Continúa la búsqueda de niña de 11 años arrastrada por el río en Gutiérrez, Cundinamarca

La angustia se apodera de una familia bogotana que, desde hace varios días, vive una pesadilla en medio de las montañas de Cundinamarca.

La desaparición de la pequeña Chairín Tobar Quintero, de tan solo once años, ha conmovido profundamente a los habitantes del municipio de Gutiérrez y ha movilizado a las autoridades locales, los organismos de socorro y a decenas de voluntarios que, sin descanso, continúan la búsqueda por el cauce del río Blanco, donde la niña fue vista por última vez.

Continúa búsqueda de menor desaparecida en el río Blanco en Gutiérrez:  solicitan apoyo para intervenir pozos de gran profundidad
Todo ocurrió durante el puente festivo, cuando la familia decidió pasar unos días de descanso en esta zona de clima frío y naturaleza exuberante, sin imaginar que unas horas de recreo terminarían en tragedia.

 

Según relataron los familiares, el pasado lunes en la tarde la pequeña Chairín jugaba junto a su hermanita de ocho años a orillas del río, mientras los adultos preparaban la comida.

El clima era tranquilo, el caudal del río parecía bajo y nada hacía presagiar el peligro que se avecinaba.

Sin embargo, en cuestión de minutos, una creciente súbita sorprendió a todos los presentes.

La corriente, que descendía con una fuerza inesperada desde las montañas tras las lluvias recientes, arrastró a las dos menores sin dar tiempo a reaccionar.

La hermana menor logró sobrevivir gracias a un flotador que llevaba puesto, lo que le permitió mantenerse a flote hasta que fue rescatada por los vecinos del sector, pero Chairín fue arrastrada río abajo y desde ese momento no se ha vuelto a saber de ella.

 

El suceso ocurrió en el sector conocido como río Blanco, en jurisdicción del municipio de Gutiérrez, una zona montañosa de difícil acceso en la vía que comunica con el llano.

Desde ese instante, los esfuerzos de búsqueda se intensificaron.

Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja y miembros del Ejército se unieron para recorrer cada tramo del afluente, con la esperanza de encontrar algún rastro de la niña.

Equipos de rescate acuático y drones con cámaras térmicas fueron desplegados, pero hasta ahora los resultados han sido infructuosos.

Los familiares, agotados física y emocionalmente, se niegan a perder la esperanza y continúan vigilando cada rincón del río, convencidos de que aún hay una posibilidad de hallarla con vida.

Angustiosa búsqueda de niña arrastrada por el río Blanco - GS NOTICIAS.COM

El padre de Chairín, visiblemente afectado, relató que la familia había viajado desde el sur de Bogotá para disfrutar de unos días de descanso.

Con voz entrecortada, expresó que todo ocurrió en cuestión de segundos y que, pese a los esfuerzos de quienes estaban en el lugar, la fuerza del agua les impidió hacer algo más.

Contó también que durante toda la noche del lunes y el día siguiente la comunidad se unió espontáneamente para apoyar en la búsqueda, recorriendo las veredas cercanas y revisando los afluentes menores que desembocan en el río principal.

Los habitantes del municipio de Guayabetal, ubicado más abajo en el curso del río, también se han sumado, vigilando las orillas y reportando cualquier objeto o señal que pueda ser útil para los rescatistas.

 

Mientras tanto, las autoridades locales han reiterado el llamado a la prudencia y han recordado los peligros de los ríos de montaña, especialmente durante la temporada de lluvias.

El alcalde de Gutiérrez manifestó su solidaridad con la familia y aseguró que todos los recursos disponibles han sido movilizados para encontrar a la niña.

Los organismos de emergencia han pedido apoyo a municipios vecinos para reforzar las labores de búsqueda, ya que el terreno abrupto, las corrientes impredecibles y las lluvias constantes dificultan el trabajo de los equipos.

 

La madre de Chairín, en medio del dolor, no deja de pedir ayuda y de mantener la fe.

Ha relatado que su hija era una niña alegre, responsable y cariñosa, que soñaba con ser veterinaria porque amaba los animales.

En su casa, su habitación permanece intacta, como una promesa de que regresará.

Cada noche, sus familiares rezan unidos, aferrándose a la esperanza de un milagro.

El héroe que desapareció intentando salvar a una niña en el río Blanco |  KienyKe
Han pasado ya varios días desde el accidente, pero la comunidad se niega a rendirse.

Los rescatistas aseguran que continuarán las labores el tiempo que sea necesario, aunque reconocen que el paso de las horas reduce las posibilidades de encontrarla con vida.

 

El río Blanco, escenario de esta tragedia, es conocido por su belleza y por ser un destino turístico para caminantes y pescadores, pero también por su peligrosidad en temporadas de invierno.

Las crecientes súbitas son comunes debido a las fuertes lluvias que se registran en la región, lo que ha causado múltiples accidentes a lo largo de los años.

Las autoridades han recordado que, en los últimos meses, varios municipios de Cundinamarca han emitido alertas por desbordamientos y movimientos de tierra causados por la saturación del suelo.

 

El caso de Chairín Tobar ha generado una ola de solidaridad en redes sociales.

Cientos de personas han compartido sus fotografías y mensajes de apoyo bajo la etiqueta “TodosConChairín”, mientras los vecinos de Gutiérrez han organizado cadenas de oración y recolectas de víveres para apoyar a los familiares que permanecen en el lugar de la búsqueda.

Las escuelas del municipio también se han unido con mensajes de esperanza y actividades simbólicas para acompañar a la familia en este momento tan doloroso.

El héroe que desapareció intentando salvar a una niña en el río Blanco |  KienyKe

Los organismos de socorro han anunciado que, de no obtener resultados en las próximas horas, ampliarán el perímetro de búsqueda hasta el río Negro, en la zona limítrofe con el Meta, ya que las corrientes podrían haber arrastrado a la niña varios kilómetros.

A pesar del panorama adverso, los rescatistas mantienen el compromiso y aseguran que no descansarán hasta esclarecer lo ocurrido.

 

La historia de la pequeña Chairín ha tocado profundamente el corazón de los colombianos, recordando la fragilidad de la vida y la importancia de la prevención en las actividades recreativas cerca de ríos y quebradas.

En medio del dolor, su familia ha pedido respeto, solidaridad y oración, convencida de que la fe es lo único que los sostiene.

Mientras tanto, las aguas del río Blanco siguen su curso entre las montañas, llevando consigo la esperanza de que, en algún punto del camino, aparezca una señal que devuelva la tranquilidad a quienes no han dejado de buscarla.

 

A medida que avanzan los días y el país sigue atento al desarrollo de esta dolorosa noticia, la imagen de una niña de once años, sonriente y llena de vida, se ha convertido en símbolo de unión y esperanza.

Gutiérrez, un pequeño municipio acostumbrado al silencio de sus montañas, hoy late al compás de la angustia de una familia que se niega a aceptar la pérdida y de un país entero que reza por un milagro.

 

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