🎬 De galán irresistible a viajero solitario: la verdad TRISTE detrás de Jaime Moreno
Jaime Moreno no fue un actor común.
Su historia comenzó en los bares de la Ciudad de México, cantando baladas y perfeccionando su talento para las imitaciones.
Su voz podía transformarse en la de Juan Gabriel, Raphael o cualquier otra figura de la música.
Ese talento lo llevó de la oscuridad a la fama, gracias a un descubrimiento fortuito por parte de Sasha Montenegro y su conexión con Ketalabat, quien lo convirtió en su protegido.
En 1973 debutó en el cine, y para 1976 ya protagonizaba películas junto a grandes nombres como Isela Vega y Mario Almada.
Moreno se convirtió en rostro recurrente de las fotonovelas, esas historias románticas que atrapaban al público en los setenta.
Su fama no solo era visual: también incursionó en la música, con dos discos que, aunque en gran parte olvidados, le valieron una aparición triunfal en el legendario programa “Siempre en Domingo”.
Pero fue la televisión donde alcanzó la cima.
En “Ana del Aire” se ganó el cariño del público, y en 1979 protagonizó “Yara”, su primer gran papel protagónico en una telenovela.
Aunque la producción fracasó, fue un trampolín que lo mantuvo vigente durante las siguientes décadas.
En los años 80 y 90, se consolidó con papeles en “Pobre Juventud”, “María Mercedes” y “Hasta el fin del mundo te amaré”.
Compartió pantalla con figuras como Talía y Gabriela Roel, y su imagen de galán maduro lo mantuvo en el gusto del público.
Pero su vida privada era una telenovela aparte.
Su romance con Olivia Collins duró siete años y fue una relación marcada por el amor, los desafíos y el dolor por no poder tener hijos.
Luego vino el escandaloso noviazgo con Lorena Herrera, que terminó en violencia y con la revelación de que Jaime le mintió sobre su edad, generando uno de los chismes más sonados de la época.
La rivalidad con Andrés García fue otro capítulo digno de película.
Compitieron por el amor de una actriz española, y Moreno fue quien se quedó con ella, provocando el resentimiento eterno de García.
La tensión escaló cuando Moreno se burló públicamente de la prótesis de García, desatando titulares y enemistad pública.
Jaime no se detenía ante nada.
Se convirtió en el primer actor mexicano en posar desnudo para la revista Playgirl, algo impensable para su época.
Rompía moldes y generaba controversias como pocos.
Pero con el paso del tiempo, los reflectores comenzaron a apagarse.
Moreno incursionó en la política, se convirtió en asesor, y luego cayó en una espiral de problemas legales.
En 2014 fue arrestado tras negarse a desalojar su finca en Chiapas, en una disputa con un exempleado que lo acusó de amenazas y despido injustificado.
La escena fue humillante: el otrora galán siendo sacado a la fuerza, esposado, por resistirse a una orden judicial.
Años antes, también fue arrestado por conducir ebrio tras chocar con una mujer, a la que luego despreció públicamente con comentarios misóginos y ofensivos.
Aun así, su espíritu no se doblegó.
A sus más de 70 años, continuaba subiendo fotos sin camisa en redes sociales, presumiendo un físico envidiable para su edad.
Algunos lo admiraban por mantenerse en forma, otros lo criticaban por no aceptar el paso del tiempo.
Pero Jaime, fiel a sí mismo, nunca dejó de ser provocador.
En mayo de 2025, una imagen suya en la terminal de autobuses AXA en Chiapas se volvió viral.
Ya no estaba el brillo, ni el glamour.
Vestido modestamente, con el rostro surcado por los años, esperaba solo frente a la taquilla.
Para muchos fue un retrato desgarrador del olvido, una postal de lo que la fama no puede evitar: la vejez.
Las críticas no tardaron.
Comentarios crueles lo llamaban “viejo acabado”.
Pero Moreno respondió con la misma lengua afilada que lo hizo famoso.
Grabó un video levantando pesas, con el torso desnudo, y dedicó insultos a quienes lo atacaron, recordándoles que, aunque el tiempo pase, él sigue siendo Jaime Moreno, el actor, el galán, el rebelde.
Su historia con Irma Serrano, otra figura polémica, también sigue generando titulares.
Ella lo acusó de vanidoso y frío en la intimidad; él la acusó de acoso.
Una historia tan extraña como su vida misma.
Hoy, Moreno vive en Chiapas, lejos del bullicio, con un círculo pequeño y rodeado de recuerdos.
Tuvo cuatro hijos, cada uno con una madre distinta, y mantiene contacto limitado con ellos.
Algunos lo ven como un símbolo de decadencia; otros, como una leyenda viva del cine de ficheras.
Lo cierto es que su legado no puede borrarse.
Fue pionero en su estilo, rompió tabúes y dejó una marca en la cultura popular mexicana.
Aunque los jóvenes de hoy quizás no sepan quién fue Jaime Moreno, su historia es un espejo de la fragilidad de la fama.
De los aplausos a la terminal de autobuses, del galán deseado al hombre que se defiende en Facebook de los insultos…Jaime Moreno sigue siendo protagonista.
Ya no de telenovelas, sino de una vida que, aunque dura y solitaria, nunca ha dejado de ser auténtica.
Porque al final, el brillo de las estrellas puede apagarse, pero su luz…jamás se olvida.
