Jennifer Lopez y Ben Affleck, una de las parejas más emblemáticas de Hollywood, han vuelto a ser noticia tras su reciente divorcio.
Después de dos años de matrimonio, la pareja ha decidido poner fin a su relación, dejando atrás un camino lleno de altibajos y momentos memorables.
La historia de amor entre Lopez y Affleck no es nueva.
Se remonta a 2001, cuando se conocieron en el rodaje de la película “Gigli”.
En aquel entonces, Jennifer estaba casada con su segundo esposo, Cris Judd.
Sin embargo, su conexión fue innegable, y comenzaron a salir en julio de 2002.
Su compromiso llegó un año después, pero la relación terminó abruptamente en 2004, justo antes de su primera boda.
Ambos siguieron adelante con sus vidas, pero el destino les tenía preparado un segundo acto.
Después de varios romances fallidos, incluyendo la separación de Lopez con Álex Rodríguez y la breve relación de Affleck con Ana de Armas, la pareja se reencontró en 2021.
Su amor resurgió con fuerza, y en agosto de 2022, se casaron en dos ceremonias: una en Las Vegas y otra en Georgia.
A pesar del fervor de su reencuentro, la felicidad de la pareja no duró mucho.
En agosto de 2024, Jennifer solicitó el divorcio, citando “diferencias irreconciliables”.
En su petición, la artista mencionó que vivían separados desde abril de ese mismo año.
La separación fue un golpe para los fanáticos que habían seguido su historia de amor con tanto interés.
El proceso de divorcio se llevó a cabo de manera relativamente tranquila, gracias a la intervención de Laura Wasser, la abogada de divorcios más famosa de Hollywood.
A pesar de no contar con un acuerdo prenupcial, Lopez y Affleck lograron llegar a un acuerdo económico que les permitió dividir sus bienes de manera justa.
El acuerdo de divorcio estipula que cada uno conservará los beneficios obtenidos de sus proyectos individuales durante el matrimonio.
Ben Affleck mantendrá su participación en su productora, Artists Equity, la cual ha producido exitosas películas como “Air” y “El contable 2”.
Por su parte, Jennifer se quedará con las ganancias de sus proyectos, que incluyen películas como “Atlas” y “Cásate conmigo”.
Además, la pareja compartía una mansión en Beverly Hills, valorada en 61 millones de dólares, que compraron juntos.
Aunque los términos sobre cómo se dividirán los bienes no han sido revelados, ambos han expresado su deseo de mantener una relación cordial.
A pesar de su separación, Lopez y Affleck han mantenido una relación amistosa, especialmente en lo que respecta a sus hijos.
Jennifer tiene dos hijos, Max y Emme, de su matrimonio con Marc Anthony, mientras que Ben tiene tres hijos, Violet, Seraphina y Samuel, de su anterior matrimonio con Jennifer Garner.
Una fuente cercana a la expareja reveló que ambos tienen la intención de seguir presentes en la vida del otro, a pesar de no estar involucrados románticamente.
Esta relación amistosa es un factor positivo para los niños, quienes se benefician de un entorno familiar estable.
Lopez y Affleck han demostrado que, a pesar de los desafíos de su relación, la crianza de sus hijos sigue siendo una prioridad.
La historia de amor de Jennifer Lopez y Ben Affleck es un recordatorio de que las relaciones pueden ser complicadas, incluso para las celebridades más queridas.
Su camino ha estado marcado por momentos de intensa felicidad y dolorosa separación.
A medida que ambos continúan con sus vidas, queda la pregunta de si alguna vez volverán a encontrar el amor verdadero.
Aunque su matrimonio ha llegado a su fin, el legado de su relación perdurará en la memoria de sus fanáticos.
La pareja ha sido un símbolo de amor y desamor, y su historia resonará en el corazón de muchos durante años.
Con el divorcio, Jennifer también ha expresado su deseo de recuperar su apellido de soltera, Jennifer Lynn López, cerrando un capítulo de su vida que, aunque breve, estuvo lleno de emociones intensas.
A medida que ambos avanzan, es evidente que han aprendido lecciones valiosas sobre el amor, la vida y la familia.
La historia de Lopez y Affleck es un testimonio de que, a veces, el amor puede ser fugaz, pero las conexiones que se forman y los recuerdos que se crean son eternos.
