Raúl Velasco fue, sin duda, una de las figuras más emblemáticas y poderosas de la televisión mexicana.
Nacido en Celaya, Guanajuato, en 1941, su vida y carrera estuvieron marcadas por un carácter fuerte, una visión clara y un compromiso inquebrantable con el talento y la cultura mexicana.
Su programa “Siempre en Domingo” no solo revolucionó la televisión, sino que también se convirtió en la plataforma más importante para artistas nacionales e internacionales, transformándolo en una leyenda viva del espectáculo.
Desde niño, Raúl mostró una mezcla de disciplina y carisma que lo acompañaría toda su vida.
Creció entre la tienda de sus padres y el rancho de un primo, donde aprendió valores de trabajo y responsabilidad.
A los 15 años comenzó a trabajar como contador en el Banco Nacional de México y luego en Petróleos Mexicanos, pero fue en la Ciudad de México donde descubrió su verdadera vocación: el periodismo y la televisión.
Este cambio de rumbo lo llevó a convertirse en el conductor y productor de “Siempre en Domingo”, un programa que inició transmisiones el 13 de diciembre de 1969 y que pronto se convirtió en un fenómeno cultural.
Raúl no solo presentaba artistas; era el hombre que decidía quién tenía futuro y quién no, convirtiéndose en una figura de poder en la industria musical y televisiva.
El programa fue un semillero de talentos que impulsó las carreras de grandes artistas como José José, Lupita D’Alessio, Luis Miguel, Juan Gabriel y muchos otros.
Raúl Velasco tenía la capacidad de detectar el talento y moldearlo, pero también era conocido por su disciplina estricta y su exigencia hacia los artistas.
Su estilo directo y a veces severo generaba tanto admiración como controversia.
Por ejemplo, no dudaba en reprender públicamente a artistas como Yuri o Luis Miguel cuando consideraba que su comportamiento no era el adecuado.
Sin embargo, también defendía a sus protegidos con firmeza, enfrentándose incluso a figuras poderosas para apoyar a quienes creía merecedores.
La vida de Raúl estuvo llena de momentos memorables y polémicos.
Se dice que tenía un carácter fuerte, capaz de ser cruel cuando era necesario, pero también poseía un lado humano y cercano con su equipo y artistas.
Una anécdota famosa fue su enfrentamiento con Fernán Martínez, manager de Julio Iglesias, durante un festival en Acapulco, donde Velasco impuso su autoridad para proteger el espectáculo.
Además, su relación con artistas y figuras políticas estuvo llena de altibajos, pero siempre mantuvo su posición con integridad.
Su influencia trascendió la televisión para involucrarse en campañas sociales y políticas, demostrando su compromiso con el país.
Raúl Velasco también tuvo una vida personal compleja.
Se casó joven y tuvo tres hijos, pero su primer matrimonio terminó tras 15 años debido a la presión y las dificultades de la vida en la gran ciudad.
Posteriormente, encontró el amor con Dolly, quien se convirtió en su esposa y compañera, ayudando a formar una familia unida.
A pesar de su apretada agenda, Raúl siempre estuvo pendiente de sus hijos, cumpliendo con su rol de padre y manteniendo la comunicación constante con ellos.
Su familia fue un pilar fundamental en su vida, especialmente en los momentos difíciles.
En 1981, Raúl enfrentó un serio problema de salud relacionado con el corazón, que lo llevó a someterse a una operación de alto riesgo.
Años después, fue diagnosticado con hepatitis C y cirrosis, lo que finalmente requirió un trasplante de hígado en 1998.
Estos problemas de salud marcaron el final de su carrera televisiva, forzándolo a retirarse de “Siempre en Domingo”.
Su despedida fue emotiva, y aunque su público y la industria lo reconocieron como un ícono, la televisión parecía haberlo olvidado tras su retiro.
Raúl vivió sus últimos años lejos de los reflectores, con la tranquilidad de haber dejado una huella imborrable en la cultura popular.
Raúl Velasco no solo fue un conductor y productor; fue un formador de talentos, un líder de opinión y una figura clave en la difusión de la música y cultura mexicana.
Su programa fue la plataforma que llevó la música regional y latina a millones de hogares en México, América Latina y Estados Unidos.
Aunque su estilo a veces fue criticado por su dureza, muchos artistas y colaboradores recuerdan con cariño su disciplina, honestidad y el apoyo que les brindó.
Su influencia se refleja en la forma en que la televisión musical se desarrolló en México y en la manera en que se promueve el talento artístico hasta hoy.
Raúl Velasco representa una época dorada de la televisión mexicana, un hombre que con su carisma, disciplina y visión cambió para siempre el panorama del entretenimiento.
Su vida estuvo llena de éxitos, desafíos y enseñanzas que han quedado grabadas en la memoria colectiva.
A través de “Siempre en Domingo”, Velasco no solo descubrió estrellas, sino que también construyó puentes culturales y sociales que aún perduran.
Su legado es un recordatorio de la importancia de la pasión, la dedicación y el compromiso con el arte y la cultura.
Aunque ya no esté frente a las cámaras, la historia de Raúl Velasco sigue viva en cada canción, en cada artista que alguna vez pasó por su programa y en el corazón de millones de espectadores que lo acompañaron durante casi tres décadas.
Su nombre es sinónimo de televisión, música y México.
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