Juancho Polo Valencia perdió a su esposa Alicia Cantillo durante el parto debido a complicaciones de salud mientras él se encontraba ausente en una parranda.

En el corazón del vallenato colombiano, donde la música se entrelaza con las historias de vida, surge una narrativa desgarradora que ha marcado a generaciones.
La historia de Juancho Polo Valencia y su amada Alicia Cantillo es un relato de amor, tragedia y la ineludible realidad de la vida que se despliega en cada acorde del acordeón.
Juancho, un talentoso juglar, se convirtió en un símbolo del vallenato gracias a su obra maestra “Alicia Adorada”, que narra la profunda tristeza de perder a su esposa durante el parto.
Juancho Polo, conocido en el mundo artístico como Juancho Polo Valencia, nació en 1918 y creció en un entorno donde la música y el licor eran parte de su vida diaria.
Desde joven, mostró un talento innato para la música, pero su pasión por la parranda y el alcohol lo llevaron a un camino de autodestrucción.
A pesar de sus problemas con el licor, su carisma y habilidad para contar historias a través de la música lo convirtieron en una figura querida en la región.
En 1942, Juancho conoció a Alicia, una joven de apenas 17 años, con quien se casó a pesar de la oposición de su madre.
La pareja se trasladó a Flores de María, un pequeño pueblo donde Juancho continuó su carrera musical, dejando a su esposa sola durante largos períodos mientras él se dedicaba a las parrandas.
La vida de Alicia no fue fácil; a medida que pasaba el tiempo, la soledad y la tristeza comenzaron a pesar sobre sus hombros.

Dos años después de su matrimonio, Alicia quedó embarazada. Sin embargo, el entusiasmo por la llegada del bebé no pudo cambiar la naturaleza de Juancho, quien continuó sumergido en el mundo del licor y la fiesta.
Alicia, quien ya comenzaba a padecer problemas de salud, se encontró atrapada en una situación desesperante. Mientras su esposo disfrutaba de la vida en las fiestas, ella sufría en silencio, enfrentando complicaciones durante el embarazo.
El día del parto llegó y, lamentablemente, la salud de Alicia se deterioró rápidamente. Sufría de anemia y preeclampsia, condiciones que complicaron aún más su situación.
Mientras Juancho se encontraba en una parranda en Pivijay, recibió la noticia de que su esposa estaba a punto de dar a luz y que su vida corría peligro. Sin embargo, en lugar de apresurarse a su lado, el licor lo mantuvo anclado en la fiesta.
Alicia, sola y asustada, clamó al cielo por ayuda mientras su salud se desvanecía. En el momento más crítico, la sangre comenzó a escapar de su cuerpo, y su situación se volvió crítica. A pesar de los esfuerzos de los médicos de la región, no pudieron salvarla.
Juancho, al llegar a su hogar, se encontró con la devastadora realidad: su esposa había muerto, y él había estado ausente en el momento más importante de sus vidas.
El dolor que sintió Juancho fue indescriptible. Al ver el altar donde reposaba el cuerpo sin vida de Alicia, la inspiración lo invadió. Con su acordeón en mano, comenzó a tocar y a componer los versos que contarían la historia de su amor y su pérdida.
Así nació “Alicia Adorada”, una canción que se convertiría en un himno del vallenato, resonando con la tristeza y la nostalgia de quienes han perdido a un ser querido.

La letra de la canción expresa el profundo dolor de Juancho, quien, a través de su música, busca consuelo y redención. La frase “Como Dios en la tierra no tiene amigos” refleja su soledad y desesperación.
A pesar de haber encontrado una nueva pareja en su vida, el recuerdo de Alicia siempre permaneció vivo en su corazón. La canción se convirtió en un clásico, inmortalizando la memoria de su amada y recordando a todos la fragilidad de la vida.
Juancho Polo Valencia continuó su vida, pero el peso de la tragedia nunca lo abandonó. La música se convirtió en su refugio, un medio para expresar su dolor y su amor por Alicia.
En 1978, mientras descansaba en una hamaca, rodeado de botellas de licor, Juancho no despertó más. Su vida, marcada por la tristeza y el arrepentimiento, llegó a su fin, pero su legado musical perduró.
La historia de Alicia y Juancho es un recordatorio de que la vida está llena de altibajos, de momentos de alegría y de dolor.
En cada acorde de “Alicia Adorada” se escucha el eco de una tragedia que resuena en el corazón de quienes conocen el verdadero significado del amor y la pérdida.
La música vallenata, con sus historias de vida, sigue siendo un espejo de la realidad, recordándonos que, a pesar de las adversidades, el amor siempre encontrará una manera de perdurar.
