Roberto Sánchez, conocido universalmente como Sandro, fue uno de los artistas más emblemáticos y queridos de América Latina.
Su nombre artístico y su estilo único lo convirtieron en una leyenda de la música, especialmente de la balada romántica y el rock and roll en español.
Sin embargo, detrás del brillo y la fama, Sandro enfrentó una dura batalla contra la enfermedad que finalmente le arrebató la vida.
Este artículo narra la vida, la carrera, y la lucha final de Sandro, así como el legado imborrable que dejó en sus seguidores y en la historia musical.
Nacido el 19 de agosto de 1945 en la maternidad Sardá de Buenos Aires, Roberto Sánchez fue el único hijo de Vicente Sánchez e Irma Nidia Ocampo, ambos de ascendencia española.
Aunque sus padres quisieron nombrarlo Sandro, las autoridades se lo impidieron, y fue registrado como Roberto.
A los 13 años abandonó la escuela para trabajar junto a su padre en la distribución de vino, además de desempeñar diversos oficios como repartidor en una carnicería, trabajador en una farmacia y tornero.
Durante esos años difíciles, compró su primera guitarra a crédito y comenzó a aprender a tocarla, perfeccionando también sus movimientos en el escenario.
En 1960, Sandro formó su primer grupo, El Trío Azul, que luego se transformó en el dúo Los Caribes.
Tras la disolución del dúo, emprendió su carrera como solista.
Su estilo extravagante y su manera de emular los movimientos de Elvis Presley le valieron el apodo de “El Elvis criollo” o “El Elvis latino”.
Pero Sandro fue mucho más que una copia: su estilo único, lleno de energía y dramatismo, generó un fenómeno de masas y levantó polémica.
A finales de los años 60, Sandro dejó el rock and roll clásico para adoptar un estilo más popular, convirtiéndose en uno de los pioneros de la balada romántica en América Latina.
Este género, derivado del bolero, se consolidó como la esencia del pop latino en las décadas siguientes.
Sandro aportó a la balada elementos del rock and roll, haciéndola provocativa y atractiva para las masas, especialmente para las mujeres.
Su imagen seductora y su carisma rompieron con las normas morales de la época, desafiando las ideas establecidas sobre la virginidad y las relaciones prematrimoniales.
Canciones como *Rosa, Rosa*, *Dame el fuego de tu amor*, *Penumbras* y *Una muchacha y una guitarra* marcaron a generaciones enteras.
Su estatus de sex symbol lo convirtió en un ícono entre las jóvenes latinoamericanas, quienes lo seguían con fervor en cada presentación.
Una de las relaciones más estables y conocidas de Sandro fue con Julia Adela Viani, con quien mantuvo una relación entre 1969 y 1982.
En 1973, comenzaron a circular rumores de boda cuando Sandro le envió unos papeles simbólicos de casamiento desde México, aunque la unión nunca se concretó debido a que Julia estaba separada, algo mal visto en aquella época.
La vida personal de Sandro siempre estuvo rodeada de misterio y rumores.
Él intentó mantener su vida privada alejada del ojo público, pero los escándalos y los amores prohibidos siempre encontraron la manera de salir a la luz, colándose en las portadas de las revistas más vendidas.
En 1992, Sandro reveló públicamente que padecía enfisema pulmonar, una enfermedad crónica causada por su adicción al cigarrillo durante más de 40 años.
Esta enfermedad afectaba gravemente su capacidad respiratoria, fundamental para un cantante cuya voz era su principal herramienta de trabajo.
A pesar de su deteriorada salud, Sandro continuó realizando presentaciones, incluso con la ayuda de oxígeno asistido para sobrellevar las actuaciones.
Entre 2003 y 2007, lanzó material nuevo y realizó giras, enfrentando la progresiva pérdida de función pulmonar con valentía y determinación.
Finalmente, los médicos determinaron que la única opción viable para salvar su vida era un trasplante doble de pulmón y corazón.
El 20 de noviembre de 2010, Sandro fue sometido a esta compleja operación en el Hospital Italiano de Mendoza.
Los órganos provenían de un joven de 22 años que había tomado la trágica decisión de quitarse la vida.
Aunque la operación fue inicialmente exitosa, una bacteria no identificada complicó su estado de salud, llevándolo nuevamente a terapia intensiva y a una segunda cirugía.
Sandro enfrentó esta última batalla con la misma firmeza que mostró durante toda su vida, declarando que incluso si solo tuviera un 1% de posibilidades, seguiría adelante.
Durante 44 días, Sandro luchó incansablemente contra un shock séptico provocado por la infección.
El 4 de enero de 2010, su cuerpo se rindió ante la enfermedad.
La noticia de su muerte desgarró los corazones de sus seguidores, que se congregaron frente al hospital en Mendoza para cantarle, llorar y rendirle tributo.

Aunque Sandro falleció físicamente, su espíritu indomable y su legado musical permanecen vivos en el corazón de millones.
Su influencia en la música latina es innegable, y su historia de lucha y pasión continúa inspirando a nuevas generaciones.
Las “nenas”, como se conocía a sus fanáticas más fervientes, mantienen viva la tradición de celebrar su cumpleaños cada 19 de agosto, reuniéndose para cantar y bailar en honor a su ídolo.
Sandro no solo fue un cantante y actor; fue un símbolo de rebeldía, amor y entrega.
La vida de Sandro fue una mezcla de éxito, amor, controversia y lucha.
Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en “Sandro de América”, su historia es la de un hombre que desafió las normas, conquistó corazones y enfrentó la adversidad con valentía.
Su triste final no opaca la luz que dejó en el mundo, una chispa eterna que sigue brillando en la memoria de quienes lo amaron.