El asesinato de Paco Stanley el 7 de junio de 1999 se convirtió en una herida abierta en la memoria colectiva de México, un crimen que trascendió la farándula para convertirse en un caso judicial de gran controversia.

Mario Bezares, el inseparable amigo y compañero de Paco en televisión, pasó de ser un ícono cómico a ser el principal sospechoso, enfrentando la cárcel y el juicio público.
Ahora, después de 25 años de ostracismo y silencio, Bezares utiliza el escenario de un reality show para buscar una redención completa, compartiendo su versión de los hechos y, en un momento catártico, recibiendo el perdón del hijo de la víctima.
La Redención en La Casa de los Famosos
La vuelta de Mario Bezares a la televisión nacional a través de La Casa de los Famosos México fue vista por él como una oportunidad de “redención largamente esperada.”
El clímax de esta búsqueda se dio en la gala final, cuando Paul Stanley, el hijo de Paco, hizo una aparición sorpresa en la casa.
La tensión en la habitación era palpable, dada la historia de acusaciones que vincularon a Bezares con la muerte del padre de Paul.
Dirigiéndose directamente a Mario, Paul pronunció las palabras que Bezares había esperado durante un cuarto de siglo.
“Estoy aquí porque decidí estar.
Ha pasado mucho tiempo y ha sido muy difícil para todos nosotros, pero quiero decirte que estoy en paz contigo.”
Paul Stanley, ahora padre de familia, continuó su emotivo mensaje: “Ya solté todo.
Quiero una nueva vida, dejar todo atrás.
Te deseo lo mejor a ti y a tu familia.”
Mario, visiblemente abrumado, rompió en llanto al recibir el perdón, un momento que no fue solo televisivo, sino un cierre personal al dolor, el arrepentimiento y la sombra de la acusación.
El Origen de la Acusación y la Prisión

La detención de Mario Bezares, el 22 de junio de 1999, se produjo apenas dos semanas después del asesinato de Paco Stanley.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal siguió líneas de investigación que apuntaban a la venganza y el ajuste de cuentas.
La acusación formal contra Bezares, Paola Durante y otros cómplices se basó en el testimonio de un recluso, Luis Valencia, quien alegó que el crimen tenía vínculos con el narcotráfico y que Bezares había sido clave para asegurar la presencia de Stanley en el restaurante.
Aunque las pruebas eran consideradas “endebles,” Bezares y sus coacusados fueron enviados a prisión.
El actor pasó casi 18 meses encarcelado, en medio de una intensa batalla legal, hasta que un juez finalmente los absolvió a todos en enero de 2001, al no encontrar pruebas concluyentes que sostuvieran el vínculo con el asesinato.
La Teoría del Crimen: La “Anarquilla”
Dentro del reality show, Bezares finalmente rompió su silencio sobre lo que él cree que fue la causa real del crimen, una teoría que contradice abiertamente las especulaciones de deudas y narcotráfico que circularon en la época.
“Paco tenía dinero, no le debía a nadie.
No necesitaba meterse con gente peligrosa,” insistió Mario a sus compañeros de casa.
Según su versión, la muerte de Paco Stanley no fue un ajuste de cuentas por temas de negocios ilícitos, sino el resultado de un conflicto de índole sentimental dentro del crimen organizado.
Bezares afirmó que el conductor se “metió con una anarquilla,” un término coloquial para referirse a una mujer narcotraficante, sugiriendo que esta supuesta relación fue lo que desencadenó el ataque fatal.
El actor describió el incidente como una “escaramuza,” un malentendido violento más que un plan orquestado.
La Batalla Legal Contra la Ficción
El resurgimiento del caso, impulsado por la nueva serie de Prime Video, ¿Quién lo Mató?, ha provocado la indignación de Mario Bezares y Paola Durante.
Ambos han denunciado públicamente la producción, alegando que la serie utiliza sus nombres e imágenes sin consentimiento y que “distorsiona la verdad” sobre los hechos.
A través de sus abogados, Bezares expresó su “firme desaprobación” y condenó el intento de “estigmatizarnos nuevamente cuando ya fuimos absueltos por un juez.”
El actor y sus representantes argumentan que la serie es “sensacionalismo” que busca lucrar con el dolor y el trauma, reabriendo viejas heridas a pesar de que la justicia dictó un fallo de inocencia hace más de dos décadas.
El conflicto demuestra que, 25 años después, el caso Stanley sigue siendo un campo de batalla entre la justicia legal y la narrativa mediática.