A los 73 años, Mary Austin rompió décadas de silencio desde Londres para revelar la verdad sobre su relación con Freddie Mercury, su enfermedad y la gestión de su legado, una confesión que conmovió al mundo y mostró por primera vez el lado más humano y vulnerable del legendario cantante de Queen.

Londres, mayo de 2025.
Después de más de tres décadas de discreción absoluta, Mary Austin, la mujer a quien Freddie Mercury llamó “el gran amor de su vida”, decidió hablar y el mundo del rock entero contuvo la respiración.
En una entrevista exclusiva realizada en su residencia privada cerca de Garden Lodge, la histórica casa de Mercury en Kensington, Austin relató con detalle episodios hasta ahora desconocidos de su relación con el icónico cantante, los momentos finales de su vida y el manejo del legado que dejó tras su muerte en 1991.
“Durante años guardé silencio porque sentía que hablar era traicionar algo sagrado”, confesó Mary, mirando directamente a la cámara, con una serenidad que contrastaba con la carga emocional de sus palabras.
“Pero he aprendido que el silencio también puede deformar la verdad”.
La entrevista comenzó con recuerdos de sus primeros años junto a Freddie.
Mary narró cómo se conocieron en Londres a finales de los años sesenta, cuando él aún no era la superestrella mundial que luego conocería el planeta.
“Él era intenso, brillante y un poco caótico, pero había algo en su mirada que me decía que todo lo que soñaba podía ser posible”, dijo, evocando con nostalgia aquellos días de juventud y primeras citas.
A medida que la conversación avanzaba, la actriz relató cómo su relación sentimental se transformó cuando Mercury asumió públicamente su orientación sexual, un cambio que no quebró el vínculo afectivo entre ellos.

“No éramos pareja, pero seguíamos siendo hogar el uno para el otro”, afirmó, generando un estremecimiento en los fans que nunca imaginaron la profundidad de su conexión.
Uno de los momentos más impactantes de la charla llegó cuando Mary abordó la enfermedad de Freddie Mercury.
Reveló que supo del diagnóstico de VIH antes de que se hiciera público y cómo esa información alteró por completo su relación.
“Mi vida se convirtió en protegerlo, no al ícono, sino al hombre que necesitaba a alguien a su lado”, explicó.
Según Austin, esa fue la razón por la que respetó durante años el deseo de Mercury de mantener en secreto su estado de salud.
La actriz describió con detalle los días finales de Mercury en 1991, sus momentos de vulnerabilidad y su deseo de que Garden Lodge permaneciera como refugio y no como museo.
“Quería que su casa fuera un lugar de vida, no de espectáculo”, recordó Mary con voz entrecortada.
Mary Austin también habló sobre la gestión de la herencia y los derechos de Freddie Mercury, que incluye Garden Lodge, regalías de Queen y otros activos personales.
Aseguró que la responsabilidad de preservar la memoria y la obra del cantante ha sido enorme, y que cada decisión tomada en torno a su legado estaba guiada por el respeto hacia él.

“Cada carta, cada objeto, cada nota musical tiene un valor emocional que no se puede medir con dinero”, dijo, dejando claro que su papel como heredera ha sido tanto un honor como un desafío constante.
La entrevista no evitó las especulaciones que rodearon a Mary a lo largo de los años, incluyendo rumores sobre su influencia en la vida personal y profesional de Freddie.
“Se dijeron muchas cosas; algunas dolieron, otras me hicieron reír.
Pero la verdad no necesita defensa constante”, señaló con calma, desarmando décadas de rumores con sencillez y dignidad.
Hacia el final de la conversación, Mary Austin reflexionó sobre su vida actual.
A sus 73 años, vive tranquila, rodeada de recuerdos, cartas y objetos de Freddie Mercury.
Aseguró que no busca protagonismo ni reconocimiento tardío: “Hablo ahora porque quiero que Freddie sea recordado completo, no fragmentado por mitos”.
La revelación de Austin ha generado una ola de conmoción entre los seguidores de Queen, quienes ahora perciben al legendario cantante desde una perspectiva más humana, marcada por el amor, la vulnerabilidad y la lealtad que solo Mary pudo conocer desde cerca.
Esta confesión, a más de tres décadas de la muerte de Freddie Mercury, no solo humaniza al icono del rock, sino que también evidencia el poder del silencio y la memoria, y cómo la verdad contada en el momento adecuado puede transformar la percepción de una leyenda.
Mary Austin, a sus 73 años, logra que el mundo vea al hombre detrás del mito y reafirma su papel insustituible en la historia de Queen.