Carlos Villagrán, conocido mundialmente como Kiko en la icónica serie *El Chavo del Ocho*, ha decidido romper décadas de silencio para contar la verdad que pocos se atrevieron a revelar sobre Florinda Meza, la actriz que interpretó a Doña Florinda.
En una entrevista exclusiva, Villagrán expone una versión cruda y polémica sobre la mujer que, según él, no fue la figura respetable y maternal que el público conoció, sino una mujer calculadora que utilizó su cuerpo y su astucia para escalar posiciones y controlar el legado de Chespirito.
Florinda Meza no llegó al mundo del entretenimiento por casualidad ni por talento único.
Según Villagrán, ella provenía de orígenes humildes y tuvo que abrirse camino en un ambiente competitivo y hostil, donde las actrices jóvenes sin apellido o fortuna debían valerse de cualquier recurso para avanzar.
Desde sus primeros años, Florinda entendió que su cuerpo era su arma más poderosa para conseguir oportunidades.
En fiestas privadas, estudios y pasillos de Televisa, Florinda se movía entre productores, actores y técnicos, utilizando el encanto y la seducción para obtener papeles y contactos.
Villagrán relata cómo ella pasaba de mano en mano, siempre con la meta clara de llegar a la cima del entretenimiento mexicano, sin importar el costo humano o moral.
Carlos Villagrán confiesa que fue una de las víctimas del encanto manipulador de Florinda.
Después de una grabación, ella se le acercó con una voz suave y una promesa que parecía una oportunidad profesional.
Lo invitó a una noche en un hotel, donde Villagrán cayó en la ilusión de un romance que pronto descubrió era solo una estrategia para avanzar.
La relación fue breve pero suficiente para que Kiko se diera cuenta de que no había amor ni deseo genuino, sino un juego calculado para usarlo como escalón hacia metas mayores.
Florinda repetía esta fórmula con varios hombres del medio, dejando tras de sí rumores, tensiones y sospechas.
La verdadera transformación de Florinda ocurrió cuando ingresó al elenco de *El Chavo del Ocho*.
Allí, según Villagrán, comenzó una etapa aún más oscura de su carrera.
Antes de fijarse en Roberto Gómez Bolaños, conocido como Chespirito, Florinda mantuvo relaciones íntimas con varios miembros del elenco, incluyendo a Rubén Aguirre (el Profesor Jirafales), Edgar Vivar (el Señor Barriga) y otros.
Con Chespirito, Florinda adoptó una nueva estrategia: fingir recato y dignidad para ganarse su respeto y confianza.
Se mostraba inaccesible, la mujer “decente”, mientras continuaba su juego en secreto.
Pero cuando vio que Chespirito comenzaba a perder interés, tiró la máscara y se entregó con tal intensidad que él cayó completamente en sus redes.
Villagrán afirma que no fue amor lo que unió a Florinda y Chespirito, sino una maniobra para alcanzar el poder.
Florinda sabía que en Chespirito estaba el verdadero control del proyecto, y su objetivo era quedarse con ese poder a toda costa.
El impacto de Florinda en el elenco fue devastador. Según Villagrán, ella utilizó su relación con Chespirito para marginar a compañeros, manipular decisiones y controlar el ambiente laboral.
La actriz revisaba guiones, censuraba bromas, exigía protagonismo y eliminaba a quien consideraba una amenaza.
Esta situación llevó a la salida de miembros clave del programa, como Villagrán mismo y Ramón Valdés (Don Ramón), quienes no podían soportar el clima tóxico y la falta de respeto.
Ramón, en particular, fue humillado y acusado injustamente, lo que terminó por alejarlo del proyecto.
Chespirito, cegado por Florinda, permitió que ella dominara el legado que él había creado, perdiendo el apoyo y la amistad de quienes lo acompañaron desde el inicio.
Villagrán describe a Florinda Meza no como una mujer enamorada, sino como una estratega ambiciosa que usó su belleza y manipulación para escalar posiciones.
Su objetivo no era el amor ni la amistad, sino el control absoluto del proyecto y la fama.
A lo largo de los años, Florinda se ganó la reputación de ser una mujer sin escrúpulos, capaz de destruir hogares y humillar a quienes se interponían en su camino.
Su relación con Chespirito terminó con la separación de él de su esposa y familia, un hecho que Villagrán lamenta profundamente.
A sus 81 años, Carlos Villagrán se siente libre para contar esta historia que durante décadas guardó en silencio.
No busca venganza ni gloria, sino que el público conozca la verdad detrás del personaje de Doña Florinda y la mujer real que fue Florinda Meza.
Villagrán reconoce sus errores, pero afirma que nunca destruyó a nadie por ambición, a diferencia de Florinda.
Su relato es un llamado a la honestidad y a cuestionar las apariencias, recordando que detrás de cada sonrisa en pantalla puede esconderse una historia muy diferente.
El ex Kiko invita a la audiencia a reflexionar sobre el precio del poder y la fama, y a valorar la integridad en un mundo donde muchas veces la manipulación y la traición son moneda corriente.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.