Durante décadas, Jacobo Sabludowski fue considerado un titán del periodismo mexicano, conocido por su estilo autoritario y su icónico programa *24 Horas*.
Sin embargo, la imagen pulida que proyectaba ocultaba una historia más oscura, una que ahora está siendo revelada por uno de sus discípulos más cercanos, Heriberto Murrieta.
En una reciente entrevista, Murrieta ha decidido hablar sobre su experiencia trabajando junto a Sabludowski, desvelando episodios de abuso emocional y secretos que el legendario periodista nunca quiso que salieran a la luz.
Jacobo Sabludowski, quien nació en 1928 y falleció en 2015, se convirtió en un símbolo del periodismo televisivo en México.
Con su voz profunda y su presencia imponente, Sabludowski dominó las pantallas durante más de 27 años, convirtiendo *24 Horas* en el noticiero más visto del país.
Sin embargo, su legado no está exento de controversias.
A lo largo de su carrera, Sabludowski fue criticado por su cercanía con el poder político, especialmente con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo que generó dudas sobre su imparcialidad como periodista.
En la entrevista con Jorge “el burro” Van Ranking, Murrieta, quien fue uno de los colaboradores más cercanos de Sabludowski, recordó momentos que marcaron su vida profesional.
“Fue increíblemente humillante”, dijo Murrieta al recordar una ocasión en que Jacobo rompió su hoja de entrevista justo frente a él, dejándolo expuesto y avergonzado.
Este tipo de episodios, según Murrieta, eran comunes durante su tiempo en *24 Horas*, donde la presión era abrumadora y las expectativas, extremadamente altas.
Murrieta también compartió un recuerdo sobre una entrevista que tuvo con el famoso futbolista Hugo Sánchez.
La presión de cumplir con los tiempos de transmisión y la constante evaluación de su trabajo lo llevaron a experimentar estrés y ansiedad, sentimientos que aún lo persiguen.
“Hasta hoy sigo teniendo pesadillas con no estar listo a tiempo”, confesó, reflejando la carga emocional que significaba trabajar bajo la tutela de Sabludowski.
Uno de los aspectos más fascinantes de la vida de Sabludowski fue su relación con la icónica actriz María Félix.
Según Murrieta, la conexión entre ambos se basaba en una profunda admiración mutua.
María Félix, una apasionada de la tauromaquia y una fiel espectadora del noticiero, deseaba conocer al hombre detrás de la voz que escuchaba cada noche.
Su encuentro en 1991 fue memorable, y Murrieta recuerda a Félix descendiendo con gracia por las escaleras de su casa, desafiando cualquier noción de fragilidad a pesar de su avanzada edad.
La química entre Sabludowski y Félix era palpable. Conversaban sobre sus pasiones, la literatura y la vida misma, creando un vínculo que se convirtió en parte del folklore cultural mexicano.
Murrieta describe la relación como una amistad hermosa, llena de respeto y cariño, que perduró hasta el final de sus vidas.
Sin embargo, no todas las relaciones de Sabludowski fueron positivas. La amistad entre él y el querido comediante Cantinflas terminó de manera amarga.
Según Murrieta, la ruptura se debió a un comentario desafortunado sobre los hijos de ambos.
Durante una comida en el restaurante Altamira, Cantinflas hizo una observación sobre el hijo de Sabludowski, lo que llevó a una discusión acalorada y, finalmente, a la ruptura de su amistad.
Este distanciamiento dejó una huella en ambos hombres, y se dice que Cantinflas murió con amargura por las palabras de Sabludowski.
La historia de su amistad y posterior ruptura es un recordatorio de cómo las relaciones personales pueden verse afectadas por las presiones del entorno familiar y profesional.
A medida que pasaron los años, la salud de Jacobo Sabludowski comenzó a deteriorarse.
Murrieta, quien estuvo presente en su funeral, recordó cómo la noticia de su fallecimiento impactó a muchos en el ámbito periodístico.
Sabludowski había estado sufriendo de deshidratación severa y, a pesar de los esfuerzos médicos, sufrió un derrame cerebral que le costó la vida.
Murrieta describió su relación con Sabludowski como la de un segundo padre. “Lo admiraba profundamente”, dijo, reflejando el impacto que el periodista tuvo en su vida.
A lo largo de su carrera, Sabludowski fue un mentor para muchos jóvenes periodistas, inculcándoles valores como la disciplina y el profesionalismo.
El legado de Jacobo Sabludowski es, sin duda, complejo.
Mientras algunos lo ven como un pionero del periodismo televisivo, otros lo critican por su cercanía con el poder político y su silencio ante los momentos más oscuros de la historia de México.
Su cobertura de eventos como la masacre de Tlatelolco en 1968 y el Halconazo en 1971 ha sido objeto de análisis y controversia, y su reputación como portavoz del PRI ha dejado una marca indeleble en su legado.
A pesar de las críticas, Sabludowski también fue un hombre de pasiones profundas, amante del tango y la tauromaquia.
Su aprecio por las artes y su conexión con figuras como María Félix son parte de la historia que lo define, mostrando que su vida fue más que solo periodismo.
La confesión de Heriberto Murrieta sobre Jacobo Sabludowski ha abierto un nuevo capítulo en la historia del periodismo mexicano.
A través de sus recuerdos, se revela un retrato más humano y complejo de un hombre que fue tanto admirado como criticado.
Las relaciones que forjó, las amistades que perdió y las lecciones que dejó son un testimonio del impacto que tuvo en la vida de quienes lo rodearon.
La historia de Sabludowski, con sus luces y sombras, sigue siendo relevante en el contexto del periodismo actual, recordándonos la importancia de la integridad y la verdad en la búsqueda de la información.
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