La vida de Marta Socarrás es un testimonio conmovedor de fortaleza, fe y superación.
A sus 57 años, esta mujer colombiana ha roto el silencio para revelar una historia que conmocionó al mundo: la traición de su esposo, un reconocido periodista, y su lucha para reconstruir su vida tras enfrentar injusticias y adversidades que parecían insuperables.
Esta es la historia de una madre, empresaria y predicadora que transformó el dolor en un poderoso mensaje de esperanza para miles.
Marta Socarrás nació en Cali, Colombia, y desde joven mostró una profunda devoción por su familia y su fe.
Su pasión por el aprendizaje la llevó a Miami, Florida, donde estudió locución, radio y diseño de modas.
Como muchos latinos, Marta soñaba con el llamado sueño americano: prosperidad, oportunidades y un futuro mejor.
Inspirada por relatos de familiares y la cultura estadounidense, anhelaba una vida llena de éxito y estabilidad.
En Miami, Marta fundó una empresa de venta de equipos médicos que prosperó rápidamente, consolidándola como una ejecutiva respetada.
Paralelamente, su vida personal parecía perfecta: estaba casada con Mario Andrés Moreno, un periodista conocido, y juntos criaban a sus tres hijos.
Su matrimonio parecía estar cimentado en el amor y la fe, y la pareja donaba generosamente a su iglesia, apoyando proyectos solidarios.
Sin embargo, la vida le tenía reservado un golpe devastador.
En medio de su éxito y estabilidad, Marta fue acusada de fraude relacionado con su empresa.
A pesar de haber pasado auditorías previas sin problemas, una tercera investigación federal cambió todo.
En 1999, fue condenada y sentenciada a 24 meses de prisión.
La noticia fue un balde de agua fría para Marta, quien decidió enfrentar la situación con dignidad y fe, confiando en la misericordia de Dios.
Durante su tiempo en prisión, Marta descubrió que estaba embarazada.
Esta noticia, recibida con temor, se convirtió en una fuente inesperada de fortaleza.
A pesar de las circunstancias, decidió llevar el embarazo a término, dando a luz a su hijo Daniel mientras estaba esposada, dentro de la prisión.
Su fe y determinación la ayudaron a sobrellevar esos momentos difíciles, convirtiéndola en una figura protegida entre las internas.
Mientras Marta luchaba por su libertad y su familia, la realidad fuera de los muros penitenciarios se tornaba aún más dolorosa.
Su esposo, Mario Andrés Moreno, comenzó a distanciarse, alegando estrés y trabajo, pero Marta sospechaba que había algo más.
La verdad salió a la luz: Mario mantenía una relación secreta con Bárbara Bermudo, una famosa presentadora de televisión.
La traición quedó confirmada cuando Marta contrató a un detective privado que le entregó pruebas irrefutables, incluyendo fotografías de Mario besando a Bárbara mientras sostenía en brazos al bebé que Marta había dado a luz en prisión.
Esta imagen desgarradora simbolizaba la ruptura definitiva de su matrimonio y el abandono emocional que Marta sufrió en uno de los momentos más vulnerables de su vida.
Tras cumplir 20 meses de prisión, Marta fue liberada antes de tiempo gracias a su buen comportamiento.
Sin embargo, la libertad no significó el fin de sus problemas.
La relación entre su exesposo y Bárbara Bermudo se consolidaba, y Marta tuvo que enfrentar la batalla legal por la custodia de sus hijos.
Con determinación y apoyo, logró quedarse con la custodia de sus tres hijos, un triunfo significativo en medio de la adversidad.
Además, Marta consiguió la residencia en Estados Unidos, evitando la deportación que en algún momento temió.
A pesar de haber sido abandonada y traicionada, encontró la manera de reconstruir su vida, apoyándose en su fe y en su propósito de ayudar a otros.
Después de su liberación, Marta compartió su historia con el periodista Pablo Padula, quien publicó su testimonio en el libro *He Scams the Heart*.
Su relato no solo expone la traición y las dificultades que enfrentó, sino que también se ha convertido en una poderosa herramienta de evangelización y motivación para mujeres que atraviesan situaciones similares.
Marta se convirtió en ministra en la Iglesia Faith Auditorium Church en Pembroke Pines, Florida, dedicando su vida a visitar prisiones y llevar un mensaje de esperanza a quienes se sienten olvidados.
Produce y presenta programas radiales que se transmiten en todo Estados Unidos, y junto a la periodista Mirka de Llanos, ha formado un dúo que empodera a mujeres a través de conferencias y proyectos de apoyo.
El trabajo de Marta no ha pasado desapercibido.
Ha recibido varios reconocimientos, incluyendo el Woman of Impact Award en 2010, Woman of Excellence en 2011, Woman of Image en 2012 y Distinguished Hispanic Woman en 2013.
Su historia de resiliencia y fe inspira a miles, demostrando que incluso en las peores circunstancias es posible levantarse y encontrar un nuevo camino.
Marta ha hablado abiertamente sobre los desafíos que enfrentan sus hijos, especialmente en relación con la nueva esposa de su exesposo.
Su hija decidió a los 14 años dejar de visitar la casa de su padre debido a las humillaciones y los insultos constantes por parte de Bárbara Bermudo.
Este dolor familiar refleja las secuelas que la traición dejó en todos los miembros de la familia.
La relación de Mario Andrés Moreno y Bárbara Bermudo, iniciada mientras Marta estaba en prisión, se convirtió en un escándalo público que afectó las carreras de ambos.
Mario dejó Univisión en 2015 y Bárbara se retiró de Primer Impacto en 2017, en medio de rumores y controversias.
Aunque ambos presentan su relación como un plan divino, muchos cuestionan cómo pudo surgir la felicidad de una traición tan profunda.
La historia de Marta Socarrás es un poderoso recordatorio de que la vida puede poner a prueba nuestra fortaleza de maneras inimaginables, pero también que la fe, la resiliencia y el propósito pueden transformar el dolor en esperanza.
Marta ha demostrado que es posible levantarse después de la caída, reconstruir la vida y usar la experiencia para ayudar a otros.
Su testimonio sigue inspirando a mujeres y hombres que enfrentan adversidades similares, mostrando que incluso en la oscuridad más profunda, la luz puede brillar con fuerza.
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