La Trágica Vida Y Muerte De Emma Roldán

Emma Roldán, una figura emblemática del cine mexicano, es recordada por su rostro inolvidable y su voz inconfundible, aunque nunca fue la protagonista de las películas en las que participó.

Emma Roldán - EcuRed
Su carrera abarcó más de cinco décadas y más de 300 películas, compartiendo escena con leyendas como Sara García, Pedro Infante y María Félix.

Sin embargo, detrás del éxito y la sonrisa que mostraba en pantalla, se escondía una vida marcada por la soledad, la pérdida y la resiliencia.

 

Emma Roldán nació el 3 de febrero de 1893 en San Luis Potosí, México, hija de José María Roldán y Virginia Reina.

Fue la segunda de cuatro hermanos y creció en un ambiente rodeado de cultura, ya que sus padres administraban un pequeño hotel frente al Teatro de la Paz, un importante centro cultural de la ciudad.

Desde su infancia, Emma quedó fascinada por el teatro, observando desde la ventana cómo las multitudes acudían a las funciones nocturnas.

 

Su pasión por las artes escénicas se intensificó con el tiempo, y conoció a Pedro Jesús Ojeda, un joven actor de teatro infantil con quien se casó y tuvo dos hijos, Ema y Pedro.

La pareja se mudó a Monterrey, pero la vida nómada del teatro desgastó su matrimonio, y Emma regresó a San Luis Potosí con sus hijos para reconstruir su vida.

 

Poco después, Emma se unió a la compañía teatral Esperanza Megó, comenzando su carrera como bailarina y segunda soprano.

En una gira por Cuba conoció a Alfredo del Diestro, actor y director chileno, con quien se casó y se mudó a Colombia.

Allí, recorrieron el país llevando el teatro y la ópera a pueblos remotos, muchas veces viajando a caballo o en mula.

Estos años fueron cruciales para que Emma se consolidara como actriz.

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Regresaron a México y se integraron a prestigiosas compañías teatrales, incluyendo las de María Teresa Montoya y Virginia Fábregas.

En la década de 1920, el cine comenzaba a ganar popularidad, y Emma, con su formación teatral y rostro expresivo, se adaptó perfectamente al cine mudo.

 

En 1922, Emma debutó en el cine con la película muda *María*, filmada en Colombia.

Más tarde, ella y Alfredo se trasladaron a Hollywood, donde trabajaron en varias producciones.

A su regreso a México, Emma participó en películas revolucionarias dirigidas por Fernando de Fuentes, como *El prisionero 13*, *El compadre Mendoza* y *Vámonos con Pancho Villa*, consolidándose como una actriz imprescindible en la época de oro del cine mexicano.

 

Uno de los hitos en su carrera fue la película *Allá en el Rancho Grande* (1936), considerada el inicio oficial de la época de oro del cine mexicano y un éxito internacional.

Emma compartió créditos con grandes estrellas y su papel marcó un antes y un después en su trayectoria.

 

Aunque nunca tuvo papeles protagónicos, Emma Roldán fue la reina de los personajes secundarios memorables: la abuela fuerte, la vecina entrometida, la mujer chismosa o la matrona de lengua afilada.

Su carisma, ingenio y presencia magnética hicieron que cada personaje fuera inolvidable para el público.

 

Trabajó con los grandes iconos de la época, desde Sara García hasta Pedro Infante y María Félix.

Su versatilidad le permitió moverse entre comedias y dramas con naturalidad, ganándose el respeto y cariño tanto de colegas como de espectadores.

Emma Roldán

Además de su carrera actoral, Emma exploró otras pasiones como el diseño de moda.

Vivió en París durante un tiempo, donde desarrolló un refinado sentido estético que luego aplicó en la creación de vestuarios para sus películas.

A su regreso a México, abrió un taller de costura, combinando así sus dos grandes amores: el arte y la moda.

 

Fuera de las cámaras, Emma era conocida por su bondad y generosidad, ayudando discretamente a colegas en momentos difíciles.

Pese a la fama, su vida personal estuvo marcada por pérdidas, incluyendo la muerte de su esposo Alfredo del Diestro en 1951.

 

En sus últimos años, Emma continuó trabajando con la misma pasión y energía, incluso participando en telenovelas como *Viviana*, donde interpretó a Matilde, la bondadosa criada.

Sin embargo, la vejez y problemas cardíacos comenzaron a afectar su salud.

 

El 29 de agosto de 1978, mientras se dirigía al estreno de una opereta en el cine Chapultepec acompañada de su hija, Emma comenzó a sentirse mal.

A pesar de los esfuerzos médicos, sufrió un infarto y falleció, dejando un legado imborrable en el cine mexicano.

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Emma Roldán no solo fue una actriz prolífica, sino un símbolo de la época de oro del cine mexicano.

Su capacidad para convertir papeles secundarios en personajes inolvidables la convirtió en un referente para generaciones de actores y espectadores.

 

Sus restos descansan en la cripta familiar del panteón francés, pero su espíritu sigue vivo en más de 300 películas que forman parte fundamental de la cultura cinematográfica de México.

Emma demostró que la grandeza no siempre necesita estar en el centro del escenario, sino que puede brillar desde el corazón de cada historia.

 

Hoy, más de 127 años después de su nacimiento, Emma Roldán sigue siendo una de las figuras más queridas y respetadas del cine nacional, un ejemplo de pasión, perseverancia y entrega que inspira a todos los amantes del arte.

 

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