El Silencio de Jim Carrey: 4 Golpes Que lo Quebraron

Durante los años noventa, Jim Carrey se convirtió en la sonrisa más grande de Hollywood, un huracán de energía capaz de llenar salas de cine únicamente con su presencia.

Jim Carrey On Retiring From Acting: "You Can't Be Definite About These  Things"
Proveniente de la comedia física más desbordada, rompió récords con títulos como Ace Ventura, The Mask y Dumb and Dumber, consolidándose como el primer actor en cobrar veinte millones de dólares por película.

Sin embargo, detrás de aquella máscara de excentricidad había una historia mucho más oscura, marcada por crisis de identidad, obsesiones, tragedias personales y un desgaste emocional que lo arrastró a una profundidad de la que casi no regresa.

La transformación de Carrey desde comediante imparable hasta figura silenciosa y filosófica no fue un proceso espontáneo, sino el resultado de una serie de golpes que lo quebraron y redefinieron para siempre.

 

El primero de ellos llegó con Man on the Moon, la biografía del excéntrico humorista Andy Kaufman.

Carrey no interpretó a Kaufman: se convirtió en él.

Adoptó su personalidad durante meses, incluso fuera del set, hasta el punto en que los actores y técnicos ya no sabían si estaban frente a Jim, Andy o Tony Clifton, el personaje más corrosivo del comediante original.

De acuerdo con lo registrado en el documental Jim & Andy, el rodaje se convirtió en un territorio de tensión emocional, donde Carrey se movía entre ataques de risa, provocaciones, discusiones y momentos de llanto que inquietaban a todos.

Universal guardó las grabaciones detrás de escena durante casi dos décadas, temiendo que su difusión destruyera la imagen del actor.

Carrey, mientras tanto, se hundía en un desdoblamiento psicológico devastador.

Al terminar la filmación, confesó que había perdido la noción de sí mismo, que Jim Carrey había sido un disfraz, una identidad que ya no sabía cómo recuperar.

Aunque su actuación fue aplaudida, el impacto interno fue brutal: había cruzado un umbral del que no volvió igual.

Jim Carrey - Golden Globes

El segundo golpe llegó años después, en 2007, con The Number 23, un thriller psicológico que, lejos de impulsar su carrera dramática, terminó convirtiéndose en una herida abierta.

Carrey apostó fuerte por la película, convencido de que sería su consolidación definitiva como actor serio.

Sin embargo, la crítica la destrozó y el público la consideró confusa y exagerada.

Para un actor que ya venía arrastrando dudas existenciales, este fracaso fue más que un revés profesional: fue la confirmación de sus miedos más profundos, la sensación de que Hollywood solo lo aceptaba si hacía reír, no si intentaba explorar otras facetas.

Para empeorar la situación, el número 23 comenzó a perseguirlo en la vida real, apareciendo en relojes, direcciones, recibos, como una coincidencia obsesiva que alimentó su inestabilidad emocional.

Ese rodaje marcó el inicio de una caída interna acelerada, donde cada error parecía un recordatorio de que su identidad estaba fragmentada.

 

El tercer golpe fue el más devastador en el plano personal.

En 2015, su exnovia Cathriona White se quitó la vida, una noticia que explotó en los medios como un escándalo incontrolable.

La tragedia se agravó cuando familiares y allegados de la joven presentaron demandas contra Carrey, acusándolo de influir en su estado emocional y de facilitar medicación.

Él negó categóricamente las acusaciones y las calificó como un intento cruel de obtener dinero, pero el daño ya estaba hecho.

La figura querida de Hollywood quedó súbitamente convertida en un personaje polémico, atacado por la prensa y observado con lupa por el público.

La imagen de Carrey cargando el ataúd de Cathriona recorrió el mundo y reveló, por primera vez para muchos, el rostro de un hombre completamente roto.

Why Hollywood Won't Cast Jim Carrey Anymore
Pero lo que no se veía en las fotografías era que Carrey llevaba años luchando contra una depresión profunda, aquella que él mismo describió como el momento en que el cuerpo ya no puede sostener el personaje que uno interpreta.

En su caso, el personaje era Jim Carrey, la sonrisa eterna que ocultaba un abismo emocional.

 

Mientras intentaba recuperarse de la tragedia, su silencio se volvió absoluto.

Se ausentó del cine, evitó entrevistas y desapareció de los eventos públicos.

En medio de este retiro, una entrevista en una alfombra roja se volvió viral y encendió teorías por todo internet.

Carrey declaró que nada en ese tipo de eventos tenía sentido, que él no existía, que Jim Carrey era solo un personaje inventado.

La entrevistadora quedó desconcertada, pero el público quedó aún más confundido cuando, días después, apareció en un programa nocturno haciendo un gesto exagerado asociado a teorías conspirativas.

Para algunos fue una señal de locura, para otros una broma, para otros un mensaje cifrado.

La verdad era más simple y más triste: Carrey hablaba desde una crisis existencial profunda, arrastrando todavía el quiebre psicológico de Man on the Moon, la presión pública del caso de Cathriona y la sensación de que toda su vida era un escenario.

No ayudaba el recuerdo de The Truman Show, película que lo marcó tanto que llegó a pensar que su existencia estaba siendo observada y manipulada.

Jim Carrey took break from Hollywood to get 'out of people's faces' | Fox  News

El último golpe, paradójicamente, fue el que lo salvó.

Después de años de silencio, Carrey comenzó a pintar compulsivamente, llenando lienzos enormes con colores explosivos, trazos violentos y formas que parecían gritar desde adentro.

La pintura se convirtió en su refugio, su terapia y su forma de reconstruirse sin cámaras ni personajes.

En entrevistas confesó que, cuando pintaba, desaparecía el personaje llamado Jim Carrey y solo quedaba lo que realmente era.

Sus obras se volvieron virales, especialmente aquellas con contenido político y satírico.

En paralelo, volvió a actuar en Kidding, una serie profundamente personal sobre un hombre que sonríe para los demás mientras se derrumba por dentro.

El personaje resultó un espejo inquietante que, en lugar de destruirlo, le permitió cerrar un ciclo.

 

Con el tiempo, Carrey tomó una decisión que sorprendió a la industria, aunque para él era inevitable: renunció a Hollywood.

No lo anunció oficialmente ni lo convirtió en un espectáculo.

Simplemente dejó de seguir el juego, rechazó la vida pública y aceptó actuar solo si algo lo hacía realmente feliz.

Y así, cuando parecía haber desaparecido definitivamente, regresó en Sonic the Hedgehog interpretando al Dr.

Robotnik, un villano exagerado que le permitió redescubrir el placer puro de actuar sin demostrar nada a nadie.

Su interpretación fue celebrada y, por primera vez en décadas, Carrey parecía libre, liviano, divertido por decisión propia y no por obligación.

Các tập phim có sự tham gia của Jim Carrey tạo nên tên tuổi

Hoy, Jim Carrey vive alejado de los focos, entregado al arte, a la tranquilidad y a una existencia donde ya no necesita sostener una máscara.

Después de haber sido una de las mayores estrellas de Hollywood y uno de sus secretos más oscuros, encontró la libertad en la renuncia, en el silencio y en la reconstrucción personal.

Su historia no es la del actor que llega, triunfa y permanece en la cima.

Es la de un hombre que lo tuvo todo, que se quebró por dentro y que finalmente eligió dejar atrás el personaje que el mundo conocía para descubrir quién era realmente.

 

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