Hace más de una década, la actriz venezolana Mónica Spear y su esposo Thomas Henry Berry fueron víctimas de un crimen que conmocionó a toda América Latina.
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La violencia que terminó con sus vidas dejó una profunda huella no solo en sus seguidores, sino en su hija Maya Berry Spear, quien durante años guardó silencio sobre aquella noche fatídica.
Hoy, después de mucho tiempo, Maya ha decidido romper ese silencio y compartir su verdad, enfrentando rumores, versiones contradictorias y la sombra mediática que ha acompañado su vida desde entonces.
El 6 de enero de 2014, Mónica Spear y su esposo regresaban a casa luego de un día en la playa con su hija.
Su vehículo sufrió un desperfecto en la autopista cuando un “miguelito” (clavo para pinchar neumáticos) reventó las llantas.
Fue entonces cuando fueron interceptados por un grupo de delincuentes.
Lo que comenzó como un supuesto intento de robo se tornó en una tragedia cuando dispararon contra la familia.
Mónica Spear murió en el lugar mientras protegía a su hija, quien estaba en el asiento trasero.
Maya, entonces una niña, vivió ese momento con una mezcla de terror y confusión.
Creció con la carga de esa experiencia, con heridas físicas que sanaron, pero con un vacío emocional que tardó años en comprender.
La pérdida de sus padres en esas circunstancias violentas marcó su vida para siempre.

Desde el inicio, la muerte de Mónica Spear estuvo rodeada de controversias.
Se habló de negligencias en la autopista, de una investigación deficiente, y de teorías conspirativas que sugerían que no fue un simple robo, sino un ataque planeado con motivos ocultos.
Maya ha escuchado desde niña que su madre fue víctima de “unos pillos”, pero también leyó y oyó versiones que apuntaban a intereses más oscuros y cercanos.
La joven sobreviviente afirma que muchas de esas teorías no solo fueron dolorosas sino que distorsionaron la realidad.
Para ella, la verdad es mucho más simple y trágica: la violencia y la inseguridad de su país fueron las responsables.
Sin embargo, reconoce que la justicia no fue suficiente y que muchas preguntas siguen sin respuesta.
Tras el crimen, Maya vivió escondida en el silencio que otros construyeron para protegerla.
La exposición mediática, las decisiones familiares y los debates sobre quién debía hacerse cargo de ella generaron tensiones que nunca se hicieron públicas hasta ahora.
La joven expresa que ese silencio fue una forma de protegerla, pero también una prisión que le impidió expresar su dolor y contar su versión.
Con el tiempo, Maya ha decidido tomar la palabra para honrar la memoria de su madre y para mostrar que detrás de la tragedia hay una historia humana de amor, pérdida y lucha.
Maya creció rodeada de familiares que intentaron darle estabilidad y cariño.
Vivió entre Venezuela y Estados Unidos, enfrentando el duelo y las secuelas emocionales.
A pesar de las dificultades, encontró en la memoria de su madre una fuente de inspiración para seguir adelante.
Reconoce que la violencia que acabó con su familia es un reflejo de la realidad de muchos venezolanos que viven con miedo y sin protección.
Su testimonio no solo es un llamado a la justicia, sino también un mensaje de esperanza para quienes luchan contra la inseguridad.
Mónica Spear no solo fue una actriz reconocida y una ex Miss Venezuela, sino también una mujer que dedicó su vida a su familia y a causas sociales.
Su carrera, aunque truncada, dejó un impacto importante en la televisión latinoamericana.
Maya habla con orgullo del talento y la sensibilidad de su madre, quien interpretó personajes que rompían estereotipos y defendían valores como la justicia y la dignidad.
El documental “Mónica entre el cielo y la tierra”, impulsado por su familia, busca preservar ese legado desde el amor y la memoria, alejándose del sensacionalismo que rodeó su muerte.

La historia de Mónica Spear y su hija Maya es un recordatorio doloroso de la violencia que afecta a muchas familias.
Pero también es una historia de resiliencia, de la fuerza para romper el silencio y contar la verdad.
Maya ha encontrado en su voz una manera de sanar y de mantener viva la memoria de su madre, mostrando que detrás de la fama y la tragedia hay una familia que merece justicia y respeto.
Su testimonio invita a la reflexión sobre la importancia de proteger a los más vulnerables y de no dejar que la violencia y la impunidad sigan marcando vidas.