María Victoria, una de las figuras más emblemáticas de la época de oro del cine mexicano, ha vuelto a ser noticia, no solo por su impresionante longevidad, sino también por revelaciones que han dejado sorprendidos a sus admiradores.
A sus 102 años, la actriz y cantante ha roto el silencio para contar detalles inéditos de su vida personal y profesional, desmintiendo rumores y reafirmando su legado como una mujer fuerte, auténtica y profundamente querida.

Nacida en febrero de 1933 en Guadalajara, Jalisco, María Victoria Cervantes proviene de una familia con talento artístico natural.
Desde niña, estuvo rodeada de música y teatro; sus hermanas Vida y Esperanza fueron cantantes de ópera y actrices, y su abuela trabajaba como regidora de escena.
Su padre confeccionaba vestuario para artistas, lo que le permitió a María Victoria desde pequeña familiarizarse con el mundo del espectáculo.
Aunque soñaba con ser diseñadora de alta costura, su destino la llevó al escenario.
A los nueve años debutó en la carpa México, un espacio itinerante de espectáculos que fue plataforma para grandes artistas.
Allí empezó a cantar y actuar, conquistando rápidamente al público con su voz suave y su carisma natural.
Durante la década de 1940 y 1950, María Victoria se convirtió en una figura imprescindible en teatros prestigiosos de la Ciudad de México y en la radio.
Su talento la llevó a grabar más de 500 canciones y a protagonizar 37 películas, entre ellas “Los paquetes de Paquita” y su secuela “Cupido perdió a Paquita”, que la consagraron como una estrella coqueta y sensual.

Su estilo único, mezcla de glamour, elegancia y sensualidad, rompió esquemas en una época conservadora, ganándose tanto la admiración como la polémica.
María diseñaba sus propios vestidos, mostrando un sello personal que inspiró a toda una generación de cantantes.
Más allá de su carrera artística, la vida personal de María Victoria estuvo marcada por un amor profundo y duradero.
Conoció a Manuel Gómez, con quien tuvo a su primera hija, María Ester “Teté”.
A pesar de estar enamorados, la familia de Manuel desaprobaba su carrera artística, lo que llevó a la separación.
Posteriormente, María encontró el amor verdadero junto a Rubén Cepeda Novelo, con quien se casó y tuvo una relación basada en el respeto, la confianza y la estabilidad.
Rubén fue su compañero hasta su muerte en 1974, un golpe que la dejó viuda joven.
Desde entonces, María Victoria decidió no volver a casarse, manteniendo vivo el recuerdo y el amor por Rubén durante más de 50 años.
En una entrevista reciente, María Victoria aclaró un rumor que había circulado durante años: el supuesto coqueteo de Pedro Infante con ella mientras estaba casado con Irma Dorantes.
La actriz fue tajante y honesta, afirmando que Pedro no era tan coqueto como se creía y que, de haberlo sido, ella lo habría rechazado por respeto a Irma, a quien consideraba una gran amiga.
María destacó que su relación con Pedro Infante fue siempre profesional y que las mujeres eran quienes se le lanzaban a él, y él simplemente se dejaba querer.
Esta confesión puso fin a especulaciones y mostró la integridad y respeto que siempre han caracterizado a María Victoria.
En los últimos años, María Victoria ha sido objeto de rumores sobre su salud, incluyendo falsos reportes de su fallecimiento.
Sin embargo, su familia, especialmente sus nietos integrantes del grupo musical Cumbia Pedregal, han salido a desmentir estas noticias, asegurando que la actriz está perfectamente de salud y en contacto constante con ellos.
De hecho, en febrero de 2025, María Victoria celebró su cumpleaños número 102 en una reunión familiar íntima, rodeada de amor y admiración.

Esta cifra sorprendió a muchos, ya que durante décadas se creyó que tenía 98 años.
Su familia reveló que ella decidió reducir algunos años públicamente, una práctica común en el mundo del espectáculo.
María Victoria no solo es recordada por su talento y belleza, sino también por la fortaleza con la que ha enfrentado la vida.
Su carrera, que abarca música, cine y televisión, es un testimonio de dedicación y pasión.
A lo largo de su vida, ha sido un modelo de autenticidad, manteniendo siempre sus valores de respeto, fidelidad y humildad.
Su influencia se extiende a sus hijos y nietos, quienes la admiran profundamente.

Su nieta Fernanda, por ejemplo, ha compartido en redes sociales mensajes llenos de amor y admiración hacia su abuela, destacando su lucidez y energía a pesar de los años.
La historia de María Victoria es una inspiración para todos.
Su capacidad para mantenerse fiel a sí misma, su amor inquebrantable y su legado artístico la convierten en una verdadera leyenda viva.
A sus 102 años, sigue desafiando las expectativas y recordándonos que la grandeza no solo se mide en éxitos, sino en la dignidad y el cariño con que se vive la vida.
María Victoria es, sin duda, un ejemplo de que las leyendas nunca se apagan; solo brillan más con el tiempo.
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