Amparo Grisales es una de las figuras más emblemáticas del entretenimiento latinoamericano, cuya carrera ha trascendido generaciones gracias a su talento, belleza y personalidad inquebrantable.
Durante más de cuatro décadas, esta actriz y modelo colombiana ha cautivado al público con su presencia arrolladora y su carácter firme, consolidándose como un referente en la industria del espectáculo.
Sin embargo, detrás del magnetismo que proyecta, Amparo ha vivido una vida llena de desafíos, decisiones valientes y una búsqueda constante de autenticidad.
Nacida el 19 de septiembre de 1956 en Manizales, Colombia, Amparo creció en una familia numerosa que la rodeó de arte y actuación desde temprana edad.
Sus primas Sandra y Andrea Guzmán también abrazaron el mundo del espectáculo, lo que influyó en su vocación.
A los 14 años debutó en la televisión con la telenovela *Destino, la ciudad* (1970), marcando el inicio de una carrera que se extendería por más de cuarenta años.
Durante los años 80, su fama creció exponencialmente gracias a su participación en producciones como *El Gallo de Oro*, *Tuyo es mi corazón* y *La Virgen y el Fotógrafo*.
En los 90, consolidó su estatus con éxitos como *En Cuerpo Ajeno*, *Dos Mujeres* y *La Sombra del Deseo*, trabajando junto a reconocidos actores como Omar Fierro.
Su versatilidad se manifestó también en el teatro, destacando en obras como *Doña Flor y sus dos maridos*.
Amparo no temió asumir papeles audaces que desafiaron las convenciones sociales.
Su escena de desnudo en la miniserie *Los pecados de Inés de Inojosa* fue un momento controversial que dejó huella en la televisión colombiana.
En 1993, alentada por el cantante Plácido Domingo, incursionó en la música con su álbum *Seducción*, mostrando otra faceta artística.
Con la llegada de los reality shows, Amparo se reinventó como jurado en programas como *Protagonistas de novela* y *Gran Hermano*, conectando con nuevas generaciones.
Su papel como Alejandra Aguirre en *Las muñecas de la mafia* le otorgó reconocimiento internacional, dando una visión profunda del mundo femenino en el crimen organizado.
Aunque su vida pública ha sido intensa, Amparo siempre ha mantenido con discreción sus aspectos personales.
Se casó por primera vez a los 14 años con Germán Tarolo, un hombre mayor, impulsada por su deseo de independencia.
Posteriormente contrajo matrimonio con un pintor argentino, pero la relación terminó debido a episodios de violencia doméstica cuando ella tenía apenas 19 años.
Entre sus romances más conocidos destaca su relación de más de ocho años con el actor mexicano Jorge Rivero, que perduró en la amistad tras la separación.
En 2019, el cantante italiano Piero reveló públicamente un romance apasionado con Amparo, mostrando una faceta poco conocida de su vida sentimental.
También tuvo encuentros intensos pero breves, como con Julio Iglesias, y defendió con firmeza su derecho a amar sin prejuicios cuando se relacionó con un hombre mucho más joven durante su etapa en *Yo me llamo*.
En la actualidad, a sus 68 años, Amparo vive un nuevo amor con un empresario brasileño residente en Uruguay.
Lo que comenzó como una amistad se transformó en una relación profunda que culminó en una propuesta de matrimonio.
Aunque mantiene la identidad de su prometido en privado, destaca la serenidad y madurez con la que vive este nuevo capítulo.
Amparo ha aprendido a valorar la soledad como un camino hacia el crecimiento personal.
Lejos de dejarse afectar por la opinión pública o las críticas en redes sociales, especialmente relacionadas con su edad, prioriza su bienestar físico y espiritual.
Desde sus 30 años ha sido objeto de comentarios hirientes, pero siempre responde con calma y seguridad, demostrando que la felicidad depende de la conexión consigo misma.
Para ella, el amor propio es fundamental para poder amar genuinamente a los demás.
Cree que la clave de la felicidad está en ser su mejor amiga y disfrutar de su propia compañía.
Esta filosofía la ha llevado a vivir con plenitud y autenticidad, sin depender de la aprobación externa.
Amparo ha sido sincera respecto a su decisión de no ser madre.
Mientras otros soñaban con formar una familia, ella eligió enfocarse en su arte y carrera, respetando profundamente la labor maternal pero sin sentir que le faltara algo por no tener hijos.
Con humor, ha comentado que de haber sido madre habría sido tan sobreprotectora como lo es con sus perros.
Esta elección refleja su compromiso con seguir sus propios ideales y vivir sin dejarse llevar por las expectativas sociales o ajenas.
En cuanto a su apariencia física, Amparo ha hablado con franqueza.
Además de una cirugía de aumento de senos, no ha recurrido a intervenciones invasivas.
Atribuye su figura a la disciplina, una alimentación equilibrada y ejercicio regular.
Ha realizado algunos retoques, como la reposición de grasa, siempre buscando el equilibrio para evitar exageraciones.
Está abierta a procedimientos futuros, pero solo pensando en su bienestar personal, no para agradar a los demás.
Uno de los episodios recientes más intensos fue el conflicto con César Escola durante la grabación de *Yo me llamo*.
La fuerte discusión llevó a que Amparo se retirara visiblemente molesta del set, mientras sus compañeras observaban en silencio.
Las redes sociales se dividieron en opiniones, pero la sorpresa llegó cuando, el 28 de enero de 2025, César se disculpó públicamente con flores en mano, expresando su admiración por Amparo desde 1990.
Las lágrimas de Amparo y los aplausos del público convirtieron ese momento en una de las escenas más emotivas de la televisión colombiana, demostrando la autenticidad y fuerza de la actriz.
A sus 68 años, Amparo Grisales sigue siendo una presencia fundamental en *Yo me llamo*, programa donde su energía y sinceridad conquistan a la audiencia y mueven las redes sociales.
Más que un show de talentos, el programa se ha convertido en un escenario de emociones reales, impulsadas por figuras como ella que no temen expresar lo que piensan.
Su historia de vida, marcada por la perseverancia, la autenticidad y el amor propio, la posiciona como un modelo a seguir en el ámbito del entretenimiento latinoamericano.
Amparo Grisales es mucho más que una actriz y modelo; es un símbolo de fuerza, autenticidad y evolución constante.
Su trayectoria artística y personal refleja la capacidad de reinventarse, enfrentar desafíos y vivir con plenitud sin importar la edad ni las circunstancias.
Su mensaje de amor propio, libertad y valentía sigue inspirando a generaciones, demostrando que la verdadera belleza nace desde el interior.
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