María de los Ángeles de las Heras Ortiz, conocida mundialmente como Rocío Dúrcal, fue una de las artistas más emblemáticas de España y América Latina.
Su carrera como cantante y actriz traspasó fronteras, conquistando corazones con su voz y su carisma.
Sin embargo, detrás de la fama y el éxito, Rocío vivió amores profundos y secretos que marcaron su vida personal y profesional.
Este artículo recorre la trayectoria de esta icónica figura, sus primeros amores, su matrimonio y las complejas relaciones que vivió con algunos de sus grandes compañeros artísticos.
Rocío Dúrcal nació el 4 de octubre de 1944 en Madrid, en una familia humilde.
Fue la mayor de seis hermanos y desde niña mostró un talento prodigioso para el canto y la actuación.
Su abuelo paterno, Tomás, fue su primer admirador y mentor.
Él la animaba a cantar desde pequeña y la apoyó en sus primeros pasos en la radio y la televisión, convencido de que ella tenía un don especial.
Aunque su familia quería que Rocío tuviera una vida más tradicional y estable, trabajando como estilista, su abuelo insistió en que siguiera su pasión por el arte.
Así, a los 15 años, Rocío comenzó a participar en concursos y programas de televisión, donde fue descubierta por José Luis Uribarri, quien quedó fascinado por su voz y su presencia.
Fue también Luis Sanz, un casatalentos, quien le dio el nombre artístico de Rocío Dúrcal y la impulsó a protagonizar su primera película, “Canción de juventud”, en 1962.
Desde muy joven, Rocío Dúrcal combinó su carrera de actriz con la de cantante, ganando popularidad en España y América Latina.
Su imagen de “novia de España” la hizo muy querida, aunque ella misma rechazaba ser llamada prodigio, prefiriendo definirse como una artista trabajadora y disciplinada.
En cuanto a su vida amorosa, Rocío tuvo varios amores que dejaron huella en su corazón.
Su primer amor platónico fue su abuelo, quien fue un pilar fundamental en su vida.
Más adelante, conoció a José Luis Uribarri, quien también sintió algo por ella, aunque nunca llegaron a formalizar una relación debido a la diferencia de edad y las normas sociales de la época.
Su primer amor carnal fue con Juan Pardo, cantante y compositor, con quien tuvo un breve noviazgo.
Sin embargo, la verdadera historia de amor que marcó su vida fue con Antonio Morales, conocido como Junior, un músico filipino que formaba parte del grupo Los Brincos.
Rocío y Junior se enamoraron profundamente y se casaron en 1969 en una lujosa ceremonia en el Monasterio del Escorial, rodeados de celebridades y amigos.
El matrimonio entre Rocío Dúrcal y Junior fue una unión fuerte que duró más de tres décadas.
Juntos tuvieron tres hijos: Carmen, Antonio y Sheila.
La pareja formó un dúo musical y realizó giras en España y México, aunque finalmente decidieron que Rocío continuara con su carrera artística mientras Junior se dedicaba a la familia.
A pesar del éxito, la pareja enfrentó momentos difíciles.
En los años setenta, Rocío protagonizó la película “Me siento extraña”, que generó controversia por mostrar una relación entre dos mujeres, algo poco aceptado en esa época.
Este éxito cinematográfico coincidió con una crisis en su matrimonio, cuando Junior se deprimió y se separaron temporalmente.
Además, surgieron rumores sobre una supuesta aventura de Junior con una compañera llamada Vilma, lo que provocó celos y tensiones.
Finalmente, Junior regresó a España y la pareja decidió mantenerse unida, con Junior dedicándose a la vida familiar y Rocío enfocada en su carrera musical.
Uno de los capítulos más importantes en la vida de Rocío Dúrcal fue su encuentro con Juan Gabriel, el divo de Juárez.
En 1977, Rocío viajó a México y comenzó a colaborar con Juan Gabriel, quien le compuso numerosas canciones que se convirtieron en clásicos de la música ranchera y balada.
Al principio, Rocío se mostró reacia a cantar rancheras, pero pronto aceptó y logró un éxito rotundo.
Canciones como “Amor eterno”, “Costumbres” y “La gata bajo la lluvia” la consolidaron como la “española más mexicana” y la reina de la música ranchera.
Su álbum “Rocío Dúrcal canta a Juan Gabriel” fue uno de los discos más vendidos en la historia de México y le valió una nominación al Grammy.
Sin embargo, la relación artística y personal entre Rocío y Juan Gabriel tuvo altibajos.
A mediados de los años ochenta, comenzaron a distanciarse por diferencias profesionales y personales, incluyendo un conflicto durante la grabación del video “La Guirnalda”.
Aunque nunca aclararon públicamente las razones exactas, se sabe que hubo tensiones por temas discográficos y desacuerdos en la producción musical.
Entre los rumores que rodearon la vida de Rocío Dúrcal, uno de los más impactantes fue la supuesta relación amorosa entre Juan Gabriel y Junior, el esposo de Rocío.
Esta versión fue difundida por Joaquín Muñoz, exmanager de Juan Gabriel, quien afirmó que el cantante estaba enamorado de Junior.
Aunque nunca se confirmó oficialmente, este rumor añadió un matiz complejo a la relación entre los tres.
A pesar de las diferencias y rumores, Rocío Dúrcal mantuvo una carrera sólida y respetada hasta sus últimos años.
En 2001, Rocío Dúrcal fue diagnosticada con cáncer, lo que la obligó a someterse a una operación en Houston, Texas.
Aunque logró superar esa etapa, la enfermedad regresó y afectó su salud en los últimos años.
En 2006, a los 61 años, Rocío falleció en su casa en Torrelodones, Madrid, dejando un legado imborrable en la música y el cine.
Su vida estuvo marcada por grandes amores, tanto familiares como románticos, y por una dedicación absoluta a su arte.
Rocío Dúrcal no solo fue una estrella en España, sino que también conquistó México y América Latina, dejando canciones que aún hoy emocionan a millones.
Rocío Dúrcal fue mucho más que una cantante y actriz; fue una mujer que vivió intensamente sus pasiones, amores y desafíos.
Desde la humildad de su infancia hasta la cima del éxito internacional, su historia es un testimonio de talento, perseverancia y amor.
Sus amores secretos y públicos, sus triunfos y dificultades, forman parte de la leyenda de una artista que sigue viva en el corazón de sus fans.
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