que hace de Jesús.

Decía que le costaba sostenerle la mirada por pura vergüenza.

Fuera de cámara, el peso de Judas parecía habérsele quedado pegado a la espalda.

La situación se salió de control; empezó a aislarse.

Faltó a eventos y entrevistas.

Quedó atrapado en un bucle de ansiedad e insomnio.

Él mismo lo reconoció: “Empecé a pensar si esta culpa no era el reflejo de algo que ya estaba dentro de mí”.

Un actor cristiano contando la historia de Jesús y sintiéndose indigno hasta para orar.

La carga fue tan dura que Dallas Jenkins, creador de la serie, decidió intervenir.

Llamó a terapeutas especializados en trauma espiritual y a consejeros cristianos.

Durante semanas, Luke pasó por sesiones intensas.

Al principio se resistió.

No quería admitir que hubiese algo espiritual en juego.

Poco a poco, sin embargo, algo cedió.

Y fue durante la filmación de la última cena, cuando ocurrió lo que él describe como imposible de explicar.

Dijo haber sentido una presencia, como si Jesús estuviera ahí, el Jesús real.

Lo que lo desarmó no fue un reproche, sino una compasión absoluta.

En ese instante, volvió el llanto, no de desesperación, sino de alivio, como si el cuerpo por fin soltara la culpa acumulada.

Luke entendió que su tarea no era pintar a Judas como un malvado de cartón, sino como un hombre frágil, alcanzado por la compasión de Cristo.

Pidió repetir escenas, buscando un Judas más humano, roto, tangible.

La decisión fue suya, de alguien que atravesó un infierno emocional y salió con otra lucidez.

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Mientras tanto, Jonathan Rumi, el rostro de Cristo en la serie, también compartió su experiencia.

No se trataba solo de forzar coincidencias.

Desde la audición, sintió un peso, una responsabilidad espiritual abrumadora.

Al pronunciar por primera vez las líneas de Jesús, percibió algo distinto.

La voz sonaba suya y a la vez más honda, cargada de gravedad.

Jonathan experimentó situaciones intensas en el set, desde ráfagas de viento inexplicables hasta momentos de profunda conexión espiritual.

Durante la filmación del sermón del monte, el viento cesó y se instaló un silencio reverente.

La gente quedó inmóvil, y sus palabras resonaron en lo profundo de los corazones de quienes estaban presentes.

Sin embargo, este nivel de entrega tuvo su costo.

Jonathan enfrentó conflictos internos, preguntas duras y luchas espirituales.

No era solo presión psicológica, parecía una alarma de aquello que no vemos.

Con efectos en el cuerpo, experimentó náuseas antes de secuencias clave y un cansancio que el descanso no curaba.

En una entrevista, admitió que hubo noches en las que rezó llorando: “Señor, si esto no es para tu gloria, sáname o sácame de aquí”.

Permaneció porque entendió que había un propósito mayor.

Aceptó ser instrumento y eso solo fue posible cuando se vació de sí.

Comenzó a ayunar entre jornadas y se levantaba antes que todos para orar.

Leía la escritura con hambre, no para memorizar parlamentos, sino para entrar en la mente de Jesús y sentir su corazón.

A medida que la serie avanzaba, ambos actores, Luke y Jonathan, comprendieron que su trabajo no era solo actuación, sino una exploración espiritual profunda.

La historia de Judas y Jesús no se limitaba a un relato bíblico; era un viaje emocional que resonaba en sus propias vidas.

La serie The Chosen no solo transformó la forma en que los espectadores ven a estos personajes, sino que también impactó la vida de quienes los interpretan.

Ambos actores aprendieron que, al tocar lo sagrado, no solo se enfrentan a sus personajes, sino a sus propias luchas internas y a la verdad de la fe.

How accurate is the portrayal of Judas in 'The Chosen?' - OSV News

 

La historia de Luke Dimyan y Jonathan Rumi nos recuerda que interpretar a figuras religiosas no es solo un reto actoral, es una responsabilidad espiritual.

La experiencia de cada uno de ellos demuestra que la actuación puede ser un medio para explorar la fe, la culpa, la compasión y la redención.

La pregunta que queda es: ¿qué significa para nosotros, como espectadores, el acto de ver y escuchar estas historias? The Chosen no es solo una serie; es un espejo que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y nuestras propias decisiones.

Nos recuerda que la verdad puede ser dolorosa, pero también puede llevar a la sanación y a la transformación.

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