🤫 ¡TRAICIÓN CONSUMADA! Perales señala a los empresarios que le robaron millones: “No hay perdón”.

La noticia de su retiro definitivo de los escenarios en 2020 marcó el fin de una era, pero su reciente confesión sobre cinco personas a las que nunca perdonará ha generado un terremoto en la memoria colectiva de la música en español.

José Luis Perales Morillas nació en Castejón en 1945, y desde sus primeros años en la provincia de Cuenca, desarrolló una sensibilidad que lo alejaba del estruendo y lo acercaba a la introspección.

Aunque estudió ingeniería electrónica, el destino lo empujó a escribir canciones en la soledad de su habitación, convirtiéndose inicialmente en el arquitecto invisible de los éxitos ajenos.

Perales siempre se sintió más cómodo en la sombra, pero su talento era tan desbordante que las discográficas lo obligaron a dar el salto al escenario en 1973 con un éxito que ni él mismo esperaba.

A pesar de vender más de 30 millones de copias, el cantautor mantuvo una integridad casi monástica, rechazando el escándalo y la farándula vacía, lo cual paradójicamente le granjeó enemigos silenciosos en la industria.

Uno de los capítulos más tensos de su carrera fue su relación con Julio Iglesias, una “guerra fría” entre dos formas opuestas de entender el arte y la fama.

Perales, el artesano de la palabra, tuvo que soportar los comentarios despectivos de Iglesias, quien en privado menospreciaba la profundidad emocional de sus baladas tildándolas de lentas y monótonas.

El momento de mayor fricción ocurrió en una gala benéfica en los años 90, donde Iglesias ignoró deliberadamente la presencia de Perales, un gesto de desprecio que el conquense calificó como una falta de alma.

Por otro lado, la historia con Miguel Bosé representa la herida del mentor olvidado, ya que Perales fue uno de los que impulsó la carrera de Bosé en sus inicios escribiendo temas para él.

Sin embargo, cuando Bosé alcanzó el estrellato y giró hacia estilos más experimentales, comenzó a omitir el nombre de Perales de sus influencias y a rechazar sus composiciones calificándolas de anticuadas.

Esta actitud fue recibida por Perales como una bofetada a su legado, especialmente cuando Bosé declaró públicamente que él solo cantaba “lo que le nacía”, ignorando el apoyo fundamental que recibió del maestro en su juventud.

La relación con Isabel Pantoja también dejó un sabor amargo, no por falta de éxito comercial, sino por la ingratitud y las disputas editoriales que surgieron tras las grabaciones.

Perales sentía que la Pantoja, absorbida por su personaje mediático, olvidaba reconocer el papel crucial de los compositores que sostenían su carrera en los momentos de mayor crisis creativa.

“La ingratitud es una forma elegante de olvidar”, reflexionó Perales años después, dejando entrever que su alejamiento de la tonadillera fue una decisión basada en la dignidad y el respeto mutuo.

El caso de Jeanette es quizá el más emblemático por el impacto global de la canción “¿Por qué te vas?”, un himno escrito por Perales que catapultó a la cantante a la fama internacional.

A pesar del éxito, las tensiones por los derechos de autor y la insistencia de Jeanette en que el mérito era exclusivamente de su interpretación crearon un muro de hielo entre ambos que duró décadas.

Perales respondió de la única forma que sabía hacerlo: a través de la música, escribiendo canciones que recordaban que sin la tinta y la pluma del autor, no hay historia que valga.

Finalmente, Raphael, el gigante de la interpretación, también figura en esta lista de relaciones marcadas por la distancia emocional y las diferencias de filosofía artística.

Aunque colaboraron en varias ocasiones, Perales sentía que para Raphael el carisma personal y el histrionismo estaban por encima de la esencia de la letra, una visión que chocaba con la humildad del compositor.

En una entrega de premios en 2017, Raphael evitó mencionar a Perales tras interpretar sus canciones, lo que llevó al maestro a murmurar que algunos dejan la gratitud en el camerino.

A los 80 años, Perales ha confesado que el rencor es un peso que ya no desea cargar, aunque admitió que estas cinco personas nunca recibieron su perdón en el momento de la ofensa.

Sin embargo, el tiempo ha traído consigo una suerte de tregua silenciosa; Perales ha mantenido conversaciones breves y respetuosas con algunos de estos nombres, buscando la paz antes que la reconciliación total.

Incluso Isabel Pantoja le envió una nota de agradecimiento tardía, un gesto que el cantautor recibió con lágrimas, entendiendo que el reconocimiento a veces llega cuando el sol de la vida comienza a ponerse.

Perales nos ha enseñado que incluso el hombre que escribe sobre el perdón y la ternura tiene derecho a sus sombras y a sentir el dolor de la traición en un mundo tan duro como el del espectáculo.

Su legado trasciende los discos de oro; es la historia de un hombre que se mantuvo fiel a su verdad, prefiriendo la soledad de su jardín en Cuenca antes que vender su alma a los egos de la industria.

Al mirar atrás, el “hombre del piano” ya no busca justicia ni disculpas públicas, sino que se refugia en el silencio que siempre fue su mejor aliado.

La música de Perales seguirá sonando en cada rincón donde alguien sufra por amor, recordándonos que la sensibilidad es un arma de doble filo que puede crear belleza pero también recibir heridas profundas.

Este informe concluye que José Luis Perales, a sus 80 años, ha logrado la mayor de sus composiciones: la liberación de su propio corazón tras décadas de silencios contenidos.

Seguiremos informando sobre la vida de este poeta eterno, cuya pluma sigue siendo el espejo de la fragilidad humana y cuya dignidad es el ejemplo más puro para las nuevas generaciones de artistas.

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