Durante años, la relación entre Lucero y Manuel Mijares fue considerada una de las más sólidas y admiradas del espectáculo latinoamericano.
Unidos no solo por el amor, sino también por la música, formaban una de esas parejas que parecía destinada a durar para siempre.

Sin embargo, como muchas historias de amor, la suya también tuvo altibajos, momentos de oscuridad y, finalmente, una separación que tomó por sorpresa a sus seguidores.
Recientemente, Lucero rompió el silencio y ofreció una mirada honesta y profunda sobre su pasado con Mijares.
En una entrevista íntima, reveló detalles que hasta ahora habían permanecido ocultos, y que arrojan luz sobre lo que realmente ocurrió detrás de una relación que, aunque pública, siempre conservó cierta discreción.
Lucero comenzó la entrevista con una frase que inmediatamente captó la atención del público: “No lo estoy juzgando, pero había noches en que escuchaba una voz femenina al otro lado del teléfono”.
Sus palabras no fueron lanzadas con rencor ni con la intención de causar controversia.
Más bien, sonaron como el desahogo de alguien que ha tenido tiempo para sanar, para entender y para perdonar.
Con esta declaración, Lucero admitió que su relación con Mijares, aunque basada en el amor y el respeto, también estuvo marcada por la duda, la incertidumbre y momentos de dolor emocional.
Las largas giras, las ausencias prolongadas, y las exigencias del mundo artístico contribuyeron a crear una distancia entre ellos, tanto física como emocional.
La cantante explicó que la decisión de separarse no fue producto de un evento específico, sino el resultado de una acumulación de pequeñas grietas.

“No fue una traición, ni un escándalo.
Fue el desgaste, el cansancio, las miradas que ya no se encontraban”, relató Lucero con voz serena.
Para ella, fue un proceso lento, casi imperceptible, que con el tiempo terminó por quebrar lo que alguna vez fue un amor profundo y genuino.
Este tipo de confesión pone en evidencia lo complejo que puede ser mantener una relación en el medio del espectáculo, donde la fama, las agendas apretadas y la presión mediática dificultan los vínculos estables.
Sin embargo, Lucero recalcó que siempre intentaron proteger su relación y a su familia, especialmente por el bienestar de sus hijos.
Tras su separación en 2011, muchos esperaban un distanciamiento total entre Lucero y Mijares.
Pero para sorpresa de todos, la pareja logró mantener una relación cordial, marcada por el respeto mutuo y el amor compartido por sus hijos, José Manuel y Lucerito.
Lejos de los clichés de las rupturas escandalosas, ambos artistas demostraron que es posible seguir siendo familia, incluso cuando el romance ha quedado atrás.
Lucero reconoció que la paternidad y la maternidad los unieron de una forma irrompible.

“Nuestros hijos son lo mejor que nos dimos mutuamente”, dijo con emoción.
Y es precisamente esa conexión la que ha permitido que, incluso años después de su divorcio, puedan compartir escenarios y colaboraciones sin resentimientos.
Mientras tanto, Manuel Mijares ha seguido cultivando una carrera sólida en la música latina.
Con una voz inconfundible y una sensibilidad única para las baladas, ha conquistado corazones desde los años 80 hasta la actualidad.
Sin embargo, detrás del escenario, ha demostrado ser también un padre dedicado, comprometido con el crecimiento y la estabilidad de sus hijos.
Lucero destacó que, a pesar de las diferencias que pudieron tener como pareja, Mijares siempre fue un hombre presente, tanto para ella como para sus hijos.
“Nunca dejó de ser un buen padre.
Y eso es algo que siempre le voy a agradecer”, afirmó con sinceridad.
Quizás lo más conmovedor de la entrevista fue la forma en que Lucero habló del amor.
No como algo idealizado, perfecto o eterno, sino como una fuerza que cambia, que crece y que a veces también se transforma en otra cosa.
“Tuvimos momentos mágicos, construimos una familia y aunque todo terminó, siempre será parte de mí”, expresó.

Estas palabras reflejan una madurez emocional admirable.
En lugar de quedarse anclada al pasado, Lucero ha aprendido a ver su historia con Mijares como un capítulo valioso de su vida, lleno de aprendizajes, alegrías y también de heridas que han cicatrizado con el tiempo.
Las declaraciones de Lucero han provocado una ola de reacciones en redes sociales.
Muchos seguidores han elogiado su honestidad y su capacidad para hablar desde la calma y la compasión.
Otros han recordado con nostalgia los momentos en que la pareja se presentaba junta, irradiando complicidad y amor.
Además, su historia ha abierto el debate sobre la vida amorosa de las figuras públicas y cómo estas relaciones muchas veces son sometidas a una presión excesiva, impidiendo que se desarrollen con naturalidad.
En este sentido, Lucero y Mijares han dado una lección de dignidad, mostrando que es posible cerrar un ciclo sin odio, sin rencor y con la frente en alto.
La historia entre Lucero y Manuel Mijares no fue una simple relación de famosos.
Fue un lazo auténtico, con sus momentos luminosos y también sus sombras.
A través de las revelaciones recientes de Lucero, hemos podido ver la dimensión humana detrás de dos íconos de la música latina.
Su historia es un recordatorio de que el amor no siempre dura para siempre, pero puede transformarse en algo igualmente valioso: respeto, gratitud y amor por lo que fue.
En una época en la que las rupturas tienden a convertirse en espectáculos mediáticos, la madurez con la que ambos han manejado su separación es un ejemplo de integridad emocional.
Y aunque sus caminos amorosos se hayan separado, el eco de su historia conjunta sigue resonando en la música, en sus hijos y en la memoria colectiva de quienes alguna vez soñaron con un amor como el suyo.
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