A los 62 años, Grecia Colmenares sorprende al anunciar un nuevo capítulo de amor
Grecia Colmenares, la inolvidable reina de las telenovelas de los años ochenta, ha dejado al mundo del espectáculo sin aliento al revelar que está dispuesta a dar un paso monumental en su vida: casarse nuevamente a los 62 años.
En una confesión íntima y cargada de emoción, la actriz ha roto su habitual silencio para hablar de su pareja, desenredar pasados que parecían dormidos y construir un horizonte distinto, más maduro, mucho más auténtico.
Lejos han quedado los tiempos de la joven rubia protagonista de “Topacio”, con su melena dorada y su mirada dulce que conquistó a multitudes.
Hoy, Grecia vive en Italia, alejada de la vorágine mediática, imponiendo su propia paz interior: rutinas de ejercicio constantes, una fe renovada y una presencia íntima en redes sociales.
Desde ese oasis de tranquilidad, decidió alzar la voz: ya no teme compartir los anhelos que durante años guardó para sí misma.
Durante décadas, su vida sentimental fue reservada, casi mitológica.
Se casó por primera vez a los 17 años con el actor Henry Zakka, una unión fugaz que terminó apenas unas temporadas después.
Más adelante, vivió uno de sus romances más sonados con el empresario argentino Marcelo Pelegri, con quien tuvo a su único hijo, Gianfranco.
Aquella relación duró casi dos décadas, y aunque terminaron distanciados, siempre mantuvieron una relación de respeto.
Pero ahora, en un giro sorprendente que muchos no vieron venir, Grecia admite que su corazón ha vuelto a latir con fuerza.
“Estoy lista para un nuevo compromiso”, parece decir entre líneas, mientras describe a su actual pareja con ternura y admiración.
No ha dado nombres ni ha mostrado rostros a los medios, protegiendo ese rincón íntimo que ahora valora más que nunca, pero sus palabras son claras: no es una aventura pasajera, sino una decisión profunda y consciente.
Esta revelación toma aún más fuerza cuando se considera su presente familiar.
El pasado año, viajó desde su residencia en Italia hasta Miami para conocer a su primer nieto, Luca, fruto del matrimonio de su hijo Gianfranco.
El reencuentro, relatado por su hijo en medios, fue emotivo y lleno de vida: llamadas diarias, consejos de abuela y una relación cercana pese a la distancia.
Esa conexión, ese vínculo con Luca, parece haber sido un punto de inflexión para ella.
Su rol de abuela no es solo tierno, es vital, es parte de la chispa que ha avivado sus ganas de construir algo nuevo.
En su confesión, Grecia también habla de su fe.
La actriz ha encontrado paz en su espiritualidad, y eso le ha dado espacio para soñar de nuevo.
No se trata simplemente de amar, sino de reinventarse desde una base sólida y sincera.
Ha aprendido que el amor no tiene fecha de caducidad, y que la alegría puede volver incluso después de años de silencio.
Es un renacimiento emocional, un segundo acto donde ella es la protagonista no de una novela, sino de su propia historia.
La industria del espectáculo ha quedado conmocionada.
Para quienes la recordaban únicamente en la piel de heroína dramática, esta noticia es una bocanada de realismo y esperanza.
Y su admiración no solo proviene del público: su hijo Gianfranco ha elogiado su fuerza, su entrega y la claridad con la que hoy mira el futuro.
Además, sus seguidores en redes la han visto calmarse, centrarse, recuperar su brillo de manera tranquila y poderosa.
Al mismo tiempo, su anuncio rompe tabúes: pocas celebridades de su generación hablan abiertamente de volver a enamorarse y comprometerse a esta edad.
Grecia desafía los prejuicios, demuestra que no está atrapada por el pasado, sino impulsada por la madurez.
Su historia no es ya un melodrama rosa, es un testimonio real de que no importa la edad, lo importante es la valentía de escuchar al corazón.
Por último, aunque no hay fecha confirmada para la boda, la mera idea de un compromiso serio hace que muchos se pregunten: ¿será esta la boda más esperada de su vida? ¿Cómo será la ceremonia? ¿Quiénes estarán presentes? Grecia no ofrece detalles aún, pero cada palabra que pronuncia alimenta la fascinación.
Ha transformado su vida privada en un acto de libertad, y su deseo de compartir este nuevo capítulo es en sí mismo un acto de valentía.
Así, a sus 62 años, Grecia Colmenares no solo anuncia una boda: declara un nuevo comienzo.
Y para quienes la han seguido durante más de cuatro décadas, es un recordatorio poderoso: nunca es tarde para reescribir el guion y dejar que el corazón vuelva a brillar.
