En una reveladora entrevista para el programa “Un Nuevo Día” de Telemundo, la viuda de Pablo Escobar, María Victoria Henao, compartió sus sentimientos y reflexiones sobre la vida que llevó junto al infame narcotraficante.
Esta conversación se centró no solo en el legado de Escobar, sino también en las repercusiones que su vida y muerte han tenido en su familia.
María Victoria comenzó relatando la última llamada que tuvo con Pablo antes de su muerte.
Recordó cómo él le dijo: “tranquilita, mi amor, que yo lo que estoy haciendo es por ustedes.
A ustedes nada les va a pasar.
” Estas palabras le brindaron un momento de alivio, pero también de dolor, ya que era consciente de que estaba hablando con su esposo por última vez.
Sentía una mezcla de emociones, entre el dolor por la pérdida y la paz al pensar que, quizás, el horror que había vivido el país podría estar llegando a su fin.
Sin embargo, esta paz fue efímera.
En los días que siguieron a la muerte de Pablo, María Victoria se dio cuenta de que su vida no sería la de una viuda común.
La historia de su familia continuaba siendo objeto de atención y peligro.
“Empezó el nuevo calvario que hasta hoy nos sigue acompañando”, confesó, refiriéndose a las amenazas y el odio que aún persisten hacia su familia.
La viuda de Escobar no solo enfrentó el dolor de perder a su esposo, sino que también tuvo que lidiar con la seguridad de sus hijos.
Recordó un momento angustiante en el que se le exigió la cabeza de su hijo Juan Pablo.
A pesar del miedo, encontró la fuerza para enfrentarse a más de 40 narcotraficantes que querían venganza.
“No sé de dónde saqué las fuerzas, pero cuando te dicen que tu hijo va a perder la vida, te inventas lo que no existe”, explicó.
María Victoria se vio obligada a negociar la vida de su familia, enfrentando situaciones extremas donde su valentía y determinación fueron puestas a prueba.
“Si la vida de mi hijo no es negociable, entonces matemos a los tres”, recuerda que dijo en un momento de desesperación.
Esta lucha por proteger a sus hijos se convirtió en su prioridad principal.
Después de la muerte de Pablo, el gobierno colombiano les proporcionó a María Victoria y a sus hijos una nueva identidad para poder comenzar de nuevo.
Sin embargo, la transición a una vida normal fue todo menos fácil.
Se mudaron a Argentina, donde enfrentaron el estigma de ser la familia del narcotraficante más buscado del mundo.
La adaptación fue difícil; sus hijos no podían entender por qué debían ocultar su pasado y vivir con una nueva identidad.
María Victoria relató cómo su hija lloraba al regresar de la escuela, preguntando por qué no podía usar su verdadero nombre.
“Era muy doloroso tener que explicarle a una niña de nueve años una historia tan complicada”, recordó.
Con el tiempo, la verdad salió a la luz, y sus hijos descubrieron quién era realmente su padre.
A lo largo de la entrevista, María Victoria ofreció una visión profunda sobre Pablo Escobar.
Afirmó que él se fue a la tumba sin darse cuenta de la locura en la que se había metido.
“Terminó pensando solo, haciendo las cosas solo, y en medio de tanto poder, terminó solo”, reflexionó.
La última llamada que recibió de él fue un reflejo de su amor por la familia, pero también de su desesperación.
Ella lamentó que su esposo nunca pudo ver el daño que causó.
Cuando se le preguntó si volvería a casarse con él, su respuesta fue matizada.
“Si Pablo Escobar siguiera siendo el líder barrial y una persona dedicada a los temas sociales desde un lugar sano y respetuoso, sí”, dijo.
Sin embargo, dejó claro que no se casaría con el hombre que se convirtió en un símbolo de violencia y destrucción.
María Victoria también habló sobre el perdón.
Admitió que le costó mucho perdonar a Pablo Escobar, pero que finalmente lo hizo.
“Me cuesta a mí, que fui su esposa y que tuve dos hijos con él, no puedo exigir mucho con el dolor de los de afuera”, comentó.
Su deseo es que su familia pueda vivir en paz y que sus hijos tengan un futuro mejor, lejos del legado de su padre.
Finalmente, envió un mensaje de amor a sus hijos, expresando su orgullo por ellos y su deseo de que puedan construir una vida sin el peso del pasado.
“Quiero pedirles perdón por todo el dolor que vivieron y que me siento orgullosa de la mujer que es mi hija”, concluyó.
La historia de María Victoria Henao es un testimonio de resiliencia y amor en medio de la adversidad.
A través de su relato, se puede vislumbrar la complejidad de ser parte de una familia marcada por la violencia y el crimen, pero también la esperanza de un futuro más brillante.
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