💥 Nicolás Mora Nunca Fue Solo un Personaje: La Verdad Que Mario Duarte Finalmente Admitió

Mario Duarte nunca fue simplemente Nicolás Mora.
Aunque el personaje de Yo Soy Betty, La Fea lo catapultó a la fama internacional, detrás de las cámaras había un hombre con una historia llena de giros inesperados, desde sus días como músico de rock hasta su
lucha por encontrar un equilibrio entre la fama y su verdadera pasión.
Ahora, con más de 25 años de trayectoria, Duarte está listo para abrirse y contar todo.
Nacido en Barranquilla, Colombia, Mario Duarte comenzó su carrera artística en un escenario completamente distinto: la música.
En los años 90 fue el vocalista principal de la banda de rock La Derecha, un grupo que marcó la escena del rock colombiano con éxitos como “Sombras” y “Ay Qué Dolor”.
Su estilo rebelde y su energía en el escenario lo convirtieron en una figura destacada del género, pero la banda se disolvió en 1997, dejando a Duarte en una encrucijada.
Fue entonces cuando decidió reinventarse y explorar el mundo de la actuación.
Su transición no fue fácil.
Duarte confesó que, al principio, se sintió fuera de lugar en los sets de grabación, especialmente cuando audicionó para el papel de Nicolás Mora.
“Me fui a casa diciendo que me había dado pena”, admitió en una entrevista.
Pero el director Mario Rivero lo convenció de regresar, y así nació uno de los personajes más queridos de la televisión.
Nicolás Mora, con sus pantalones altos y su humor peculiar, se convirtió en el mejor amigo de Betty y en el favorito de millones de televidentes.
Sin embargo, el éxito de Yo Soy Betty, La Fea tuvo un costo.
Durante años, Duarte luchó contra el encasillamiento.
“Hay días en los que me abruma cuando la gente olvida que yo no soy el personaje”, confesó.
Aunque ha interpretado papeles diversos en producciones como La Hija del Mariachi y Bolívar, el público sigue asociándolo principalmente con Nicolás Mora.
Pero Duarte no guarda resentimientos hacia el personaje que lo hizo famoso.
“No tengo ningún conflicto con Nicolás, pero también quiero que la gente vea que soy más que eso”, afirmó.
A pesar de los desafíos, Mario Duarte ha demostrado ser un artista multifacético.
Además de su carrera en la televisión, ha participado en películas como Calibre 35 y Los Actores del Conflicto, y ha dirigido proyectos teatrales como una adaptación de Trainspotting.
En 2018, protagonizó Pelucas y Rock and Roll, una comedia musical que exploró la vida de un rockero en decadencia, mostrando su capacidad para mezclar humor y profundidad emocional.
En la música, Duarte nunca dejó de crear.
Aunque La Derecha se disolvió, continuó componiendo y recientemente lanzó un nuevo EP con canciones que reflejan su evolución como artista.
“Mi música no tiene etiquetas; es libre, influenciada por el rock, el jazz y el blues”, explicó.

Además, es cofundador de Rock al Parque, el festival gratuito de rock más grande de Latinoamérica, un logro que considera uno de los más importantes de su carrera.
Pero detrás del éxito profesional, también hay una historia personal que Duarte ha protegido cuidadosamente.
Casado con la actriz Esmeralda Pinzón, con quien comparte una hija, Rafaela, Duarte ha encontrado un equilibrio entre su vida pública y privada.
Juntos han decidido mantener a su hija fuera del foco mediático, priorizando su bienestar sobre la fama.
“Queremos que Rafaela tenga una infancia normal, lejos de los reflectores”, comentó.
A los 60 años, Mario Duarte se encuentra en un punto de reflexión.
Recientemente regresó a su icónico papel de Nicolás Mora en Ugly Betty: The Story Continues, una secuela que trajo de vuelta a los personajes más queridos de la telenovela original.
Aunque inicialmente dudó en aceptar, Duarte decidió que era el momento de abrazar su legado.
“Tenía miedo de volver, pero entendí que Nicolás Mora es parte de mí, y siempre lo será”, confesó.
En su espectáculo Oír a Mario, Duarte combina música, monólogos y stand-up para contar su historia sin filtros.
Desde sus días como rockero hasta su transformación en actor, el show es un autorretrato que muestra todas las facetas de su vida.
“No sé si me gusta cantar”, bromea al inicio, pero pronto desarma al público con su honestidad y carisma.

La revelación más impactante de Duarte, sin embargo, no está en su carrera, sino en su perspectiva sobre la fama y la identidad.
“Por años me sentí atrapado entre ser Mario Duarte y ser Nicolás Mora.
Pero hoy entiendo que ambos son parte de mí.
No soy solo un personaje, soy un hombre con una historia, y estoy orgulloso de ella”, declaró.
La confesión de Mario Duarte nos recuerda que detrás de cada estrella hay una persona con sueños, luchas y una historia única.
Su capacidad para reinventarse y abrazar todas las facetas de su vida lo convierte en un ejemplo de resiliencia y autenticidad.