Olga González, exesposa de Otto Padrón, reveló que perdió a su esposo debido a una relación emocional de él con Angélica Vale.

Una revelación inesperada ha sacudido el mundo del espectáculo. Olga González, exesposa de Otto Padrón, decidió romper un silencio que llevaba más de una década, exponiendo detalles que nadie imaginó.
Sus declaraciones no solo reabren una historia que muchos creían olvidada, sino que también colocan a Angélica Vale en el centro de una polémica que ha explotado en redes y medios.
Olga se grabó en un pequeño departamento con luz tenue, paredes vacías y un silencio pesado que parecía gritar más fuerte que cualquier palabra.
Sin maquillaje ni adornos, con los ojos hinchados y la voz quebrada, dijo con una mezcla de dolor y resignación: “Angélica Vale me lo quitó”. Esa frase marcó el inicio de un testimonio devastador que revela cómo perdió a Otto Padrón, su esposo, a manos de la famosa actriz.
Según Olga, todo comenzó en la noche de Año Nuevo de 2008. “Todavía éramos una familia”, contó, recordando cómo compartían comidas, risas y noches juntos. Pero aquella noche Otto asistió a un evento privado al que ella no fue invitada.
“Me dijo que era de trabajo y nunca dudé de él”, relató Olga. Esa fue la primera señal de un cambio que ella no pudo prever. “Ese día lo perdí, aunque todavía estaba casado conmigo”, confesó, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Semanas después, el comportamiento de Otto cambió radicalmente. Llegaba tarde, evitaba llamadas, se encerraba para hablar por teléfono y parecía cada vez más distante. “Cuando le preguntaba, respondía con frases cortas y frías: ‘Estoy cansado, son cosas de trabajo’”, recordó.
A pesar de sus intentos por mantener el matrimonio, Olga percibía que su esposo ya no estaba emocionalmente presente. “Yo sabía que algo pasaba, pero no quería creerlo”, afirmó.
Con el tiempo, la sospecha se volvió certeza. Olga notó que Otto mencionaba a Angélica Vale con frecuencia, primero de manera profesional, luego con una cercanía que le resultaba inquietante.
“Yo era su esposa, pero ella era la estrella. ¿A quién iban a creerle? ¿A mí o a ella?”, se preguntó con amargura. Recordó la sensación de ser reemplazada por alguien inalcanzable, alguien respaldado por la fama y el cariño del público.
El relato de Olga se volvió más doloroso cuando recordó el perfume que descubrió una noche al regresar Otto a casa. “Ese olor no era mío”, dijo con un hilo de voz.
A partir de ahí, las señales fueron constantes: llamadas nocturnas, mensajes que él borraba rápidamente y una presencia emocional que se desplazaba hacia otra persona.
Olga intentaba mantener la normalidad, preparar la comida favorita de su esposo, acompañarlo a compromisos, pero Otto parecía vivir en otra realidad. “Cada día parecía más lejos, como si su corazón ya no me perteneciera”, confesó.
La confrontación final ocurrió cuando Olga, impulsada por su intuición, revisó la computadora familiar. Encontró correos y mensajes con un tono cariñoso, emojis y frases que confirmaban la cercanía emocional de Otto con Angélica Vale.
“No necesitaba ver más. El acercamiento emocional ya estaba ahí”, dijo, recordando cómo la traición se había infiltrado silenciosamente en su matrimonio.
Cuando finalmente enfrentó a Otto, preguntándole si había alguien más, él no respondió. “El silencio fue mi respuesta”, relató Olga. Poco después, él pidió tiempo y espacio, hasta que meses después llegó el divorcio.
“Yo sabía que lo había perdido desde aquella noche de Año Nuevo. Lo supe cuando escuché su tono al hablar de Angélica”, afirmó con la voz quebrada.
Olga recordó la frialdad del divorcio: la casa se volvió fría, la cama territorio ajeno, y el árbol de Navidad que habían decorado juntos semanas antes se convirtió en un recordatorio cruel de lo rápido que todo podía derrumbarse.
“El día de la firma todavía llevaba la alianza puesta, no porque tuviera esperanza, sino porque no sabía cómo dejar ir una historia que construí desde cero”, confesó. Para ella, el golpe final fue ver cómo la vida de Otto continuó, mientras ella debía reconstruir la suya desde cero.

Durante la entrevista, Olga dejó claro que no buscaba venganza ni escándalo. Su intención era compartir una historia que había sido invisibilizada.
“Si ella hoy sufre, yo también sufrí. La diferencia es que cuando yo lloré, nadie me defendió”, afirmó. La exesposa de Otto Padrón subrayó que su silencio durante tantos años no fue por miedo, sino porque nadie habría creído a una mujer sin fama frente a una estrella nacional.
“Intenté decir la verdad y me llamaron celosa, exagerada, problemática. Así que guardé silencio”, confesó.
El clímax de su testimonio llegó cuando repitió una frase que ha causado impacto en redes y programas de espectáculos: “Angélica Vale me lo quitó y después todos hicieron como si yo nunca hubiera existido”.
Esa declaración, pronunciada con calma rota y dolor contenido, reflejó la magnitud de su sufrimiento y la sensación de haber sido borrada de una historia que construyó con esfuerzo y amor.
Olga terminó su relato mirando a la cámara con los ojos rojos y el rostro cansado, sintiéndose finalmente liberada de un peso que llevaba más de diez años cargando.
“Ya no tengo miedo. Ya no tengo nada que perder. Mi única verdad es esta”, concluyó, dejando al público frente a una historia de traición, dolor y olvido que, después de tanto tiempo, por fin sale a la luz.