Frida Kahlo, la emblemática pintora mexicana, no solo dejó un legado artístico impresionante, sino también una historia de lucha constante contra el dolor físico y emocional que marcó su vida y, finalmente, su muerte.

Este artículo revela detalles poco conocidos sobre sus últimos años, su estado de salud y las circunstancias que rodearon su fallecimiento, tal como se presenta en un documental reciente.
Desde su nacimiento el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México, Frida Kahlo enfrentó múltiples problemas de salud.
Padeció espina bífida, una enfermedad congénita que afectó su columna vertebral y limitó su movilidad durante toda su vida.
A los seis años, contrajo poliomielitis, lo que debilitó aún más su pierna derecha, dejándola más delgada y causando dolor crónico que la acompañó hasta la adultez.
A pesar de estas dificultades, Frida fue una joven activa, alentada por su padre a practicar deportes como lucha y boxeo, y a desarrollar su creatividad a través de la fotografía y la pintura.
Sin embargo, a los 18 años, su vida dio un giro trágico cuando sufrió un grave accidente de autobús que le fracturó pelvis, costillas, clavícula, piernas y pie derecho, además de desplazar tres vértebras.
Este accidente la sometió a 35 operaciones y largos periodos de reposo, durante los cuales comenzó a pintar para sobrellevar el dolor y la soledad.
Durante su recuperación, Frida descubrió en la pintura un medio para expresarse y explorar su identidad.
Se pintó a sí misma repetidamente, plasmando no solo su imagen física sino también su sufrimiento, su feminidad y su filosofía de vida.
Obras como *La columna rota* (1944), donde se retrata con la columna vertebral fracturada, reflejan la crudeza de su realidad.

Su arte se convirtió en un escape del dolor, pero también en una forma de aceptación de su condición.
Frida afirmó: “Nunca pinto sueños o pesadillas, pinto mi propia realidad”.
Su obra está impregnada de símbolos de su herencia mexicana y de su vida personal, lo que la convirtió en un ícono cultural y un símbolo de superación.
En 1929, Frida se casó con Diego Rivera, un renombrado pintor muralista.
La relación fue intensa y complicada, marcada por infidelidades de ambos lados y conflictos personales.
Diego era mayor, con una salud frágil y un carácter dominante, mientras que Frida enfrentaba sus propios demonios físicos y emocionales.
A pesar de las dificultades, su amor persistió, y aunque Frida deseaba tener hijos, sufrió tres abortos debido a las secuelas de su accidente.
La relación se tensó aún más cuando Diego tuvo un affair con la hermana menor de Frida, Cristina Kahlo, lo que llevó a la pareja a divorciarse en 1940.
Sin embargo, se reconciliaron y volvieron a casarse el mismo año, estableciendo un acuerdo que les permitía cierta libertad en sus relaciones personales.
Los años 40 fueron particularmente duros para Frida.
Su salud empeoró y tuvo que cambiar su corsé de yeso por uno de acero, que le causaba un dolor intenso.

Empezó a considerar el suicidio como una salida al sufrimiento constante.
En 1953, ya con fama mundial, realizó su primera exposición individual en México, asistiendo en silla de ruedas y en su propia cama, mostrando su fortaleza y espíritu a pesar de la adversidad.
Sin embargo, el 19 de abril de 1954, Frida fue ingresada al hospital por un presunto intento de suicidio.
Poco después, tuvo que someterse a la amputación de su pierna derecha por debajo de la rodilla debido a una gangrena causada por una infección bacteriana.
Esta pérdida la sumió en una profunda depresión, reflejada en sus diarios donde plasmó sus ideas suicidas y el dolor de dejar a su esposo.
En el mes siguiente, sufrió varias complicaciones, incluyendo una caída que le provocó una herida en el glúteo y una bronconeumonía.
A pesar de que los médicos le recomendaron un tratamiento avanzado en Varsovia, Frida prefirió viajar a Guatemala, donde participó en una protesta política junto a Diego Rivera.
Finalmente, la madrugada del 13 de julio de 1954, Frida Kahlo falleció en su casa azul en Coyoacán a los 47 años.
La causa oficial fue una embolia pulmonar, aunque existieron especulaciones sobre un posible suicidio debido a su estado físico y emocional deteriorado.
Su última frase escrita en su diario fue: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”, reflejando su deseo de liberarse del sufrimiento.
![]()
Su cuerpo fue trasladado al Palacio de Bellas Artes, donde cientos de personas, incluyendo intelectuales, políticos y su esposo Diego Rivera, se reunieron para despedirla.
Posteriormente fue incinerada en un evento íntimo, al que asistió el expresidente Lázaro Cárdenas, quien entonó canciones revolucionarias en honor a la artista.
Frida Kahlo no solo es recordada por su arte, sino también por su valentía y su capacidad para transformar el dolor en belleza y mensaje.
Su vida es una lección de superación, resiliencia y autenticidad que sigue inspirando a mujeres y artistas en todo el mundo.
Su historia, llena de tragedia y pasión, demuestra cómo una persona puede florecer a pesar de las adversidades más crueles, dejando una huella imborrable en la cultura y el arte universal.