La relación entre España y Marruecos atraviesa uno de sus momentos más tensos en los últimos años.
A la histórica disputa territorial por Ceuta y Melilla se suma una reciente polémica: Marruecos ha publicado un nuevo mapa oficial en el que incluye estas dos ciudades autónomas como parte de su territorio.
Esta acción ha generado una fuerte reacción por parte del gobierno español, reavivando una disputa que ya había sido fuente de tensiones en el pasado.
El 15 de diciembre de 2023, Marruecos presentó un nuevo mapa oficial en el que se consideran Ceuta y Melilla como parte de su soberanía.
Las dos ciudades, situadas en el norte de África y bajo administración española desde hace siglos, son una parte fundamental de la identidad territorial de España.
Sin embargo, Marruecos ha reclamado históricamente su soberanía sobre ellas.
La reacción del gobierno español no se hizo esperar.
El Ministerio de Asuntos Exteriores calificó la inclusión de Ceuta y Melilla en el mapa marroquí como “inaceptable” y exigió explicaciones inmediatas a Rabat.
Además, los principales partidos políticos de España, tanto de izquierda como de derecha, han condenado la acción, considerándola una provocación innecesaria que amenaza la estabilidad diplomática entre ambos países.
Por su parte, Marruecos no ha emitido una respuesta oficial, pero analistas consideran que esta acción forma parte de una estrategia más amplia para reforzar sus reclamaciones territoriales, no solo sobre Ceuta y Melilla, sino también sobre el Sahara Occidental, una región en disputa desde hace décadas.
La cuestión territorial no es el único factor de tensión entre España y Marruecos.
En mayo de 2021, miles de migrantes cruzaron la frontera desde Marruecos hacia Ceuta, provocando una de las crisis humanitarias más graves en la historia reciente de la región.
Durante varios días, más de 10,000 personas, incluidas familias enteras y menores no acompañados, se aventuraron a cruzar el estrecho de Gibraltar y las fronteras terrestres hacia Ceuta.
Este flujo masivo de migrantes fue interpretado por muchos como una respuesta de Marruecos al ingreso de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, en un hospital español para recibir tratamiento médico.
Rabat consideró este acto como una ofensa diplomática, dado que el Frente Polisario lucha por la independencia del Sahara Occidental, un territorio que Marruecos reclama como suyo.
España acusó a Marruecos de utilizar la migración como herramienta de presión política.
Por su parte, Marruecos negó estas acusaciones y señaló que la responsabilidad de controlar las fronteras también recae en la Unión Europea.
La tensión en las relaciones entre ambos países tiene implicaciones que van más allá de los ámbitos diplomáticos.
Marruecos es uno de los principales socios comerciales de España en África, y cualquier deterioro en las relaciones podría afectar sectores clave como el comercio, la seguridad y la gestión de flujos migratorios.
Además, Ceuta y Melilla juegan un papel estratégico para España en términos de seguridad nacional.
Estas ciudades no solo representan un punto de entrada hacia Europa, sino que también son importantes para controlar el tráfico marítimo en el estrecho de Gibraltar.
La inclusión de Ceuta y Melilla en el nuevo mapa de Marruecos y la crisis migratoria de 2021 son síntomas de una relación compleja y, a menudo, frágil entre los dos países.
Aunque ambos comparten intereses comunes en áreas como el comercio y la seguridad, las disputas territoriales y políticas siguen siendo un obstáculo significativo.
El futuro de las relaciones hispano-marroquíes dependerá de la capacidad de ambos gobiernos para manejar estas tensiones de manera diplomática.
La comunidad internacional, incluida la Unión Europea, también jugará un papel crucial en fomentar el diálogo y la cooperación entre ambas partes.
En última instancia, la resolución de estas disputas no solo será clave para la estabilidad de la región, sino también para la construcción de una relación más fuerte y mutuamente beneficiosa entre España y Marruecos.