Gerardo Ortiz se presenta en la audiencia de Ángel del Villar en Los Ángeles, California
La presencia de Gerardo Ortiz en una corte federal de Los Ángeles ha causado revuelo en el mundo del espectáculo y ha desatado una ola de especulaciones sobre sus vínculos con el productor musical Ángel del Villar, quien enfrenta cargos por presuntos nexos con actividades del crimen organizado.

La audiencia, que se llevó a cabo en la Corte de Distrito Central de California, tenía como objetivo continuar con el proceso legal en contra de Del Villar, dueño de la disquera Del Records, acusado de haber tenido relaciones comerciales con individuos vinculados al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La sorpresa de la jornada fue la aparición del cantante Gerardo Ortiz, quien ingresó a la sala bajo perfil, con gafas oscuras y acompañado por su equipo legal.
Ortiz, conocido por sus corridos polémicos y una carrera musical marcada tanto por el éxito como por la controversia, evitó a toda costa responder preguntas de los medios que se encontraban en el lugar.
Aunque no figuraba como acusado, su presencia despertó un sinnúmero de preguntas.
Fuentes cercanas al caso aseguran que Ortiz fue citado como testigo clave en relación a los vínculos comerciales y personales que sostuvo durante años con Ángel del Villar.
Ambos compartieron una estrecha relación profesional.

Gerardo Ortiz fue durante mucho tiempo una de las principales estrellas de Del Records, y algunos de sus mayores éxitos fueron lanzados bajo el sello de Villar.
Sin embargo, los investigadores federales han puesto bajo la lupa los movimientos financieros de la disquera, incluyendo pagos y contratos realizados con músicos que, supuestamente, sirvieron como fachada para lavar dinero proveniente del narcotráfico.
Durante la audiencia, se presentó evidencia que indicaría que Del Villar habría facilitado presentaciones privadas de artistas para figuras ligadas al CJNG, además de recibir dinero en efectivo a cambio de promover ciertos cantantes o eventos en zonas controladas por el crimen organizado.
Aunque no se ha confirmado públicamente, el nombre de Gerardo Ortiz habría sido mencionado dentro de las investigaciones preliminares como uno de los artistas que participó en eventos donde el origen de los fondos era, al menos, dudoso.
A pesar de que su presencia no implicaba necesariamente culpabilidad, su aparición en la corte refuerza la teoría de que las autoridades están analizando en profundidad los lazos entre el entretenimiento y el narcotráfico.
En redes sociales, las reacciones fueron inmediatas.
Mientras algunos fanáticos defendían a Ortiz, argumentando que su presencia era un acto de apoyo o una simple obligación legal, otros comenzaron a cuestionar nuevamente su historial, recordando viejos escándalos que involucraban apología del delito y letras que glorificaban la violencia.
Cabe recordar que no es la primera vez que Gerardo Ortiz se ve envuelto en una controversia judicial.

En el pasado fue investigado por presuntamente haber filmado un video musical en una propiedad relacionada con el narcotráfico, además de enfrentar críticas por la representación gráfica de violencia contra mujeres en sus videoclips.
En esta ocasión, su asistencia a la corte ocurre en un contexto particularmente sensible, ya que en semanas recientes se ha reportado que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha intensificado su vigilancia sobre los vínculos entre la industria del entretenimiento latino y los carteles de droga.
Los fiscales buscan establecer si existió una red de artistas, promotores y casas discográficas que, voluntaria o involuntariamente, formaron parte de un esquema de lavado de dinero a través de conciertos, eventos privados y contratos inflados.
Durante la audiencia, los abogados de Ángel del Villar intentaron desestimar parte de las acusaciones señalando que muchos de los contratos cuestionados formaban parte de la dinámica normal del negocio musical.
Sin embargo, los fiscales presentaron pruebas de transferencias electrónicas irregulares, pagos en efectivo sin documentación y vínculos con figuras del crimen organizado que no pudieron ser refutados en su totalidad.
Gerardo Ortiz permaneció en la sala durante gran parte de la audiencia, sin hacer declaraciones ni mostrar reacciones visibles.
Se desconoce si fue interrogado formalmente o si se limitó a asistir en calidad de observador.

Al finalizar la sesión, abandonó el lugar rápidamente, escoltado por su equipo de seguridad, mientras decenas de reporteros intentaban obtener una declaración.
Hasta el momento, ni Ortiz ni su equipo legal han emitido un comunicado oficial sobre su presencia en la corte ni han aclarado si fue citado por la fiscalía o si acudió voluntariamente para apoyar a Del Villar.
Lo que sí es claro es que su aparición añade un nuevo capítulo a la ya compleja narrativa que envuelve a la música regional mexicana y su relación con los poderes oscuros que operan en el país y fuera de él.
Analistas del espectáculo y del ámbito legal coinciden en que este caso podría tener repercusiones mayores.
Dependiendo del rumbo que tome el juicio contra Ángel del Villar, podrían abrirse nuevas investigaciones que involucren a otros artistas, productores y promotores.
La línea entre el arte y el crimen, en muchos casos, ha sido difusa, y los escenarios pueden convertirse fácilmente en pasarelas para lavar fortunas enteras.
Por ahora, el juicio continúa y la industria observa con cautela.
Gerardo Ortiz, con su sola presencia en la corte, ha avivado una discusión que por años ha permanecido en susurros: ¿hasta qué punto los ídolos de la música popular están involucrados, directa o indirectamente, con los intereses del narcotráfico?
Una pregunta incómoda que, gracias a audiencias como esta, comienza a exigir respuestas más claras.