😢 ¡Dolor Insoportable! La Esposa y la Madre de Diogo Jota Rompen en Llanto en su Último Adiós junto a su Hermano
Portugal amaneció sumido en una nube de dolor y conmoción.
El funeral de Diogo Jota, estrella del fútbol internacional, y su hermano menor —ambos fallecidos en un trágico suceso cuya causa aún mantiene al país en vilo— se llevó a cabo en medio de una multitud desgarrada que no podía creer lo que estaba viviendo.
Pero entre todos los rostros inundados de lágrimas, hubo dos que quedaron grabados en la memoria colectiva: los de su madre y su esposa, quienes protagonizaron los momentos más estremecedores del velorio y el entierro.
Desde muy temprano, familiares, amigos cercanos, figuras del fútbol y miles de fanáticos comenzaron a congregarse en la parroquia donde se realizó la misa de cuerpo presente.
Afuera, cientos de flores cubrían los muros, mientras en el interior el ambiente era irrespirable: una mezcla de luto, incredulidad y sufrimiento colectivo.
Sin embargo, todo se quebró cuando llegó la madre del jugador.
Vestida completamente de negro, con el rostro casi irreconocible por el llanto constante, la madre de Diogo cayó de rodillas frente al féretro, gritando: “¡Devuélvanme a mis hijos! ¡No me pueden dejar así!” Su llanto fue tan desgarrador que varios familiares tuvieron que intervenir para evitar que colapsara.
“¡Se fueron juntos y me dejaron sola!”, repetía una y otra vez, mientras abrazaba con desesperación el ataúd que contenía los restos de su hijo mayor.
Minutos después, la escena volvió a estremecer a todos cuando ingresó la esposa de Diogo, completamente devastada.
No emitió palabra, solo caminó directo hacia el féretro, colocó su mano sobre él y se quedó inmóvil durante varios minutos.
Las lágrimas caían en silencio, pero su mirada perdida decía más que mil gritos.
En un momento, se le oyó murmurar: “¿Y ahora qué hago sin ti? ¿Cómo le explico a nuestro hijo que su papá no volverá?”
La misa fue oficiada por un sacerdote cercano a la familia, quien tampoco pudo contener la emoción.
En sus palabras, destacó la humildad, el amor y la pasión con la que Diogo vivía, dentro y fuera de la cancha.
“No hemos perdido solo a un futbolista, hemos perdido a un ser humano excepcional, y a un hermano que era la luz de su familia”, dijo con la voz entrecortada.
Al salir del templo, los ataúdes de los hermanos Jota fueron cargados por compañeros de equipo y amigos de la infancia.
En el camino hacia el cementerio, el silencio absoluto fue acompañado por los aplausos espontáneos de la multitud que se alineaba a ambos lados de la calle.
Varios fanáticos, sin poder contenerse, gritaban: “¡Gracias por todo, Diogo!” y “¡Portugal llora contigo!”
Ya en el cementerio, el dolor alcanzó su punto más alto.
La madre, que había logrado mantenerse de pie gracias al apoyo de familiares, se desplomó cuando el féretro de su hijo comenzó a descender.
Gritaba sin control, llamándolo por su nombre, suplicando que todo fuera una pesadilla.
Su imagen, abrazada al ataúd como si quisiera evitar que bajara, rompió en lágrimas incluso a los más serenos.
La esposa, por su parte, tomó una decisión inesperada: colocó sobre el féretro una camiseta con el nombre de su esposo y un retrato familiar.
“Para que nunca te olvides de que te amamos.
Siempre serás el héroe de tu hijo”, dijo con voz apenas audible, antes de besar el ataúd por última vez.
Tras la ceremonia, varios futbolistas y excompañeros publicaron mensajes de despedida en sus redes sociales, mientras el club al que pertenecía Jota declaró luto oficial.
El estadio se llenó de velas, camisetas y pancartas con mensajes como “Hasta siempre, capitán” y “Tus goles vivirán por siempre en nuestros corazones”.
El último adiós a Diogo Jota y su hermano no fue solo una ceremonia fúnebre.
Fue un acto de amor roto, de familia desgarrada, de país paralizado por la pérdida de dos vidas jóvenes arrebatadas sin explicación.
Hoy, el fútbol llora.
Pero más allá de los estadios y las canchas… llora una madre, una esposa, un hijo.
Llora todo un pueblo que aún no entiende por qué se apagó tan pronto una luz tan brillante.