Fernando Villalona, conocido como “El Mayimbe”, es una leyenda viva de la música dominicana, cuya carrera ha estado marcada por un talento inigualable, éxitos memorables, pero también por profundas caídas y una lucha constante contra sus demonios personales.
A sus 69 años, Fernando decidió romper el silencio y contar su verdad, revelando las batallas que enfrentó en su vida, desde la adicción hasta la traición, y cómo logró sobrevivir a su propia autodestrucción.
Nacido en el seno de una familia humilde, Fernando fue el mayor de diez hermanos.
Desde pequeño, mostró una inclinación natural hacia la música, influenciado por grandes artistas como Jacomino, Javier Solís y Lucho Gatica.
A los nueve años ya cantaba en el parque de su pueblo durante los apagones, ganándose el cariño de su comunidad.
A los 15 años participó en el Festival de la Voz Dominicana, donde aunque solo obtuvo el quinto lugar, el público protestó porque veían en él un futuro prometedor que el jurado no supo valorar.
Con una beca, pudo perfeccionar su técnica vocal, especialmente la media voz que lo caracterizaría.
Su juventud sencilla, entre baños en el río y juegos deportivos, contrastaba con el sueño que comenzaba a forjarse en su interior.
Una amiga fue clave para animarlo a mudarse a la capital, donde su destino cambiaría para siempre.
Al llegar a la capital, Fernando enfrentó varios rechazos, incluso de Cholo Brenes, quien inicialmente dudó de su estilo.
Sin embargo, su carisma y talento lo llevaron a formar parte de la orquesta “Los Hijos del Rey”, creada por Vilfrido Vargas.
En poco tiempo, sus grabaciones se convirtieron en éxito radial, y su voz comenzó a conquistar a toda Latinoamérica.
Pero el mundo del espectáculo también trajo consigo un ambiente lleno de excesos, fiestas interminables y rumores oscuros.
Fernando, aún adolescente, se sumergió en ese universo, enfrentando las tentaciones que más adelante le pasarían factura.
La dinámica interna de la orquesta fue complicada, con conflictos que llevaron a divisiones y traiciones, como la salida humillante de Raúlín Rosendo.
En 1981, Fernando decidió emprender su camino en solitario, consolidándose como “El Niño Mimado” del merengue.
Su talento le permitió perdonar retrasos y faltas, pues nadie quería perder la magia que ofrecía en el escenario.
Sin embargo, la competencia con otros artistas como Sergio Vargas marcó una guerra silenciosa en el género.
A finales de los años 80 y durante los 90, Fernando comenzó a enfrentar serios problemas con las sustancias.
Su adicción lo llevó a perder contratos, tener problemas legales y ver su salud deteriorarse.
En una ocasión, pasó 41 días en la cárcel de Puerto Plata por posesión de semillas prohibidas, un episodio oscuro que marcó su vida pero del cual salió gracias al apoyo de su madre y amigos.
Durante casi un año vivió en Nueva York, pero lejos del glamour que muchos imaginan.
Sobrevivió en condiciones precarias, apoyado por fanáticos y amigos que creían en su talento.
Grabó discos importantes como *Música Latina*, aunque evitaba dar entrevistas por la vergüenza y el dolor que cargaba.
Su vida personal fue turbulenta, con más de 2000 mujeres en su historial sentimental entre los 18 y 40 años, lo que le generó problemas con la justicia y el rechazo social en varios lugares.
Sin embargo, su música nunca dejó de sonar, y su carisma seguía intacto.
La fama también trajo conflictos públicos.
En un concierto en el Madison Square Garden, una entrevista con el periodista Reyes Guzmán derivó en una amenaza verbal que fue grabada y difundida, generando gran controversia.
Además, un libro biográfico escrito por su exesposa Idly Jorge reveló secretos que Fernando preferiría mantener en privado, lo que avivó aún más las tensiones.
En otra ocasión, un titular que Villalona creyó fue obra de Guzmán encendió una disputa pública que casi termina en tragedia.
Finalmente, Fernando pidió disculpas y reconoció que esa etapa fue una lección importante para cambiar su rumbo.
A pesar de las caídas, Fernando Villalona ha brillado junto a grandes artistas como Juanes, Ricky Martín, Ricardo Montaner, Enrique Iglesias y Julio Iglesias, con quien cantó en el Quijote.
Ha producido más de 20 álbumes y canciones inolvidables como “Celos”, “Te Amo Demasiado” y “Dominicano Soy La Hamaquita”, esta última censurada por su forma de bailar.
Su carrera de más de 50 años es un testimonio de talento, perseverancia y resiliencia.
Tras superar sus problemas, encontró la fe y se convirtió al cristianismo, grabando el álbum *Mi Luz*, que refleja su nueva vida y esperanza.
Hoy, Fernando Villalona no es solo un ícono de la música dominicana, sino también un sobreviviente que ha enfrentado sus demonios con valentía.
Su confesión de haber llegado “a lo peor, a lo más bajo”, no es motivo de vergüenza, sino de orgullo porque sigue de pie, con la voz que conquistó a generaciones.
Su historia inspira a quienes luchan contra la adversidad y demuestra que, a pesar de las caídas, siempre es posible levantarse y seguir adelante.
Fernando Villalona, “El Mayimbe”, es mucho más que una voz legendaria; es un ejemplo de lucha, caída y redención.
Su vida ha sido una montaña rusa de éxitos y fracasos, pero su carisma y talento han permanecido intactos.
A sus 69 años, su testimonio es un llamado a la esperanza y a la fortaleza, mostrando que el verdadero triunfo está en nunca rendirse.
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