¡Las Últimas 12 Horas de Jesús: Traición, Dolor y el Sacrificio que Cambió la Historia!

Jesús fue traicionado por Judas, juzgado por el Sanedrín y condenado a muerte por Poncio Pilato, enfrentando burlas, golpes y la pesada cruz hasta el Gólgota.

 

EL PROCESO DE JESÚS ANTE EL SANEDRÍN (II) | Ateneo Jovellanos

 

En un relato que ha marcado la historia de la humanidad, las últimas doce horas de Jesús antes de su crucifixión revelan un drama de traición, dolor y humanidad. Todo comenzó en el jardín de Getsemaní, donde Jesús, consciente de su destino, oraba angustiado.

“Padre mío, si es posible, pase de mí este sufrimiento, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, decía, mostrando miedo y vulnerabilidad, pero también una entrega total a su misión.

Fue Judas, uno de sus discípulos, quien lo traicionó entregándolo a los líderes judíos por treinta monedas de plata. Con un beso, lo señaló a los soldados, iniciando así la cadena de eventos que llevaría a la crucifixión.

Pedro, en un intento de defensa, cortó la oreja de Malco, un soldado, y escuchó las palabras de Jesús: “Suelta la espada, porque quien a espada mata, a espada muere”, recordando que el dolor que se inflige a otros regresa eventualmente.

Encadenado, Jesús fue llevado ante el Sanedrín, donde recibió burlas y golpes. Su mensaje de inclusión y compasión hacia los más marginados, mujeres, niños y enfermos, chocaba con la rigidez de la ley y el orden social de la época.

Su autoridad religiosa fue cuestionada porque proclamaba que podía reconstruir el templo en tres días y obraba en sábado, lo que muchos consideraban blasfemia.

Caifás, líder del Sanedrín, lo declaró culpable y la multitud lo humilló mientras Pedro lo negaba tres veces. Judas, consumido por la culpa, devolvió las monedas de plata, y la desesperación lo llevó al suicidio.

 

Viernes Santo: las torturas a Jesús, qué causó su muerte en la cruz y por  qué no eran ladrones quienes lo rodeaban - Infobae

 

Luego, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, gobernador romano de Jerusalén, quien se enfrentaba a una situación compleja: si no condenaba a Jesús, los líderes judíos podrían generar una rebelión; si lo condenaba, los seguidores de Jesús podrían rebelarse.

Inicialmente Pilato declaró no encontrar culpa, pero ante la presión de Caifás y la multitud, cedió y permitió que se liberara a Barrabás, un criminal, y que Jesús fuera condenado.

Al intentar distanciarse del acto, Pilato se lavó las manos, diciendo que la responsabilidad era de ellos.

Jesús fue flagelado cruelmente ante la mirada de María, Magdalena y Juan. En estas escenas se observa no solo el sufrimiento físico, sino la fortaleza y serenidad espiritual que mantuvo.

Malco, el soldado cuya oreja Jesús había sanado, intervino para detener los golpes, demostrando que incluso quienes rodean la violencia pueden cambiar ante un acto de compasión.

Con la pesada cruz sobre sus hombros, Jesús inició el camino al Gólgota. Durante el trayecto cayó varias veces bajo el peso y los golpes, y Simón de Cirene fue obligado a ayudarlo.

La intervención de Simón refleja cómo a veces necesitamos ayuda para sobrellevar la carga, y cómo el apoyo mutuo transforma tanto al que ayuda como al que recibe ayuda.

Finalmente, Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, Dimas y Gestas. Dimas, arrepentido y consciente de sus errores, reconoció la inocencia de Jesús y le pidió ser recordado en su reino, recibiendo la promesa de salvación inmediata: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Gestas, en cambio, permaneció incrédulo, mostrando que solo quienes asumen la responsabilidad de sus actos pueden comprender la verdad.

 

Poncio Pilato: quién fue el poderoso gobernador romano que supuestamente  "se lavó las manos" delante de Jesús - BBC News Mundo

 

A pesar de la traición y el dolor extremo, Jesús oró: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Este acto refleja que incluso lo que consideramos imperdonable merece compasión y enseñanza, y que el perdón verdadero trasciende el resentimiento.

Jesús no veía a Judas como un enemigo, sino como un ser humano que cometió un error, ofreciendo un ejemplo de reconciliación y amor incondicional.

En sus últimos momentos, Jesús confió a su madre y a Juan: “Ahí tienes a tu hijo” y “Ahí tienes a tu madre”, mostrando cuidado incluso en medio del sufrimiento.

Tras clavarle la lanza, Longinos confirmó la muerte de Jesús, y con ello se consumó su misión. Tres días después, la resurrección marcó la victoria sobre la muerte y consolidó un mensaje universal: el amor al prójimo, la compasión y el perdón son esenciales para la humanidad.

El camino de Jesús muestra que la vida implica sufrimiento, traición y caídas, pero también la posibilidad de transformación y crecimiento.

Su historia enseña que para progresar, a veces debemos dejar ir lo que nos limita y cargar con nuestra cruz con fortaleza y resiliencia. Ayudar a otros en sus dificultades también nos transforma y nos acerca a nuestra mejor versión.

La enseñanza final de Jesús es clara: amar al prójimo, incluso al que nos traiciona o persigue, es la expresión más elevada de la humanidad.

Nos invita a superar nuestros impulsos e instintos, a diferenciar nuestro comportamiento del daño y la indiferencia, y a construir una vida basada en el perdón y la empatía.

La historia de Jesús es, en esencia, un recordatorio de que somos humanos, vulnerables, pero capaces de alcanzar nuestro máximo potencial cuando actuamos con amor y comprensión hacia los demás.

 

Viernes Santo: las torturas a Jesús, qué causó su muerte en la cruz y por  qué no eran ladrones quienes lo rodeaban - Infobae

Related Posts

Our Privacy policy

https://colombia24h.com - © 2025 News