El día que sucedió la MASACRE de DUNBLANE – El peor tiroteo del REINO UNIDO

El 13 de marzo de 1996 quedó marcado para siempre en la memoria colectiva del Reino Unido.

Dunblane Massacre gunman 'spoke to his guns like they were his children' in  perverse obsession before committing horrific slaughter - The Mirror
Aquel día, el pequeño y apacible pueblo escocés de Dunblane, conocido por su tranquilidad y su fuerte espíritu comunitario, se convirtió inesperadamente en el escenario del peor tiroteo escolar en la historia británica.

El responsable de la tragedia fue Thomas Hamilton, un hombre de 43 años cuya conducta perturbadora había generado desconfianza durante décadas, pero que nunca había sido procesado formalmente por las autoridades.

Lo que sucedió aquella mañana transformó para siempre las leyes de control de armas en el país, dejó cicatrices imborrables en los sobrevivientes y originó una ola de cambios sociales y políticos que perduran hasta hoy.

 

Thomas Hamilton no era un desconocido en la zona.

Todo lo contrario: era famoso por razones inquietantes.

Los niños lo llamaban “Mr.Creepy”, un apodo que reflejaba el desasosiego que provocaba entre los jóvenes y los padres.

En su ciudad natal ya circulaban rumores sobre su comportamiento inapropiado con menores, e incluso se llegó a decir que tenía fotografías de niños en traje de baño colgadas en su sala.

En Dunblane, versiones aún más perturbadoras aseguraban que obligaba a los chicos que participaban en sus actividades deportivas a correr desnudos en los vestuarios.

Aunque la policía lo investigó en cuatro ocasiones, nunca se hallaron pruebas concluyentes que permitieran imputarlo.

Eso solo contribuyó a dividir a la comunidad en dos bandos: quienes querían expulsarlo de cualquier actividad relacionada con niños y quienes defendían que no debía condenarse a un hombre sin evidencias sólidas.

Thomas Watt Hamilton (1952-1996) - Find a Grave Memorial

Hamilton intentó integrarse organizando clubes deportivos y gestionando una pequeña tienda de electrodomésticos, pero su reputación era ya una sombra imposible de disipar.

Sus ventas cayeron en picada, los padres retiraban a sus hijos de sus actividades y la presión social se volvió asfixiante.

A mediados de la década de 1990, su resentimiento había alcanzado un punto irreparable.

En 1996, el club de tiro al que asistía le prohibió el ingreso, y pocos días después la escuela primaria de Dunblane le comunicó que no era bienvenido.

Ese rechazo final, según todos los indicios, fue el detonante de su plan de venganza.

 

La mañana del 13 de marzo, Hamilton se despertó temprano, raspó el hielo de su camioneta y condujo los ocho kilómetros que lo separaban de la escuela.

A las 9:30 llegó al lugar, cortó los cables telefónicos del establecimiento para impedir cualquier comunicación con el exterior y entró armado con dos pistolas Browning de 9 mm, dos revólveres y 743 cartuchos de munición.

Se dirigió directamente al gimnasio, donde se preparaba una clase de educación física en la que participaban decenas de niños de entre cinco y seis años.

On 13 March 1996, when Thomas Hamilton shot dead 16 pupils and one teacher,  and injured 15 others, before killing himself. It remains the deadliest  mass shooting in British history. The full

Lo que ocurrió en los minutos siguientes fue un infierno indescriptible.

Hamilton abrió fuego de manera indiscriminada.

La profesora de educación física, Eileen Harrild, recibió disparos en los brazos y el pecho pero logró refugiarse con varios niños heridos.

La maestra Gwen Mayor murió instantáneamente al intentar proteger a sus alumnos.

Hamilton continuó disparando hacia grupos de niños acorralados, ejecutando más de cien tiros en menos de cuatro minutos.

Quince niños y la maestra Mayor murieron en el acto, mientras que otras dieciséis personas resultaron heridas.

 

Cuando terminó de disparar contra los pequeños, Hamilton tomó uno de sus revólveres, colocó el cañón en su boca y se quitó la vida.

El disparo número 106 puso fin a la masacre.

 

Las ambulancias llegaron a las 9:57 de la mañana.

Los servicios médicos de la región actuaron con rapidez, pero muchos de los pequeños ya no tenían posibilidades de sobrevivir.

Un niño más murió camino al hospital, elevando el número total de víctimas fatales a diecisiete.

El Reino Unido entero entró en estado de shock.

Dunblane school massacre killer's ashes 'have never been released to his  mother' | Daily Mail Online

En los días posteriores, la comunidad se unió en un profundo duelo.

Hubo vigilias multitudinarias en la catedral de Dunblane y la reina Isabel II, junto con la princesa Ana, asistió a una ceremonia en memoria de las víctimas.

El gimnasio donde ocurrió el ataque fue demolido y reemplazado por un jardín conmemorativo, mientras que en el cementerio de Dunblane se inauguró otro espacio en honor a los pequeños fallecidos.

La tragedia sensibilizó a toda la nación y llevó a una discusión urgente sobre el acceso a las armas de fuego.

 

El juez Lord Cullen encabezó una investigación exhaustiva que culminó en el Informe Cullen, un documento que recomendaba controles drásticos sobre la venta y posesión de armas.

Aunque inicialmente algunos sectores políticos se resistieron a prohibirlas por completo, la presión de los padres de las víctimas —que fundaron una red nacional de control de armas— logró vencer las reticencias.

En 1997, el gobierno conservador de John Major aprobó la primera enmienda a la Ley de Armas de Fuego, que prohibió casi todas las pistolas con cartuchos.

Ese mismo año, el nuevo gobierno laborista de Tony Blair amplió la prohibición para incluir también las armas calibre .22.

Desde entonces, solo se permiten armas históricas o de avancarga bajo estricta regulación.

YouTube Thumbnail Downloader FULL HQ IMAGE

Gracias a estas reformas, el Reino Unido no ha vuelto a sufrir un tiroteo escolar desde entonces, y sus tasas de homicidios con armas de fuego se mantienen entre las más bajas del mundo.

 

La masacre de Dunblane dejó también un impacto profundo en aquellos que vivieron la tragedia de cerca.

Entre ellos, el tenista escocés Andy Murray, quien tenía apenas nueve años al momento del ataque.

Murray estaba camino al gimnasio cuando escuchó los disparos y corrió a esconderse bajo una mesa en la oficina del director.

Aunque sobrevivió físicamente, el trauma emocional lo acompañó durante años.

En su autobiografía, relató que lo más perturbador fue descubrir que Hamilton solía frecuentar el mismo club al que él asistía: “Yo podría haber sido uno de esos niños”, escribió.

 

La tragedia generó también homenajes artísticos, musicales y comunitarios.

Desde vitrales conmemorativos, jardines y esculturas, hasta canciones benéficas autorizadas por artistas como Bob Dylan o Mark Knopfler, Dunblane se convirtió en un símbolo de la resistencia ante el dolor y la importancia de proteger a los más vulnerables.

 

A casi tres décadas del ataque, la masacre de Dunblane continúa siendo un recordatorio sombrío de las consecuencias de ignorar señales de alarma y de la necesidad de políticas públicas firmes para garantizar la seguridad.

Pero también es un testimonio del poder de una comunidad que transformó una tragedia devastadora en un legado de cambio real.

 

Related Posts

Our Privacy policy

https://colombia24h.com - © 2025 News