Daniel Martín, nacido como José Martínez Martínez el 12 de mayo de 1935 en Cartagena, Murcia, España, fue uno de los actores más emblemáticos del cine y la televisión española y mexicana.
Su carrera se destacó especialmente durante las décadas de los 60 y 70, cuando protagonizó películas clásicas y spaguetti-westerns que lo convirtieron en un galán reconocido y admirado.
Sin embargo, detrás del brillo y la fama, la vida de Daniel Martín estuvo marcada por tragedias personales y un final solitario que conmueve a sus seguidores hasta hoy.

Desde joven, Daniel Martín mostró un talento natural para la actuación que lo llevó a formarse en la ciudad de Barcelona, donde fue preparado académica y artísticamente.
Su físico imponente y su carisma le abrieron las puertas del cine en los años 60, momento en que comenzó a construir una carrera sólida.
Uno de sus primeros grandes éxitos fue la película *Los Tarantos* (1962), un clásico del cine español que trasladó la tragedia shakesperiana al mundo gitano de Barcelona.
Esta película fue nominada al Oscar como mejor filme en lengua extranjera, y catapultó a Daniel Martín a la fama internacional.
Durante esa década, Martín participó en una variedad de géneros, aunque destacó especialmente en los spaguetti-westerns, un tipo de película del oeste producida principalmente en Europa.
Entre sus títulos más recordados están *Duelo en Texas*, *La ley del forastero*, *El último mohicano* y *Siete pistolas para Timothy*.
También trabajó en dramas y comedias, demostrando versatilidad en su arte.
En los años 70, Daniel Martín continuó su carrera con papeles en películas controvertidas como *Cambio* y *Espectro*.
Además, tuvo participaciones memorables en películas clásicas como *Por un puñado de dólares* (1964), dirigida por Sergio Leone, donde interpretó a personajes secundarios pero significativos que reforzaron su imagen de galán fuerte y carismático.

Sin embargo, la vida personal de Daniel comenzó a complicarse.
A principios de los 80 sufrió la pérdida de un hijo, un golpe devastador que marcó un antes y un después en su existencia.
Poco después, tuvo un infarto que casi le cuesta la vida.
Estos sucesos lo llevaron a reducir su actividad en el cine y a buscar proyectos más tranquilos y cercanos, como series de televisión.
Participó en programas populares como *Hospital Central*, *El Comisario*, *El Quijote*, *Calle Nueva* y *Al salir de clase*.
A comienzos de los 2000, Daniel Martín decidió retirarse de la actuación y radicarse en Nuévalos, una localidad en Zaragoza, España.
Allí, se dedicó a un negocio familiar: el Hotel Las Truchas, ubicado cerca del famoso Monasterio de Piedra, un sitio turístico reconocido.
Este lugar fue su refugio en sus últimos años, donde vivió rodeado de sus seres queridos, aunque su vida privada siempre fue muy reservada y poco conocida por el público.
A pesar de su retiro y la aparente tranquilidad, la salud de Daniel Martín se deterioró.
Padecía cáncer de páncreas, una enfermedad fulminante que finalmente le arrebató la vida el 28 de septiembre de 2009, a los 74 años de edad.
Su muerte fue un momento triste para el mundo del cine y la televisión, pues se despedía un actor que había inspirado a varias generaciones con sus interpretaciones clásicas.

Daniel Martín mantuvo siempre una vida privada hermética. Pocos detalles se conocen sobre su familia, su esposa o sus relaciones personales.
La discreción fue una constante en su vida, lo que generó muchas especulaciones y curiosidad entre sus fans y la prensa.
Lo que sí es cierto es que detrás del galán de pantalla, hubo un hombre que enfrentó duros golpes personales y que, a pesar de su éxito profesional, vivió momentos de soledad y tristeza.
Su legado artístico es indudable. Fue un actor que supo combinar talento y presencia física para dar vida a personajes que aún hoy son recordados con cariño.
Desde la intensidad dramática de *Los Tarantos* hasta la rudeza del oeste en sus westerns, Daniel Martín dejó una huella imborrable en la historia del cine español y mexicano.
La historia de Daniel Martín es la de un artista que vivió la gloria y el reconocimiento, pero también la tragedia y la soledad.
Su final en el Hotel Las Truchas, alejado de los reflectores y rodeado solo de un círculo íntimo, contrasta con la imagen pública de galán que tuvo durante décadas.
Este contraste nos invita a reflexionar sobre las vidas privadas de las figuras públicas y cómo, detrás de la fama, pueden esconderse historias humanas profundas y complejas.
Daniel Martín será recordado siempre como uno de los grandes actores de su época, un hombre que supo conquistar al público con su talento, pero que también enfrentó con valentía los momentos más difíciles de su vida.
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