Pocas canciones pop han tenido un recorrido tan curioso y multicultural como Con todos menos conmigo.
Aunque millones de personas la recuerdan como uno de los mayores éxitos del grupo mexicano Timbiriche, su historia comenzó mucho antes, en otro idioma y en otro continente.
Lo que parecía ser un tema juvenil de los años ochenta resultó ser, en realidad, una pieza con raíces alemanas, una versión española poco conocida y una reinterpretación mexicana que marcó a toda una generación.

Hoy repasamos la sorprendente trayectoria de esta canción que, como dice el dicho, “a veces la copia supera al original”.
El 3 de marzo de 1987 se lanzó Timbiriche 7, el séptimo álbum de estudio de la icónica agrupación mexicana.
Este disco fue un parteaguas en la historia del pop latino, no solo por su enorme éxito comercial, sino porque marcó el debut de Thalía Sodi y Eduardo Capetillo dentro de la banda.
En un momento en que el grupo ya gozaba de fama continental, este álbum consolidó su dominio absoluto entre el público joven.
Con ventas que superaron el millón de copias, Timbiriche 7 se convirtió en el disco más vendido en la historia del grupo y en uno de los lanzamientos más influyentes de la música pop mexicana de los años ochenta.
El álbum contenía varios temas que pronto se convirtieron en himnos generacionales: Si no es ahora, Rompecabezas, Besos de ceniza, Mírame y, por supuesto, la inolvidable Con todos menos conmigo.
Interpretada principalmente por Diego Schoening, Erik Rubín y Eduardo Capetillo, la canción destacaba por su frescura, ritmo pegadizo y una letra que expresaba el dolor adolescente del desamor con ironía y energía.
Su estribillo era imposible de olvidar y, en poco tiempo, se transformó en uno de los mayores éxitos del repertorio de Timbiriche.
Sin embargo, lo que pocos sabían era que Timbiriche no fue el primer grupo en cantar esta canción.
Un año antes, en 1986, el tema había sido grabado por Iñaki Uranga, cantante español y hermano menor de Amaya, Estíbaliz y Roberto Uranga, integrantes fundadores del famoso grupo Mocedades.
En aquel entonces, Iñaki iniciaba su carrera en solitario y lanzó un álbum homónimo, Iñaki Uranga, que contenía diez canciones cuidadosamente seleccionadas.
Una de ellas era precisamente Con todos menos conmigo, que pasó casi inadvertida en España pese a su gran calidad vocal y melódica.
Iñaki Uranga poseía una voz privilegiada, cálida y expresiva, pero su carrera solista enfrentó dificultades con su disquera.
Las diferencias creativas con los ejecutivos —quienes querían promoverlo como ídolo romántico más que como músico serio— afectaron la promoción de su álbum.
La falta de apoyo mediático impidió que su versión del tema alcanzara la difusión que merecía.
Años después, Uranga encontraría estabilidad artística al integrarse al grupo El Consorcio, donde demostraría nuevamente su talento vocal, aunque Con todos menos conmigo quedaría como una joya perdida de su debut.
Pero la historia de la canción no termina ahí. En realidad, la versión de Iñaki tampoco fue la primera.
El origen de Con todos menos conmigo se remonta a 1985, cuando una banda alemana llamada Vitali grabó el tema por primera vez bajo el título original en su idioma.
El compositor del tema fue Guido Vitali, vocalista del grupo, quien creó la melodía con un estilo pop ochentero característico, lleno de sintetizadores y percusiones electrónicas.
Poco después, el letrista y compositor español Carlos Toro escuchó la versión alemana y quedó fascinado por su ritmo y su potencial emocional.

Decidió entonces adaptar la letra al español, manteniendo la estructura melódica original pero dotándola de un tono más romántico y nostálgico.
Fue esa versión —la de Carlos Toro— la que llegó a manos de Iñaki Uranga y posteriormente fue adoptada por Timbiriche.
Curiosamente, en 1986 también apareció una versión en inglés, grabada por la cantante Phyllis Radds bajo el título The Forever (Con todos menos conmigo).
Así, en un lapso de apenas dos años, la misma canción existía en tres idiomas diferentes: alemán, inglés y español, cada una con su propio estilo y público.
Cuando Timbiriche decidió incluirla en su álbum de 1987, lo hizo sin alterar la letra de la versión española, pero dándole un nuevo arreglo musical con toques más juveniles y un aire pop rock que la volvió irresistible para las audiencias latinoamericanas.
La interpretación coral de Diego, Erik y Eduardo aportó una energía contagiosa que transformó la canción en un fenómeno.
El videoclip, las presentaciones televisivas y la imagen vibrante del grupo hicieron el resto.
El resultado fue que la versión mexicana eclipsó por completo a las anteriores.
En México y en toda América Latina, Con todos menos conmigo se convirtió en un himno de la juventud de los ochenta, símbolo del amor no correspondido y de las emociones adolescentes.
En los conciertos, el público coreaba el tema con entusiasmo, y hasta hoy sigue siendo una de las canciones más queridas del repertorio de Timbiriche.

Años más tarde, diversos críticos y melómanos señalaron que la versión mexicana logró superar incluso al original alemán y a la española, no solo por su producción más dinámica, sino por el carisma de sus intérpretes.
Mientras que la de Iñaki Uranga tenía una atmósfera más melancólica, Timbiriche logró convertirla en un tema vibrante, cargado de juventud y energía, con un sonido que definió a toda una generación.
El fenómeno fue tal que, incluso décadas después, Con todos menos conmigo ha sido reinterpretada por artistas y grupos de distintas generaciones.
Su ritmo pegajoso y su letra universal —que habla de la frustración de amar a alguien que coquetea con todos menos contigo— la mantienen vigente como una de las grandes canciones del pop en español.
Detrás de su aparente sencillez se esconde una historia que atraviesa fronteras, idiomas y estilos.
Desde Guido Vitali en Alemania, Carlos Toro en España, Iñaki Uranga en el País Vasco y Timbiriche en México, la canción ha recorrido el mundo demostrando cómo la música puede reinventarse sin perder su esencia.
Hoy, casi cuatro décadas después de su creación, Con todos menos conmigo sigue siendo recordada no solo por su pegajoso coro, sino como un ejemplo perfecto de cómo una composición puede renacer con cada nueva interpretación.
Como dijo el narrador del programa Música de tu vida, “a veces la copia fue mejor que la original”.
Y en este caso, Timbiriche logró convertir una canción extranjera en un clásico eterno del pop latino, demostrando que, a veces, la pasión y el carisma pueden transformar un tema olvidado en un éxito inmortal.