Después de años de rumores, especulaciones y un final que nadie entendió del todo, Erick Brian, exintegrante de CNCO, ha decidido hablar claro y sin filtros sobre la verdad detrás de la ruptura del grupo que marcó a toda una generación.
En una entrevista sincera y emotiva, Erick revela los conflictos internos, las emociones ocultas y los momentos difíciles que vivió dentro de la boy band latina más exitosa de la última década.
Erick Brian nunca imaginó que sería cantante.
Creció en Cuba, tímido y reservado, admirando a su hermana menor, quien era la estrella en la escuela.
Sin embargo, todo cambió cuando vio una película de Justin Bieber que lo inspiró profundamente.
Fue un momento decisivo que lo llevó a perseguir un sueño que hasta entonces parecía lejano.
Sin experiencia ni clases de canto, decidió audicionar para CNCO tras ver el anuncio en televisión.
Con ocho videos enviados, sin importar la calidad, logró captar la atención y fue llamado a Miami para participar en el programa que formaría al grupo.
La emoción y el miedo se mezclaban, especialmente al enfrentarse a jueces de la talla de Ricky Martín, Laura Pausini y Alejandro Sanz.
CNCO nació de cinco jóvenes de diferentes países, unidos por una oportunidad única.
La convivencia diaria, los ensayos, las giras y la presión del éxito crearon un ambiente intenso.
Para Erick, dejar la escuela y su adolescencia fue un sacrificio enorme, con su madre acompañándolo en casi todo el camino como soporte emocional y protector.
Pero la convivencia también trajo tensiones.
La saturación de estar juntos todo el tiempo generó discusiones y momentos difíciles.
A pesar de eso, el grupo creció y se fortaleció, enfrentando juntos los retos de la fama, las locas reacciones de las fans y la exigencia constante de la industria musical.
Para Erick, la fama no era solo cantar en escenarios llenos de fans, sino también lidiar con entrevistas, promociones, viajes agotadores y la presión de mantener una sonrisa cuando por dentro solo quería desaparecer.
Reconoce que esto llevó a algunos miembros a retirarse, como Joel, quien decidió iniciar su carrera como solista.
La salida de Joel fue un golpe, pero Erick y los demás continuaron por un tiempo más, enfrentando el miedo y la incertidumbre sobre el futuro del grupo.
Cuando otro integrante decidió dejarlo, supieron que era el fin de CNCO.
Para Erick, no fue una decisión propia sino una consecuencia inevitable.
Tras la disolución, Erick experimentó un vacío profundo.
Pasó meses sin giras, sin horarios, enfrentando la ansiedad y la incertidumbre sobre qué hacer con su vida.
Sin embargo, encontró en la música un camino para reencontrarse consigo mismo.
Conoció a productores como Jio y Mique, con quienes exploró diferentes géneros hasta encontrar su sonido auténtico.
Su canción “Bien o Mal Intenté” marcó un antes y un después en su carrera, validada por la crítica más exigente: su madre.
Firmar con Warner fue un nuevo comienzo, diferente a su experiencia con Sony, que considera su escuela.
Warner le brindó el espacio para experimentar, equivocarse y crecer como artista independiente, con un estilo pop con alma, influenciado por el urbano y sus vivencias personales.
El salto de la boy band a solista no fue fácil.
Erick tuvo que enfrentar entrevistas solo, sin el apoyo de sus compañeros, y la presión de demostrar que podía sostenerse por sí mismo.
Su primer show como solista fue frente a ejecutivos, no fans, un momento de nerviosismo y autodescubrimiento.
Sin embargo, ese momento le devolvió la certeza de que podía brillar con su propia voz y verdad.
Reconoce que la vida cambió a su alrededor mientras él estaba en giras, y que volver a su ciudad natal fue un choque cultural y emocional.
En este viaje, Erick aprendió que no todas las personas entienden el camino de un artista y que es fundamental rodearse de quienes respetan y acompañan en las luchas personales.
Su familia, especialmente su madre, ha sido su pilar fundamental, acompañándolo desde sus inicios hasta su presente.
Además, recuerda con cariño la influencia de figuras como Ricky Martín, quien fue su mentor y apoyo en los primeros años, y José Lo, que le enseñó no solo coreografías sino también cómo pararse en la vida.
El nuevo proyecto musical de Erick Brian es un reflejo sincero de su vida y emociones.
Cada canción cuenta una historia real, con letras que hablan de heridas, risas y noches en vela.
Este pop con alma es una mezcla de lo que ha vivido, escuchado y soñado, un sonido fresco que busca conectar con su público desde la verdad.
Aunque extraña la camaradería de CNCO, Erick está abierto a colaborar con sus excompañeros y no descarta la posibilidad de una gira conjunta en el futuro, un regalo para las fans que crecieron con ellos.
Erick Brian cierra su relato con un consejo para quienes persiguen sus sueños: la constancia es más fuerte que el talento, y el miedo es parte del viaje.
Reinventarse no es empezar de cero, sino hacerlo con todo lo aprendido.
Ahora, como artista solista, él decide su rumbo, escribe su historia y marca el inicio y fin de su show.
Con respeto y cariño hacia su pasado, mira hacia adelante con esperanza y pasión, listo para compartir su voz y su verdad con el mundo.
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