💔🔥 De aliado a estorbo: la ruptura silenciosa que terminó con la desaparición del Che

😱📜 El héroe que se volvió incómodo: cómo el Che fue borrado del tablero revolucionario

 

Hablar de la “desaparición” del Che no significa afirmar que fue asesinado directamente por Fidel Castro.

¿Se deshizo Fidel Castro deliberadamente del Che Guevara?

La historia documentada es clara en un punto esencial: Ernesto Che Guevara fue capturado y ejecutado en Bolivia en 1967 por fuerzas bolivianas, con apoyo e inteligencia de la CIA.

Eso es un hecho histórico.

Pero la pregunta que incomoda no es quién apretó el gatillo, sino quién decidió dejarlo solo.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana, el Che y Fidel comenzaron a divergir ideológicamente.

Asi fue como Fidel Castro desapareció al che

Mientras Fidel consolidaba el poder del Estado cubano, negociaba con la Unión Soviética y construía un régimen centralizado, el Che empujaba una visión más radical, internacionalista y peligrosa incluso para sus aliados.

Para él, la revolución debía exportarse, aun a costa del equilibrio político.

Para Fidel, eso era una amenaza directa a la supervivencia de Cuba.

Ahí comienza la grieta.

El Che desaparece progresivamente de los actos públicos en La Habana.

Deja sus cargos, se despide en una carta que Fidel lee en voz alta y parte hacia el anonimato revolucionario.

Oficialmente, fue una decisión voluntaria.

Extraoficialmente, muchos historiadores sostienen que su salida fue una solución elegante a un problema incómodo.

El Che era demasiado radical, demasiado impredecible y demasiado famoso como para seguir dentro del sistema cubano sin desestabilizarlo.

Primero fue el Congo.

Una misión fallida, mal planificada y sin respaldo real.

El Che quedó aislado, sin apoyo logístico suficiente y con combatientes que no respondían a su liderazgo.

Ese fracaso fue una señal.

Al final, el Che vivió más que Fidel - Infobae

Cuando regresó brevemente a Cuba, no volvió al centro del poder.

Poco después, fue enviado a Bolivia, un escenario aún más hostil, sin apoyo popular, sin un partido comunista sólido y con una red de contactos prácticamente inexistente.

Aquí surge la acusación más dura: que Cuba, bajo el mando de Fidel, dejó de respaldar activamente al Che.

No hubo refuerzos, no hubo rescate, no hubo presión diplomática real cuando su situación se volvió insostenible.

Las comunicaciones eran escasas y la ayuda, mínima.

Para algunos analistas, no fue incompetencia: fue cálculo.

El Che, vivo o muerto, ya no encajaba en el proyecto cubano.

En Bolivia, el aislamiento fue total.

Rodeado, enfermo, con pocos hombres y sin apoyo local, el Che se convirtió en un objetivo fácil.

Su captura fue rápida y su ejecución, brutal.

Cuando la noticia llegó al mundo, Fidel lo convirtió en mártir.

Discursos, homenajes, consignas.

El Che muerto era mucho más útil que el Che vivo.

Como símbolo, unificaba; como dirigente activo, dividía.

Aquí es donde la palabra “desapareció” adquiere un sentido político, no literal.

Fidel Castro no ordenó su muerte, pero sí permitió que el Che caminara hacia ella sin red de protección.

En términos de poder, eso equivale a borrar a alguien del tablero.

No con una bala directa, sino con abandono estratégico.

La Revolución Cubana se quedó con la imagen del Che, pero no con su pensamiento completo.

Se exaltó al guerrillero romántico y se silenció al crítico del modelo soviético, al opositor del burocratismo y al hombre que cuestionaba los privilegios del poder revolucionario.

Esa versión del Che era peligrosa incluso después de muerto.

Con el tiempo, la figura de Fidel se consolidó como líder indiscutido, mientras el Che quedó congelado en posters, camisetas y consignas.

Nunca volvió a ser una voz activa dentro del proceso cubano.

Su legado fue cuidadosamente editado.

Eso, para muchos, es la verdadera desaparición.

Espectros cubanos del Che Guevara

No se trata de absolver a los enemigos externos ni de negar la responsabilidad directa de quienes lo ejecutaron.

Se trata de entender el contexto completo.

Las revoluciones no solo eliminan adversarios visibles, también se deshacen de los aliados incómodos.

Y el Che, con su radicalismo absoluto, terminó siendo uno de ellos.

Décadas después, esta interpretación sigue dividiendo opiniones.

Para algunos, es una traición imperdonable.

Para otros, una decisión fría pero necesaria para salvar a Cuba.

Lo cierto es que el Che murió solo, aislado y sin el respaldo que alguna vez tuvo.

Y eso no fue casualidad.

Así fue como Fidel Castro no “mató” al Che, pero sí permitió que desapareciera del escenario real para transformarlo en un mito manejable.

Un símbolo eterno, sin voz, sin crítica y sin capacidad de incomodar al poder que ayudó a crear.

Esa es la historia que aún duele contar.

 

 

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