En uno de los momentos más luminosos de su carrera, Chiquis Rivera ha decidido reinventarse por completo.
La hija mayor de la inolvidable Jenni Rivera, conocida por su poderosa voz en el regional mexicano, ha sorprendido a su público al dar un giro inesperado hacia el pop y el reguetón, géneros que jamás habían formado parte de su repertorio.
Lejos de temerle al cambio, Chiquis se muestra renovada, en paz consigo misma y con un deseo profundo de transmitir amor, luz y sanación a través de su música.

En una reciente entrevista, habló no solo de este nuevo rumbo artístico, sino también de su proceso de curación emocional, su relación con su madre y la reciente polémica con su tío, Lupillo Rivera, quien la mencionó en su libro.
La cantante confesó que esta transformación musical nació de una necesidad personal de reencontrarse con su esencia femenina y más suave.
Durante años, explicó, la música mexicana exigía de ella una fuerza constante, una entrega intensa que la mantenía emocionalmente agotada.
“Amaba lo que hacía, pero sentía que necesitaba respirar, cantar desde otro lugar, mostrar un lado más dulce de mi voz”, reveló.
Así comenzó a explorar nuevos sonidos y ritmos, dejando que su instinto la guiara hacia un estilo que refleja su crecimiento personal y su nueva etapa de vida.
El cambio no fue fácil.
Cuando compartió la idea con su equipo, muchos dudaron.
“Me decían: ¿Estás segura? ¿Qué van a pensar tus fans, los que te conocen por cantar banda? Algunos van a decir que estás loca”, recordó entre risas.
Pero ella estaba decidida. Sabía que debía seguir su corazón y crear una conexión más profunda con su arte.
Hoy, el resultado de esa valentía se refleja en sus nuevas canciones, cargadas de frescura, sensualidad y energía positiva, donde combina el pop con influencias latinas y urbanas sin perder su esencia.
Más allá de la música, Chiquis atraviesa una etapa de sanación espiritual.
Contó que en abril del año pasado inició un proceso de introspección profunda que transformó su vida.
Participó en retiros con medicina indígena y plantas sagradas, experiencias que, según explicó, le permitieron reconectar con la naturaleza y con su yo interior.
“Fue un proceso muy difícil, pero hermoso. Me ayudó a entenderme como mujer y a identificar cosas que creía superadas, pero no lo estaban”, expresó.

Uno de los aspectos más conmovedores de esa sanación ha sido su reconciliación emocional con su madre, Jenni Rivera, fallecida trágicamente en 2012.
Durante años, su relación fue compleja, marcada por malentendidos y heridas familiares que trascendieron al ojo público.
“Pensé que ya la había perdonado, pero me di cuenta de que aún me faltaba hacerlo completamente. Y también le pedí perdón. Tal vez fui demasiado dura con ella en algunos momentos”, admitió con sinceridad.
Hoy, dice sentirse en paz y agradecida por todo lo vivido.
“Ahora puedo decirte que estoy agradecida por cada situación. Todo me enseñó algo”.
En medio de este renacer emocional y artístico, la cantante también habló con serenidad sobre la reciente controversia en torno a su tío, Lupillo Rivera, quien la mencionó en su libro autobiográfico.
Cuando la periodista le preguntó si le molestó que él hablara de ella, Chiquis respondió con calma y elegancia: “Yo quiero mucho a mi familia, y lo único que deseo es que todos sanemos.
Mi propósito con esta nueva música es enviar amor, luz y paz a todos”.
Con esa frase, dejó claro que no tiene interés en revivir viejos conflictos ni responder con resentimiento.
“Mis libros ya están escritos —añadió—, no tengo nada más que decir”.

Su madurez y serenidad contrastan con los años turbulentos que siguieron a la muerte de su madre, cuando las tensiones entre los miembros de la familia Rivera se convirtieron en tema recurrente en los medios.
Hoy, Chiquis prefiere enfocarse en su bienestar y en el amor que comparte con su esposo, con quien espera formar una familia pronto.
“Creo que había algo que tenía que hacer como mujer, sentirme más femenina, y esta música me está permitiendo hacerlo”, aseguró.
El público, acostumbrado a verla como heredera del legado de Jenni Rivera, está descubriendo una artista distinta: más libre, más auténtica, más espiritual.
En sus nuevas canciones, Chiquis mezcla ritmos urbanos con melodías suaves, letras que hablan de amor propio, transformación y empoderamiento.
Para ella, la música es ahora una herramienta de sanación, no solo para sí misma, sino también para quienes la escuchan.
“Quiero que la gente sienta mi energía positiva, que sepan que siempre hay una forma de sanar y de comenzar de nuevo”, dijo emocionada.
Sus colegas y amigos del medio han elogiado este nuevo capítulo.
En el programa de televisión donde concedió la entrevista, los presentadores la felicitaron por su valentía y su autenticidad.
“Todos esperaban que siguiera con la música mexicana, como lo hacía por su madre, pero ahora está haciendo lo que realmente ama. Y está haciendo un gran trabajo”, comentó una de las conductoras.
Las palabras fueron recibidas con cariño y una sonrisa por parte de Chiquis, quien agradeció el apoyo del público y de los medios.
Sin embargo, más allá de los aplausos y los halagos, lo que más resalta en esta etapa de Chiquis es su paz interior.
Atrás quedaron las inseguridades y las luchas familiares que alguna vez la persiguieron. Hoy se muestra plena, con una fe renovada y una conexión profunda con la vida.
Su mensaje es claro: la transformación es posible, incluso después del dolor más grande.

Chiquis Rivera no solo está reinventando su sonido, sino también su historia.
Ha aprendido a honrar su pasado sin cargar con él, a amar sin miedo y a cantar desde un lugar más verdadero.
Su voz, que antes representaba la fuerza del regional mexicano, ahora vibra con la sutileza del pop y el calor del reguetón, pero sobre todo, con la libertad de una mujer que ha decidido vivir sin cadenas.
En un mundo donde los artistas suelen temerle al cambio, Chiquis demuestra que la evolución es parte de la autenticidad.
Su nueva etapa musical no es una ruptura con su origen, sino una extensión natural de su camino.
Es la prueba de que, a veces, la mayor valentía está en seguir el propio corazón, aunque eso signifique comenzar desde cero.
Con una sonrisa serena y la mirada puesta en el futuro, Chiquis Rivera deja atrás las sombras del pasado y abre sus alas hacia una nueva luz.
En sus propias palabras, “mi música ahora es mi manera de sanar, de perdonar y de agradecer”.
Y así, entre acordes de pop y notas de reguetón, la heredera de Jenni Rivera escribe su propio legado: el de una mujer que aprendió a ser libre, auténtica y profundamente feliz.