Graceland, la icónica mansión de Elvis Presley en Memphis, Tennessee, es uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Estados Unidos, visitado por millones de fans que desean acercarse al legado del Rey del Rock and Roll.
Sin embargo, hay una parte de esta legendaria casa que ha permanecido cerrada y prohibida durante más de cuatro décadas: el segundo piso, el espacio privado donde Elvis vivió sus últimos años y donde aún se conserva intacta su esencia más personal.
Ahora, por primera vez, Riley Keough, nieta de Elvis y nueva guardiana de Graceland, revela detalles profundos y emotivos sobre este santuario familiar que el público jamás debería haber visto.
Desde la muerte de Elvis el 16 de agosto de 1977, el segundo piso de Graceland ha permanecido cerrado.
No se trata de un simple acto de misterio o de una estrategia publicitaria, sino de una decisión familiar clara y respetuosa.
Vernon Presley, padre de Elvis, fue enfático al dejar claro que nadie debería subir allí porque ese espacio no formaba parte del espectáculo ni del turismo, sino que era el verdadero hogar del cantante.
El piso superior está intacto, sin restauraciones ni limpieza profunda, conservando objetos personales, muebles y recuerdos tal como Elvis los dejó.
Uno de los detalles más impactantes es que el reloj sobre la cama de Elvis está detenido a la hora exacta en que llegaron los paramédicos tras su fallecimiento.
Las habitaciones, los libros junto a su cama, los discos apilados, incluso los frascos de colonia, permanecen en su lugar.
Este nivel de preservación convierte el segundo piso en una cápsula del tiempo, un santuario donde el tiempo parece haberse detenido para honrar la memoria del Rey.
Riley Keough, hija de Lisa Marie Presley y nieta de Elvis, creció rodeada de historias y leyendas familiares, pero su relación con Graceland es mucho más profunda y personal.
A diferencia de la mayoría de los visitantes, Riley ha tenido acceso a este espacio prohibido y describe el piso superior como el refugio de Elvis, el lugar donde podía ser él mismo lejos de los reflectores y la fama.
Ella revela que ese espacio era donde Elvis componía música, leía, lloraba y soñaba en paz.
Más allá de los lujos y la fama, era su santuario privado.
Riley cuenta que las habitaciones han permanecido cerradas no para ocultar secretos, sino para preservar las emociones y recuerdos que allí habitan.
“Su colonia aún flota en el aire”, dice, y añade que los objetos personales permanecen exactamente donde Elvis los dejó.
Uno de los lugares más fascinantes es el estudio privado de Elvis, decorado con paneles de madera oscura y estanterías llenas de libros sobre numerología, teología cristiana y misticismo oriental.
Este espacio refleja el lado más introspectivo y complejo del cantante, muy alejado de la imagen pública del ícono del rock.
Entre los objetos que Riley encontró en el segundo piso, destacan cuadernos con garabatos, pensamientos dispersos, oraciones y letras de canciones escritas a mano por Elvis.
En una página, la palabra “libre” aparece repetida una y otra vez, mostrando un lado vulnerable y humano del artista que muchos desconocían.
También encontró cartas sin enviar, algunas dirigidas a su madre Lisa Marie, que revelan la lucha interna de Elvis con la soledad y la búsqueda constante de paz.
Estas cartas cambiaron la perspectiva de Riley sobre su abuelo, mostrando a un hombre que no solo fue un ícono musical, sino también alguien que enfrentó profundas batallas personales.
El baño donde Elvis falleció también se mantiene intacto, sellado como un mausoleo, un espacio que funcionaba como refugio y lugar de meditación.
Además, existe una habitación llamada “la habitación tranquila”, un pequeño espacio con iluminación cálida y cojines donde Elvis iba a desconectar y reflexionar, lejos de la constante vigilancia y el ruido de su vida pública.
El misterio que rodea el segundo piso de Graceland ha alimentado durante años teorías y rumores, entre ellos la creencia popular de que Elvis fingió su muerte y que existe un túnel secreto bajo la mansión que le permitiría desaparecer cuando quisiera.
Aunque no hay pruebas oficiales que confirmen la existencia de dicho túnel, algunos exempleados y visitantes han insinuado su posible existencia, y la familia Presley nunca ha comentado al respecto.
Elvis se volvió cada vez más reservado en sus últimos años, reduciendo sus apariciones públicas y pasando la mayor parte del tiempo en el segundo piso de Graceland.
Algunos interpretan esto como una preparación para su desaparición, aunque otros lo ven simplemente como un retiro necesario para su salud y bienestar.
Tras la muerte de Lisa Marie Presley en 2023, Riley Keough asumió la responsabilidad de cuidar Graceland y el legado de su abuelo.
Aunque abre nuevas puertas y comparte aspectos inéditos de la vida privada de Elvis, mantiene el segundo piso cerrado, respetando el espacio sagrado que representa para la familia.
Riley enfatiza que no busca convertir el dolor en espectáculo ni monetizar la intimidad familiar, sino ayudar a la gente a comprender al hombre detrás de la leyenda.
Para ella, algunas historias no necesitan ser vistas, sino escuchadas y respetadas.
Se sabe que Elvis grababa constantemente en su estudio privado, no para el público, sino para sí mismo, explorando ideas y probando sonidos.
Sin embargo, gran parte de estas grabaciones permanecen inéditas y almacenadas en archivos que aún no han sido completamente digitalizados o publicados.
La familia y los archivistas reconocen que existen documentos, cartas y cintas que podrían ofrecer una visión más completa del artista, pero por ahora, estos tesoros permanecen protegidos, esperando el momento adecuado para ser revelados.
Graceland no es solo un museo o una atracción turística; es un lugar de memoria, respeto y amor hacia Elvis Presley.
La decisión de mantener el segundo piso cerrado es una muestra del profundo respeto que la familia tiene hacia su historia y su legado.
Riley Keough, como nueva guardiana, representa la continuidad de esa protección y el compromiso de preservar la esencia del Rey del Rock and Roll, no solo como ícono cultural, sino como ser humano con sus luces y sombras.
Este artículo busca ofrecer una mirada íntima y respetuosa sobre el lado menos conocido de Elvis Presley y Graceland, revelado a través de los ojos de su nieta, y cómo este legado sigue vivo en el corazón de su familia y millones de admiradores en todo el mundo.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.