La historia de Emilia Guu y Fernando Soler es un relato de amor, secretos y fortuna que ha permanecido en la sombra de la Época de Oro del cine mexicano.
Fernando Soler, uno de los actores más influyentes de su tiempo, y Emilia Guu, una actriz que muchos creían pobre, compartieron una relación secreta que cambió sus vidas para siempre.
Esta es la crónica de cómo un amor prohibido se convirtió en un pacto silencioso que duró más de 30 años.

Todo comenzó en 1945, cuando Emilia Guu, a la edad de 22 años, protagonizó la película *Club Verde*.
En una comida organizada por el productor Gregorio Valerstein, conoció a Fernando Soler, quien tenía 52 años y estaba casado.
La atracción fue inmediata; según los presentes, la mesa se llenó de un silencio palpable cuando Fernando la miró.
Al finalizar la comida, él se ofreció a llevarla a casa, un gesto que marcó el inicio de su relación secreta.
Lo que comenzó como un simple gesto de cortesía se transformó en un romance clandestino.
A lo largo de los años, intercambiaron cartas y se encontraron en lugares discretos.
La relación se volvió un secreto a voces entre quienes trabajaban cerca de la familia Soler, pero nadie se atrevía a hablar.
Fernando Soler era un hombre poderoso, y su familia tenía una influencia considerable en la industria del entretenimiento.
Durante los años 50, mientras Emilia aparecía en películas, su estilo de vida era desproporcionado en comparación con su salario.
Un exempleado de los estudios Churubusco reveló que Emilia llegaba a los sets en un Cadillac negro y con guardaespaldas, luciendo joyas que rivalizaban con las de las esposas de los políticos más importantes.

La razón detrás de su lujoso estilo de vida era clara para quienes conocían la verdad: Fernando Soler le había proporcionado una fortuna.
Le compró un departamento de lujo en Polanco, terrenos en Cuernavaca y la enviaba a Estados Unidos en viajes pagados en efectivo.
Además, le enviaba sobres con dinero regularmente, cantidades que hoy equivaldrían a miles de dólares.
Sin embargo, la relación no estuvo exenta de riesgos.
Uno de los hermanos de Fernando encontró una carta de amor de Emilia en su saco, lo que provocó una confrontación.
Fernando, decidido a proteger su legado familiar, dejó claro que el silencio era la única opción para todos los involucrados.
A pesar de los rumores y el escándalo potencial, la familia Soler mantuvo un pacto de silencio.
Nadie mencionaría a Emilia, y la prioridad era preservar la reputación de la familia.
Sin embargo, el escándalo llegó a su punto máximo cuando Fernando enfermó en 1963.
Durante este tiempo, se realizaron movimientos sospechosos en varias cuentas bancarias, incluyendo transferencias a nombre de Emilia que sumaron más de 5 millones de pesos de la época.

Los documentos que registraban estas transferencias desaparecieron misteriosamente de los archivos fiscales en los años 80, lo que sugiere que alguien estaba decidido a borrar cualquier evidencia de la relación financiera entre Fernando y Emilia.
Fernando Soler falleció el 25 de octubre de 1979, rodeado de su familia legítima y sin la presencia de Emilia.
Su muerte fue cubierta por los medios como la de una leyenda del cine mexicano, pero no se hizo mención alguna de Emilia Guu en los obituarios.
Sin embargo, 24 horas después de su muerte, Emilia recibió un sobre con instrucciones de Fernando, que contenía detalles sobre una transferencia significativa de dinero y propiedades.
Se estima que a lo largo de su relación, Fernando le había dejado una fortuna que superaba los 20 millones de pesos de la época.
Esta última transferencia, efectuada un día después de su muerte, fue la más grande de todas, asegurando que Emilia estuviera protegida y nunca le faltara nada.
Emilia Guu vivió el resto de su vida en San Diego, California, rodeada de lujos, pero siempre en silencio sobre su relación con Fernando Soler.
Murió en 2004, millonaria y sin revelar jamás el nombre del hombre que cambió su vida.
Aquellos que la conocieron sabían que su amor por Fernando perduró hasta el final.
La historia de Emilia y Fernando es un recordatorio de que, a menudo, los secretos más grandes y las historias de amor más profundas no se cuentan en la pantalla, sino que permanecen ocultas en las sombras del pasado.
Su relación es un testimonio de que el amor verdadero puede sobrevivir incluso en las circunstancias más desafiantes, aunque tenga que vivirse en secreto.