Manuel Mijares es, sin lugar a dudas, una de las voces más reconocidas de la música pop en español.
Con una trayectoria que abarca varias décadas, su vida personal y profesional ha sido una mezcla de éxito, desafíos y una notable capacidad de resiliencia.
Desde sus primeros años marcados por la influencia artística de su familia, hasta sus momentos más dolorosos, como la pérdida de sus padres, y su muy comentada relación con la cantante y actriz Lucero, Mijares ha sabido transitar los altibajos con dignidad y perseverancia, convirtiéndose en un referente indiscutible del panorama musical latinoamericano.
Nacido el 7 de febrero de 1958 en la Ciudad de México, José Manuel Mijares Morán creció en un hogar donde el arte tenía un lugar especial, gracias principalmente a su madre, María del Pilar Morán, quien era profesora de danza y quien desde muy temprana edad lo impulsó a explorar sus inclinaciones musicales.
Su infancia estuvo marcada por una formación que combinaba la disciplina y la sensibilidad artística, aunque su padre, un médico estricto y tradicional, deseaba un futuro diferente para él.
La constante tensión entre las expectativas paternas y el deseo de Mijares por dedicarse a la música formó parte de sus primeros conflictos personales, pero también lo empujó a reafirmar sus convicciones.
A los 20 años, su vida dio un giro dramático cuando su padre falleció repentinamente a causa de un infarto.
Esta pérdida marcó profundamente a Mijares, dejándole un vacío emocional con el que tuvo que aprender a convivir mientras intentaba abrirse camino en el mundo artístico.
Años más tarde, también enfrentaría el fallecimiento de su madre, quien había sido su mayor apoyo emocional y artístico.
Lejos de hundirse en el dolor, Mijares canalizó su tristeza en su música, encontrando en ella una forma de sanar y rendir homenaje a sus seres queridos.
Su carrera profesional comenzó a tomar forma en los años 80, cuando empezó a participar en festivales y programas de televisión.
Fue en 1986 cuando lanzó su primer álbum homónimo, que incluyó temas como “Bella” y “Soñador”, canciones que de inmediato captaron la atención del público.
Poco tiempo después llegó el éxito rotundo con “Soldado del Amor”, uno de los sencillos más emblemáticos de su carrera, que lo catapultó a la fama en América Latina, Estados Unidos e incluso Japón, donde también logró posicionarse como un artista de renombre.
Durante las décadas de los 80 y 90, Mijares se consolidó como uno de los intérpretes más importantes del pop romántico en español.
Sus álbumes lograron certificaciones de oro y platino, y sus giras internacionales lo llevaron a compartir escenario con otros grandes nombres de la música.
También prestó su voz a canciones de películas animadas, mostrando su versatilidad artística y su habilidad para conectar con públicos de todas las edades.
A lo largo de su carrera ha colaborado con artistas de diferentes generaciones y géneros, manteniéndose vigente en un mundo musical en constante transformación.
Una parte esencial de la historia de Mijares es su relación con Lucero, otra figura icónica del espectáculo mexicano.
La pareja se conoció en 1987 durante el rodaje de la película “Escápate Conmigo”, donde rápidamente surgió una conexión especial.
Con el tiempo, su relación se convirtió en una de las más mediáticas del país.
Se casaron en 1997 en una ceremonia televisada que fue vista por millones de personas en todo México y América Latina.
La boda, que parecía sacada de un cuento de hadas, capturó la imaginación del público y marcó el inicio de una etapa muy visible de su vida personal.
Sin embargo, como sucede en muchas relaciones de alto perfil, el matrimonio de Mijares y Lucero no estuvo exento de dificultades.
La intensa vida profesional de ambos, sus múltiples compromisos y giras, así como la constante atención mediática, fueron elementos que pusieron a prueba su unión.
Con el tiempo, la relación comenzó a mostrar señales de desgaste, hasta que finalmente, en 2011, anunciaron su separación de manera amistosa.
A pesar de su divorcio, han mantenido una relación cordial y madura, especialmente en lo que respecta a la crianza de sus dos hijos.
La forma en que ambos han manejado su separación ha sido ampliamente elogiada por el público, sirviendo de ejemplo de respeto y cooperación entre exparejas.
A lo largo de los años, Mijares ha compartido en entrevistas algunas de sus reflexiones más íntimas sobre la vida, el amor y la música.
Siempre ha sostenido que el éxito no debe medirse únicamente por la fama o el dinero, sino por la capacidad de tocar el alma de los demás a través del arte.
Esta filosofía ha guiado su carrera y lo ha ayudado a mantenerse fiel a su esencia, incluso en tiempos de cambio.
Lejos de buscar notoriedad superficial, Mijares ha preferido cultivar una carrera sólida basada en la calidad artística y el compromiso con su público.
Hoy, a más de cuatro décadas de haber iniciado su carrera, Manuel Mijares continúa siendo un artista vigente y respetado.
Sus conciertos siguen convocando a miles de seguidores, muchos de los cuales han crecido escuchando sus canciones y lo consideran parte esencial de la banda sonora de sus vidas.
Con una voz inconfundible y una presencia escénica que se mantiene intacta, Mijares demuestra que la verdadera grandeza artística no se desvanece con el tiempo, sino que se fortalece con la experiencia y la pasión por lo que se hace.
La vida de Manuel Mijares es testimonio de cómo los sueños, la disciplina y la capacidad de sobreponerse a la adversidad pueden dar frutos extraordinarios.
Su historia personal, marcada por momentos de profundo dolor pero también de grandes logros, es fuente de inspiración para quienes creen en la fuerza del arte como herramienta de transformación.
A través de su música, Mijares ha logrado no solo entretener, sino también acompañar emocionalmente a varias generaciones, dejando una huella imborrable en la historia de la música en español.
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