La noche del 8 de diciembre de 1980 quedó grabada para siempre en la historia de la música y en la memoria colectiva del mundo.

John Lennon, exintegrante de The Beatles y símbolo global de la paz, fue asesinado a sangre fría frente al edificio Dakota, en Nueva York.
Durante más de cuatro décadas, su esposa Yoko Ono eligió el silencio como forma de supervivencia, evitando revivir el horror de aquel instante.
Hoy, con el paso del tiempo y una tristeza menos paralizante, Ono ha decidido romper ese silencio, revelando detalles estremecedores no solo sobre el crimen, sino también sobre la vida íntima y las profundas contradicciones del hombre que el mundo idolatró.
Según el testimonio de Yoko Ono, aquella noche ella y Lennon regresaban a su residencia tras una jornada aparentemente normal.
Nada hacía presagiar que, a pocos metros de la entrada del edificio, un hombre llamado Mark David Chapman cambiaría el curso de la historia.
Chapman llevaba horas merodeando el lugar y, al ver a Lennon, lo llamó por su nombre antes de dispararle varias veces.
El ataque fue tan rápido como brutal.
Lennon logró avanzar apenas unos escalones dentro del edificio antes de desplomarse, cubierto de sangre, mientras Yoko gritaba desesperadamente pidiendo ayuda.
La llegada de la policía fue inmediata. Los oficiales encontraron a Chapman sorprendentemente calmado, sosteniendo un ejemplar de El guardián entre el centeno, libro que él mismo describió como su “declaración”.
Cuando el portero del Dakota lo confrontó horrorizado, Chapman respondió con una frialdad escalofriante: “Acabo de dispararle a John Lennon”.
No intentó huir. Esperó a ser arrestado, como si su misión ya estuviera cumplida.

Lennon fue trasladado de urgencia al Hospital Roosevelt en un coche policial.
Yoko Ono lo siguió, acompañada por un agente que intentaba ofrecerle consuelo en medio del caos.
Sin embargo, los esfuerzos médicos resultaron inútiles.
John Lennon llegó sin pulso, sin presión arterial y con múltiples heridas de bala en el pecho.
A las 11:07 de la noche, fue declarado muerto.
Tenía 40 años.
La noticia sacudió al mundo entero, dejando a millones de fanáticos en estado de incredulidad y dolor.
Con el paso de los años, Yoko Ono reveló un detalle inquietante: Lennon parecía haber presentido su propio final.
En una entrevista de 1965, el músico había dicho que The Beatles terminarían “estrellándose en un avión o siendo eliminados por algún loco”.
Aquella frase, pronunciada mucho antes de su muerte, adquirió un significado perturbador tras el asesinato.
Para Ono, esa premonición reflejaba la conciencia de Lennon sobre los peligros que acompañaban a la fama.
Las motivaciones de Mark David Chapman, según se supo después, eran una mezcla de fanatismo, resentimiento y un deseo enfermizo de notoriedad.
Chapman se sentía traicionado por Lennon, especialmente por su famoso comentario de que The Beatles eran “más populares que Jesús”.
Además, admitió que creía que matar a Lennon lo convertiría “en alguien”.
Esta confesión reveló una lógica distorsionada y peligrosa, donde la fama y la violencia se entrelazaron de manera fatal.
Pero las revelaciones de Yoko Ono no se limitaron al asesinato.
Con el tiempo, ella decidió hablar también de los aspectos más complejos y contradictorios de la personalidad de Lennon.
Uno de los temas más sorprendentes fue su visión sobre la sexualidad.
Según Ono, Lennon se consideraba bisexual a nivel emocional e intelectual, aunque nunca llegó a tener relaciones sexuales con hombres debido a inhibiciones personales y a las normas sociales de la época.
También aclaró los rumores sobre una supuesta relación íntima entre Lennon y Brian Epstein, asegurando que, aunque su vínculo fue intenso, no hubo contacto sexual.
Otro aspecto delicado que Ono abordó fue la adicción de Lennon a las drogas, particularmente a la cocaína, a la que ella se refirió como “el polvo blanco”.
Según su testimonio, esta adicción tuvo un impacto devastador tanto en la vida personal de Lennon como en la dinámica interna de The Beatles.
A finales de los años sesenta, el consumo de drogas exacerbó los conflictos creativos y emocionales dentro de la banda, contribuyendo de manera significativa a su disolución.
El dolor por un aborto espontáneo y la presión constante de la fama empujaron a Lennon hacia una espiral autodestructiva que afectó a todos a su alrededor.
Yoko Ono también habló sin evasivas sobre la violencia que Lennon ejerció en el pasado.
En entrevistas realizadas poco antes de su muerte, el propio Lennon había admitido haber sido agresivo con sus parejas, incluyendo a su primera esposa, Cynthia Powell.
Estas confesiones mostraron una dolorosa contradicción entre el mensaje público de paz y amor que Lennon promovía y las luchas internas que lo atormentaban.
Para Ono, reconocer estas sombras no disminuye su legado, sino que lo humaniza.
Tras la muerte de Lennon, Yoko Ono atravesó uno de los periodos más oscuros de su vida.
La pérdida de su compañero, amante y colaborador creativo la dejó sumida en una profunda depresión.

Durante un tiempo, confesó que no encontraba sentido para seguir adelante.
Sin embargo, su hijo Sean se convirtió en la razón principal para sobrevivir.
La maternidad le dio una nueva fuerza y un propósito en medio del duelo.
Aunque nunca volvió a casarse, Ono mantuvo una relación larga y discreta con Sam Havadtoy, quien le brindó compañía y apoyo durante dos décadas.
Paralelamente, permaneció viviendo en el mismo apartamento que había compartido con Lennon, un espacio cargado de recuerdos dolorosos, pero también de amor.
A través del arte y el activismo, Ono canalizó su sufrimiento y mantuvo vivo el mensaje de paz que ambos defendieron.
Hoy, más de cuarenta años después, las palabras de Yoko Ono resuenan con una fuerza renovada.
Al revelar estas verdades, no busca escandalizar ni reescribir la historia, sino ofrecer un retrato más completo y honesto de John Lennon.
Un hombre brillante y contradictorio, capaz de crear himnos universales mientras luchaba contra sus propios demonios.
Su muerte fue un acto de violencia absurda, pero su vida, con todas sus luces y sombras, sigue siendo un reflejo profundo de la complejidad humana.