Roberto Cobo, cuyo nombre real era Eleuterio García Romero, es uno de los actores más emblemáticos y a la vez más discriminados en la historia del cine mexicano.
Su vida y carrera estuvieron marcadas por el talento, la lucha contra los prejuicios sociales y un legado imborrable en la cinematografía nacional, especialmente por sus papeles en películas icónicas como *Los Olvidados* y *El Lugar sin Límites*.
Sin embargo, a pesar de su calidad actoral y reconocimiento internacional, su vida estuvo llena de retos, marginación y un profundo silencio sobre su vida personal.
Nacido el 20 de febrero de 1930 en General Zuazua, Nuevo León, Eleuterio García Romero fue hijo de Luis García y Ernestina Romero, ambos actores que formaban parte de una compañía itinerante de teatro conocida como “carpas”.
Las carpas fueron espacios teatrales populares en México entre los años 1930 y 1950, dirigidos principalmente a las clases populares que no podían acceder a las grandes salas teatrales.
Este ambiente artístico y popular influyó profundamente en la formación de Roberto.
Desde niño, Roberto enfrentó dificultades económicas.
Su padre falleció cuando él era pequeño, y su madre se volvió a casar con Alejandro Cobo, de quien Eleuterio adoptó el apellido para crear su nombre artístico.
La niñez de Roberto fue precaria; su madre cocinaba en una estufa de petróleo mientras él y sus hermanos luchaban por salir adelante.
A pesar de las adversidades, Roberto comenzó a actuar desde muy joven, debutando en las carpas y posteriormente en compañías de teatro infantil y lírico, donde también desarrolló su talento como bailarín.
Roberto Cobo inició su carrera cinematográfica en 1945, participando en pequeños papeles en diversas películas.
Sin embargo, su gran oportunidad llegó en 1950 cuando fue elegido por el director Luis Buñuel para interpretar a “El Jaibo” en *Los Olvidados*, una película que se convirtió en un hito del cine mexicano y mundial.
La historia retrataba la vida dura y cruel de niños marginados en la Ciudad de México, mostrando la pobreza, la violencia y la indiferencia social.
La actuación de Cobo en *Los Olvidados* fue memorable y le valió reconocimiento nacional e internacional.
La película, aunque inicialmente censurada en México por su cruda realidad, ganó premios en festivales como Cannes y se convirtió en una obra de referencia del cine social y crítico.
A pesar de este éxito, Roberto nunca alcanzó la fama masiva ni la estabilidad económica que merecía.
Uno de los aspectos más notables y a la vez más difíciles de la vida de Roberto Cobo fue su orientación sexual y la manera en que esto impactó su carrera y su vida personal.
En una época en la que México era profundamente conservador y la diversidad sexual era un tabú, Cobo fue uno de los primeros actores en interpretar personajes con preferencias diferentes, lo que le valió tanto premios como discriminación.
Su papel más icónico en este sentido fue “La Manuela” en la película *El Lugar sin Límites* (1978), dirigida por Arturo Ripstein y basada en la novela homónima de José Donoso.
En esta película, Cobo interpretó a un personaje transgénero, un papel que exigía valentía y profundidad interpretativa.
La Manuela se convirtió en un ícono cultural, representando la lucha y la humanidad de quienes vivían al margen de la sociedad.
La película también documentó el primer beso entre dos hombres en la historia del cine mexicano, un momento que fue filmado con gran cuidado para evitar escándalos, pero que hoy es reconocido como un acto pionero en la representación LGBT en México.
Roberto Cobo mantuvo su vida amorosa en privado, evitando dar detalles en entrevistas debido al contexto social de la época.
Se sabe que tuvo relaciones sentimentales con hombres, entre ellos Joaquín García Borola y Julián de Meriche, pero la presión social y el miedo a la discriminación lo llevaron a guardar silencio.
La discriminación y la marginación fueron constantes en su carrera. A pesar de su talento, no recibió tantas oportunidades para desarrollar plenamente sus capacidades actorales.
Muchos cineastas desaprovecharon la oportunidad de trabajar con él en papeles significativos, y su carrera se vio limitada a personajes secundarios o estereotipados.
Roberto Cobo fue también un sobreviviente del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, un desastre natural que causó miles de muertes y destruyó gran parte del centro histórico.
Cobo vivía en el edificio Nuevo León, que colapsó durante el sismo, pero fue rescatado con vida.
Su última participación en el cine fue en la película *Carambola* (2001), interpretando un personaje con facultades mentales alteradas.
Falleció el 2 de agosto de 2002, a los 72 años, debido a un ataque al corazón y un derrame en el esófago.
Según sus deseos, su cuerpo fue cremado y sus cenizas esparcidas en el océano Pacífico en Acapulco, Guerrero.
A pesar de las dificultades, Roberto Cobo dejó un legado imborrable en la cultura mexicana.
Su trabajo en *Los Olvidados* y *El Lugar sin Límites* sigue siendo estudiado y valorado como ejemplo de talento y compromiso artístico.
Su valentía para interpretar personajes que desafiaban las normas sociales y su lucha silenciosa contra la discriminación lo convierten en un símbolo para la comunidad LGBT y para todos aquellos que enfrentan prejuicios.
Cobo no solo fue un gran actor y bailarín, sino también un pionero que abrió caminos en un México que aún luchaba con sus propias sombras.
Hoy, su nombre y su trabajo son recordados como parte fundamental de la historia del cine mexicano y de la lucha por la inclusión y el respeto a la diversidad.
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