¡Descubre la Verdadera Historia del Pueblo Judío! Revelaciones Impactantes que Cambiarán Tu Perspectiva

Los orígenes del pueblo judío se remontan a grupos semitas que migraron desde Mesopotamia hacia Canaán, donde desarrollaron tradiciones religiosas y sociales que evolucionarían hacia el monoteísmo.

 

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La historia del pueblo judío ha sido tradicionalmente conocida a través de relatos bíblicos, pero es crucial entender que la Biblia no es simplemente un libro de historia, sino un texto de fe.

Sin embargo, el mensaje religioso que transmite está profundamente enraizado en un contexto geográfico e histórico que merece ser explorado.

A lo largo de los años, historiadores y arqueólogos han trabajado arduamente para reconstruir la historia de este pueblo, enriqueciendo y matizando los relatos bíblicos.

Los orígenes del pueblo hebreo, que aún no se consideraba judío, se remontan al Salto del Tercer al Segundo Milenio a.C., cuando formaban parte de los pueblos semitas que migraron desde el desierto arábigo hacia los fértiles valles del Tigris y el Éufrates en Oriente, y hacia los valles del Orontes y el Jordán en Occidente.

Entre estos semitas se encontraban los amorreos, quienes fueron objeto de atención por parte de los faraones de Egipto, aunque con resultados variados a lo largo del tiempo.

El patriarca Abraham, figura central en este relato, podría encajar dentro de este movimiento semita proveniente de Ur en Mesopotamia. Con su tribu, Abraham viajó hasta Canaán, un viaje característico de la vida seminómada de los pastores semitas.

Sin embargo, muchos de los topónimos asociados a Abraham no existían en ese periodo, lo que sugiere que su historia podría ser una construcción posterior, recordando estos movimientos semitas en el siglo XVII a.C.

Durante este tiempo, grupos de seminómadas invadieron el Valle del Nilo, y entre ellos estaban los ixos, quienes se convirtieron en faraones.

También llegaron a Egipto los abiru, documentados en Amarna en el siglo XIV a.C., tribus seminómadas que combinaban el pastoreo con la rapiña.

Aunque algunos de estos abiru llegaron al valle del Nilo, muchos permanecieron en Canaán, donde se convirtieron en mercenarios para las potencias de la región.

 

El Pueblo Hebreo - Telepieza

 

La historia de Jacob y sus hijos, que llegaron al Valle del Nilo, refleja el contexto social y religioso de la época. Los abiru practicaban una forma de religión enoteísta, creyendo en un solo Dios, pero reconociendo la existencia de otros dioses.

Durante el reinado de Ramsés II, en la primera mitad del siglo XI a.C., estos abiru fueron esclavizados, lo que condujo al famoso Éxodo, donde huyeron hacia Canaán bajo la guía de Moisés, un personaje que oscila entre la historia y el mito.

Al llegar a Canaán, los abiru se mezclaron con los israelitas, quienes ya estaban mencionados en las fuentes históricas del faraón Merneptah.

Juntos, comenzaron a combatir contra las ciudades canaanitas. La tradición sostiene que Moisés murió en esta zona, y los israelitas no atacaron la costa mediterránea, donde otros invasores, los pueblos del mar, ya habían llegado.

Durante el Éxodo, la Biblia narra la alianza establecida entre Dios y Moisés, plasmada en los 10 mandamientos. Este momento marcó un cambio significativo, pasando del enoteísmo al monoteísmo, donde solo hay un Dios al que adorar.

Las leyes mosaicas sentaron las bases de las religiones hebreas, siendo la judía la más prominente, aunque existieron otras, como la de los samaritanos, quienes también seguían las leyes de Moisés.

La conquista de Canaán por los hebreos fue un proceso largo y complejo, que abarcó casi dos siglos, desde finales del siglo XI a.C. hasta finales del siglo X a.C. Durante este tiempo, los hebreos enfrentaron victorias y derrotas, especialmente contra los filisteos.

Este periodo, conocido como el de los jueces bíblicos, fue crucial para la unificación de las diferentes tribus hebreas, que solo se unían para cuestiones bélicas y legales.

 

Gustavo D. Perednik, Los orígenes del pueblo hebreo, El Catoblepas 185:5,  2018

 

La figura del Rey David surgió alrededor del año 1000 a.C., logrando agrupar a todas las tribus bajo un único mando y estableciendo Jerusalén como la capital.

Su hijo, Salomón, construyó un templo donde se guardó el arca de la alianza de forma permanente. Este templo, ubicado en la actual Esplanada de las Mezquitas, se convirtió en el centro religioso del pueblo judío.

Tras la muerte de Salomón, el reino se dividió entre su hijo Roboam, que controlaba Judá, y Jeroboam, líder de las tribus del Norte, cuya capital fue Samaria.

El Reino del Sur fue conocido como Judá y sus habitantes como judíos, mientras que el Reino del Norte mantuvo el nombre de Israel. Ambos reinos tenían a Jerusalén como su principal centro religioso.

A medida que los asirios comenzaron a expandirse en el siglo X a.C., el Reino de Israel fue conquistado en el 722 a.C., dispersando a los israelitas por el vasto imperio asirio. Mientras tanto, Judá se convirtió en un reino vasallo.

Muchos israelitas se asimilaron a los pueblos con los que convivieron, lo que llevó a una disminución de los seguidores de la ley mosaica.

El imperio asirio cayó en el 612 a.C. ante los medos y babilonios, quienes establecieron su propio imperio, conquistando el reino de Judá en el 587 a.C. Los líderes judíos fueron exiliados a Babilonia, donde reforzaron sus costumbres y tradiciones.

Este periodo fue crucial para la formación del judaísmo como la religión dominante entre los hebreos.

 

Orígenes del pueblo judío y su extenso deambular por el mundo |  Interferencia

 

Con la llegada de Ciro, rey de los medos y persas, en el 539 a.C., se permitió a los judíos regresar a su tierra y reconstruir el templo. A pesar de ser súbditos persas, el judaísmo se consolidó como la forma de religiosidad predominante.

La llegada de Alejandro Magno en el 334 a.C. trajo consigo un nuevo fenómeno: la helenización, que afectó a muchos judíos, quienes comenzaron a relajar sus costumbres religiosas.

Las tensiones religiosas aumentaron, pero los ortodoxos lograron reintegrar a los descendientes de los antiguos israelitas.

Sin embargo, la inestabilidad del imperio seleucida, que surgió tras la muerte de Alejandro, facilitó la revuelta de los judíos liderados por los Macabeos en el 165 a.C. Esta revuelta fue un grito de resistencia contra la helenización forzada y culminó en la independencia judía.

Herodes el Grande, nombrado rey de los judíos en el 40 a.C., intentó recuperar la autonomía del reino, pero su origen y prácticas helenísticas lo convirtieron en un líder controvertido entre los judíos ortodoxos.

Durante su reinado y en las décadas posteriores, los judíos se dividieron en diversas sectas, reflejando un ambiente de intenso debate religioso.

Así, la historia del pueblo judío es un relato de resistencia, adaptación y transformación a lo largo de los siglos, que continúa resonando en la actualidad.

La rica herencia cultural y religiosa de este pueblo es testimonio de su capacidad para superar adversidades y mantener viva su identidad a través del tiempo.

 

Shemot: el nacimiento del pueblo judío y el comienzo del antisemitismo

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