El pasado 8 de marzo, la República Dominicana enfrentó una tragedia que conmovió a toda la nación: el colapso del techo de la discoteca Jet Set, que dejó a numerosas personas atrapadas entre los escombros y causó múltiples víctimas.
Para entender mejor las causas de muerte de quienes estuvieron atrapados y cómo se manejó la emergencia, conversamos con el doctor Euris Encarnación, especialista en emergenciología y desastres, quien participó directamente en la atención de los afectados en los hospitales Moscoso Puello y La Alta Gracia.
El doctor Encarnación explicó que un desastre en salud pública se define cuando la demanda de atención médica supera la capacidad de respuesta del sistema sanitario.
Aunque el evento no fue un desastre natural como un terremoto, el colapso del techo generó una situación similar debido a la gran cantidad y gravedad de las víctimas, sumado al factor sorpresa que dificultó la preparación y la respuesta inmediata.
Además, el accidente ocurrió en la madrugada, un horario en que los hospitales ya enfrentan una carga habitual de emergencias, lo que complicó aún más la atención.
La presencia de tendidos eléctricos y gases en el lugar también aumentó la complejidad del rescate y la atención prehospitalaria.
En cuanto a la preparación de los hospitales para este tipo de emergencias, el doctor aseguró que se realizan simulacros periódicos, incluyendo simulacros de terremotos e incendios, organizados por los comités de emergencia de cada centro hospitalario.
Sin embargo, reconoció que ningún sistema está completamente preparado para un evento inesperado y masivo como el ocurrido en Jet Set.
A pesar de las dificultades, la respuesta hospitalaria fue efectiva; antes de las 10 de la mañana del día siguiente, se había identificado y registrado a todas las víctimas atendidas, permitiendo una adecuada coordinación entre los diferentes centros médicos.
Uno de los principales retos durante la emergencia fue la falta de recursos suficientes, como camillas y especialistas en trauma.
La logística hospitalaria se vio sobrepasada por la cantidad de pacientes que llegaron en un corto periodo, evidenciando la necesidad de fortalecer la infraestructura y el personal capacitado para emergencias de gran escala.
Aunque el evento estuvo confinado a un solo lugar, las lesiones presentadas por los pacientes fueron similares a las que se observarían en un terremoto, con traumas severos que requerían atención inmediata y especializada.
Muchos familiares se mostraron preocupados al escuchar que sus seres queridos tenían un “pronóstico reservado”.
El doctor Encarnación explicó que este término se utiliza cuando un paciente está estable pero puede presentar complicaciones en cualquier momento, por lo que se mantiene bajo observación constante.
Esto implica que el paciente no está fuera de peligro, pero tampoco en una situación crítica irreversible, pudiendo evolucionar favorablemente o presentar empeoramientos repentinos, especialmente en casos de trauma severo.
Una de las causas frecuentes de muerte en este tipo de desastres es la lesión por aplastamiento, que ocurre cuando un objeto pesado, como una viga o una pared, comprime una parte del cuerpo, causando fracturas, desgarros musculares y daño vascular.
El doctor detalló que dentro de estas lesiones puede desarrollarse el síndrome compartimental, una condición grave en la que la inflamación muscular atrapada dentro de una fascia —membrana que rodea el músculo— aumenta la presión interna, dañando tejidos y vasos sanguíneos, lo que puede llevar a la necrosis y pérdida del miembro afectado.
Además, existe el síndrome por aplastamiento, una complicación metabólica que ocurre cuando los músculos dañados liberan toxinas y electrolitos, como el potasio, en el torrente sanguíneo al ser liberados tras la descompresión.
Este fenómeno puede causar arritmias cardíacas y falla multiorgánica, lo que explica por qué algunos pacientes que fueron rescatados con vida fallecieron posteriormente en el hospital.
El estrés y la ansiedad también juegan un papel importante en la evolución de los pacientes atrapados.
Algunas personas pueden sufrir ataques de pánico o crisis respiratorias debido a la angustia de estar confinadas en espacios reducidos, lo que puede agravar su estado de salud, especialmente si tienen condiciones cardíacas preexistentes.
Por otro lado, el personal médico enfrenta una presión psicológica considerable al atender a un gran número de víctimas en condiciones extremas, afectando incluso su bienestar emocional.
Para manejar la atención médica de manera eficiente, se utiliza un sistema de clasificación llamado triaje, que asigna colores según la gravedad y urgencia de cada paciente.
El color negro se asigna a quienes tienen lesiones incompatibles con la vida, considerados fallecidos.
El rojo corresponde a pacientes que requieren atención inmediata para salvar su vida, como aquellos con taponamiento cardíaco o choque hipovolémico.
El amarillo se da a pacientes estables pero con riesgo de complicaciones, que necesitan atención prioritaria pero no inmediata, y el verde a pacientes con lesiones menores que pueden esperar.
Esta clasificación permite optimizar recursos y esfuerzos en emergencias masivas, asegurando que los casos más graves reciban atención rápida.
Entre las complicaciones tardías que pueden afectar a los sobrevivientes está la insuficiencia renal aguda, causada por la liberación de proteínas musculares dañadas que obstruyen los túbulos renales.
Muchos pacientes requieren diálisis para manejar esta condición, lo que aumenta la demanda sobre los servicios médicos incluso semanas después del evento.
Finalmente, el doctor Euris Encarnación agradeció la oportunidad de compartir su experiencia y resaltó la importancia de fortalecer la preparación y respuesta ante desastres en el país.
Su labor y la de muchos profesionales de la salud fue fundamental para atender a las víctimas de la tragedia Jet Set y minimizar la pérdida de vidas.
Esta tragedia expone la vulnerabilidad ante eventos inesperados y la necesidad de mejorar continuamente la capacidad de respuesta médica y logística en situaciones de emergencia.
La combinación de lesiones físicas severas, complicaciones metabólicas y el impacto psicológico hacen que la atención en estos casos sea un desafío complejo que requiere preparación, recursos y sensibilidad.
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