Johnny Lozada, conocido por ser uno de los miembros más carismáticos y queridos del grupo Menudo, ha vivido una vida llena de éxitos, transformaciones y también sombras profundas.
Durante décadas, su imagen pública fue la del chico perfecto: rostro angelical, sonrisa eterna y talento indiscutible.
Sin embargo, a sus 57 años, Johnny ha decidido romper el silencio y revelar una verdad que conmociona no solo a sus seguidores, sino también a toda una generación marcada por el fenómeno Menudo.
Detrás de la fama y los escenarios llenos, se escondía un sistema tóxico que abusó y manipuló a muchos de sus integrantes, dejando heridas profundas que aún hoy buscan justicia y reconocimiento.
Johnny Lozada ingresó a Menudo en 1979, cuando apenas tenía 12 años, reemplazando a Carlos Meléndez.
Su carisma y ternura lo convirtieron rápidamente en uno de los favoritos del público.
Canciones como *Clara*, *Mi banda toca rock*, *Lady* y *Quiero ser* no solo fueron éxitos, sino verdaderos himnos para toda una generación de jóvenes en América Latina y más allá.
Su rostro apareció en loncheras, mochilas, revistas y hasta en la gran pantalla, y fue aclamado en escenarios tan emblemáticos como el Madison Square Garden y el Estadio Azteca.
Pero detrás de ese brillo y éxito, Johnny ahora revela que la realidad era muy distinta para muchos de sus compañeros.
Mientras él disfrutaba del cariño del público y la fama, otros vivían situaciones de abuso, manipulación y miedo.
La maquinaria de Menudo, que parecía perfecta desde afuera, era en realidad un sistema que exprimía a los niños hasta el agotamiento, obligándolos a trabajar y sonreír sin importar su estado físico o emocional.
Durante años, Johnny Lozada prefirió quedarse con los recuerdos luminosos de su paso por Menudo.
Sin embargo, tras el estreno de la serie *Súbete a mi moto* en 2020 y los testimonios desgarradores de exintegrantes como Roy Roselló y Angelo García, decidió hablar con sinceridad sobre lo que realmente ocurrió detrás de cámaras.
Aunque Johnny no sufrió abusos directos, admite que percibía que algo no estaba bien.
“Había cosas raras, cosas que no parecían normales, pero uno no las entendía con 11 años. Hoy como adulto veo claramente que ese sistema era tóxico”, confesó.
Reconoce que mientras él actuaba en estadios y recibía aplausos, otros compañeros enfrentaban terribles situaciones, incluyendo abusos sexuales y amenazas por parte de personas en posiciones de poder dentro de la industria.
Roy Roselló denunció haber sido víctima de violaciones y manipulaciones por parte de altos ejecutivos, y Angelo García habló abiertamente sobre abusos sexuales y físicos sufridos durante su tiempo en el grupo.
Estos testimonios han sacudido los cimientos del legado de Menudo y han abierto un debate necesario sobre la protección y derechos de los niños en la industria del entretenimiento.
Johnny describe a Menudo como una “fábrica” que reemplazaba niños como si fueran piezas, en una rotación constante que permitía a depredadores encontrar nuevas víctimas.
Los integrantes eran obligados a cumplir con exigencias físicas y emocionales extremas, sin espacio para el descanso o la expresión de sus verdaderos sentimientos.
“Te hacían trabajar aunque no quisieras. Y cuando eres un niño, eso también es un tipo de abuso”, afirma Johnny, quien se posiciona del lado de quienes sufrieron y aún sufren las consecuencias de ese sistema.
Su valentía para hablar y validar el dolor de sus compañeros lo convierte en una voz fundamental para que se haga justicia y se eviten futuros abusos en la industria.
Tras salir de Menudo en 1984, a los 16 años, Johnny Lozada inició una carrera como solista que lo llevó a obtener una nominación al Grammy Latino con su álbum *Invítame*.
Pero su talento no se limitó a la música; también incursionó en la actuación, participando en telenovelas como *Escándalo*, *Amigas y rivales*, *Señora Tentación* y *Cómplices al rescate*, mostrando su versatilidad y capacidad de adaptación.
En 1987 fundó el grupo Proyecto M, con el que lanzó canciones que conquistaron a toda América Latina.
A finales de los años 90, lideró el reencuentro de Menudo, una gira que fue mucho más que un revival: fue una explosión emocional que unió a padres e hijos en torno a la música y la nostalgia.
En la última década, Johnny ha continuado reinventándose, participando en programas de televisión como conductor, juez en concursos de baile y mentor de jóvenes talentos.
Su paso por *Mira quién baila* y *Pequeños Gigantes Estados Unidos* lo mostró como un artista disciplinado, humilde y comprometido con inspirar a las nuevas generaciones.
Más allá de su carrera artística, Johnny Lozada ha encontrado en su familia su mayor orgullo y motor de vida.
Conoció a Sandy en los años 90, y tras dos años y medio de relación contrajeron matrimonio.
Treinta años después, Johnny no duda en afirmar que la volvería a elegir mil veces.
Ser esposo, padre y abuelo ha sido para él una fuente constante de alegría y aprendizaje.
Sus nietos Amaya y Lorenzo son su ternura y compañía, y su amor por ellos se refleja en cada entrevista y publicación en redes sociales.
Johnny destaca que ser abuelo es un amor sin presiones, lleno de ternura y momentos para disfrutar.
Johnny reconoce que su vida ha tenido luces y sombras, éxitos y caídas, pero siempre ha buscado aprender y reinventarse.
Su mensaje es claro: no aferrarse al pasado, adaptarse y vivir con dignidad y orgullo.
Durante la pandemia, creó programas desde casa para mantenerse conectado con su público, demostrando que su compromiso va más allá del espectáculo.
Para él, el verdadero éxito no está en la fama ni en los premios, sino en la familia y en la capacidad de seguir adelante con humildad y gratitud.
La historia de Johnny Lozada es la de un hombre que ha vivido muchas vidas en una sola: ídolo infantil, estrella del pop, actor, conductor, mentor, esposo, padre y abuelo.
Pero sobre todo, es la historia de alguien que decidió romper el silencio para dar voz a quienes sufrieron en silencio, para exigir justicia y para mostrar que detrás de la fama hay seres humanos con historias complejas.
Su valentía para enfrentar el pasado y su compromiso con el presente lo convierten en un ejemplo de resiliencia y humanidad.
Johnny Lozada no solo sigue brillando en los escenarios, sino que también ilumina el camino para que nuevas generaciones puedan vivir sus sueños sin miedo y con respeto.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.