Mario Quintero Lara, líder y fundador de la emblemática agrupación mexicana Tucanes de Tijuana, ha sido siempre una figura central en el mundo de la música regional mexicana.
Conocido por su voz inconfundible y sus canciones que han puesto a bailar a millones, Mario ha decidido romper el silencio y compartir detalles íntimos y desconocidos sobre su vida personal, la historia detrás de la banda y algunas polémicas que han rodeado a este grupo durante décadas.
Mario nació en un pequeño rancho llamado La Bebelama, en Sinaloa, un lugar con apenas unas pocas casas donde la vida transcurría en medio del monte y el silencio.
Desde niño, la música fue su refugio y su sueño.
Creció escuchando corridos y música norteña, soñando con algún día hacer algo grande en el mundo musical.
Su pasión lo llevó a fundar en 1987, junto con otros músicos, los Tucanes de Tijuana, agrupación que, aunque con raíces en Baja California, tiene el alma profundamente sinaloense.
En lo personal, Mario se ha mostrado siempre como un hombre de familia.
Está casado con Adriana desde que tenían 19 años, una mujer que ha sido su pilar inquebrantable.
Adriana no solo es su esposa sino también su apoyo constante, especialmente en los momentos difíciles de la fama y la vida pública.
Juntos tienen un hijo, Tapi, quien también ha seguido los pasos musicales de su padre.
Mario reconoce que sin su familia, no sería el artista que es hoy.
Ella ha sido su equilibrio, su fuerza silenciosa en medio de los reflectores y la presión del éxito.
Rompiendo con su tradicional discreción, Mario confesó haber tenido relaciones con dos figuras públicas muy conocidas: Galilea Montijo y Alicia Machado.
Aunque niega que haya sido un circo mediático, admite que estas relaciones marcaron momentos importantes en su vida.
Con Galilea, la conexión fue inmediata y breve pero intensa, mientras que con Alicia fue una relación de complicidad y diversión en otro momento de su vida.
Mario asegura que no se arrepiente de estas experiencias y que cada una le dejó enseñanzas valiosas.
La historia de los Tucanes no ha estado exenta de conflictos internos y cambios importantes.
Uno de los momentos más delicados fue la salida de Mario Moreno Quintero, primo de Mario y uno de los fundadores de la banda, en 2011.
Aunque inicialmente se especuló sobre peleas y envidias, la verdad fue que Mario Moreno decidió seguir otro camino por diferencias en la dirección musical y administrativa del grupo.
Otro cambio significativo fue la salida de Clemente Flores, tecladista que aportó frescura y energía a la banda durante más de una década, pero que desapareció sin dar explicaciones.
También la partida de Joel Higuera, segunda voz y acordeonista, dejó una huella profunda.
Joel enfrentó problemas con el alcohol y otras sustancias, lo que afectó su desempeño y terminó en su fallecimiento por un infarto en 2020.
Mario recuerda con dolor estos episodios, especialmente porque Joel fue una pieza clave en la historia de los Tucanes.
Además de los fundadores, otros músicos que formaron parte de los Tucanes han dejado la agrupación en circunstancias misteriosas o polémicas.
Tommy, un bajista carismático, desapareció del ojo público sin explicaciones, y David Servín Raya, baterista desde 1987, ha mantenido una vida muy reservada.
Su hijo, en cambio, estuvo involucrado en actividades criminales, lo que generó controversias y dolor familiar.
Luis Adrián Cázares Gómez, el bajista más joven que se unió en 2018, representa la renovación y continuidad de la banda.
Aunque es el más nuevo, ha logrado ganarse el respeto del público y de sus compañeros con su talento y profesionalismo, manteniendo la esencia de los Tucanes sin caer en escándalos.
A pesar de los altibajos, los Tucanes de Tijuana han construido una carrera sólida basada en el trabajo duro, la pasión y la conexión con su público.
Han sido llamados “el papá de los pollitos”, en referencia a su influencia sobre otras agrupaciones y su lugar en la música regional mexicana.
Su éxito no llegó de la noche a la mañana, sino tras años de tocar en cantinas, bodas y clubes latinos, ganando respeto y premios como discos de oro, platino y Grammys.
Mario enfatiza que lo más valioso no es la fama ni los reconocimientos, sino la permanencia y el amor por la música.
La banda siempre ha preferido hablar de su arte antes que de escándalos, y detrás de cada uno de ellos hay mujeres firmes que los han sostenido en las giras y en las dificultades, inspirando canciones y siendo musas silenciosas.
Mario Quintero Lara ha demostrado ser un hombre honesto que no teme hablar de sus errores, aciertos y experiencias.
Su historia refleja la complejidad de una vida dedicada a la música, marcada por triunfos, pérdidas y aprendizajes.
En su voz y en sus letras, se escucha el corazón de un hombre que, a pesar de las adversidades, sigue comprometido con su arte y con su gente.
Este testimonio no solo desvela los secretos detrás de la leyenda de los Tucanes de Tijuana, sino que también humaniza a un ícono, recordándonos que detrás del brillo y la fama hay historias de esfuerzo, amor y resiliencia.
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